Ayotzinapa, herida eterna

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Intolerancia a la violencia que azota México, es lo que llevó al pintor Francisco Toledo por medio del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y del Patronato PROAX, a convocar a la apertura de una bienal de cartel por los 43 normalista de la normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, desaparecidos por fuerzas del estado y criminales en septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero.

Cincuenta carteles en sala, pasillos y cafetería del IAGO, y que hace unas semanas formaron un Muestra en el Museo de Memoria y Tolerancia compuesta por tan solo 21 piezas, cantidad que obedecía al tamaño del pabellón del lugar.

“Era entonces una muestra muy enfocada con la muerte y el ambiente de violencia que predomina en el país.”

Cuenta la asistente de dirección del IAGO, Inari Reséndiz, comenta que para esta exhibición en Oaxaca se realizó una nueva selección en la que participó la artista Laureana Toledo.

“En esta exhibición se puede encontrar posturas esperanzadoras, posturas desesperanzadora, carteles que promuevan la unión, la crítica, la reflexión.”

Inari cuenta que, en esta nueva muestra de carteles se permiten otras visiones, con gente tendiendo uniones entre el 68 y el 43, en un país de masacres cíclicas, que enfocan sus balas contra estudiantes.

Acompañando a caminos de sangre y autobuses de la muerte, a pupitres ahogados en un agua impune, a jóvenes amarillos decapitados con la tinta como plasma que chorrea, con acuarelas expresionistas sobre un hombre que comprueba el fuego de su propia alma desalmada, asesina, donde todo lo que un día brilla es capaz de reducirlo a cenizas.

“El país del que más recibimos carteles fue Irán, las condiciones de vida de la gente allá están también muy vinculadas con la violencia.”

Comenta Reséndiz, sobre un país de persecuciones políticas, con ecos y puntos de similitud con este México lindo y jodido. “No somos el único país que está viviendo injusticias y condiciones de impunidad.”

“Generar memoria a partir de múltiples sujetividades demanda volverse activo en los procesos de transformación. Proyectar un futuro colectivo donde estas catástrofes no se repitan, donde no sean olvidadas.”

Comenta el escritor Tryno Maldonado en un texto, que recibe a una exposición con 25 mexicanos participantes, y el resto venidos de países como Polonia, Alemania, Portugal, Argentina, Chile, Cuba y Ecuador, y que se encontrara exhibiéndose en el IAGO hasta el 26 de junio.

Según Inari, se planea que esta exposición se convierta en itinerante, para que se continúe hablando de la impunidad y el horror, que han rodeado a la desaparición forzada de 43 muchachos y a la que el gobierno federal puede estar presuroso en poner punto final, pero que ha llegado para no salirse de una memoria colectiva que no quiere terminar igual.

Como Irwin Homero Carreño, primer lugar de la Bienal, deja en claro con su calavera sangrando sometida en una posición similar a las que los 43 chicos desaparecidos viajaron con rumbo a su infortunio, apiñados como cerdos en la batea de una camioneta cutre.

O también puede que esa sea la metáfora de un país que se revuelca en sus propias falacias de justicia, México, en el que se decía que no pasaba nada, y que cuando pasaba tampoco pasaba nada.

Hoy …pasó.