Isonomía: El problema de la basura. La batalla por nuestra Ciudad

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Alberto Alonso Criollo

El gobierno de la ciudad se enfrenta a un grave y complejo problema en el tratamiento de sus residuos urbanos, precipitado por el cierre definitivo del basurero a cielo abierto,  radicado en el municipio de Zaachila. Igualmente afectados varios municipios conurbados que, sin embargo no asumen una estrategia  proactiva y parecen  esperar a que  el municipio  de Oaxaca resuelva  el problema para beneficio de todos. Y eso, dicen los que saben, no pasará.

Prácticamente sin recursos económicos y en un entorno adverso de cambiantes circunstancias y de actores relevantes no solidarios, el gobierno capitalino encabezado por el presidente Francisco Martínez Neri, ha volcado las capacidades institucionales y de recursos humanos para hacer frente a tan intrincada problemática. En esa ruta, se visualizaron por lo menos tres momentos críticos en la recolección, procesamiento y depósito final.

En la recolección se hizo énfasis en la importancia de sensibilizar a la población en la necesidad de la clasificación de residuos y sobre todo en la urgencia de apelar a   la solidaridad de la base trabajadora  sindicalizada para mejorar el servicio de recolección y acompañar el proceso de cambio. En la fase de procesamiento se definió la decisión de aprovechar  los residuo orgánicos para la elaboración de composta utilizable como abono.

La estrategia indica el  aprovechamiento de  los residuos inorgánicas reciclables y por último, compactar la mayor parte de los residuos inorgánicos no reciclables para   aprovecharlos como materias de combustión en grandes hornos industriales. Los residuosno utilizables,  alcanzarían un porcentaje mínimo que necesitarían de un destino final. Obviamente esto supone la disposición de un gran terreno, relleno sanitario y espacio de compactación de residuos para incineración.

Siguiendo el principio de respeto al medio ambiente, el espacio físico de depósito final de ninguna manera se piensa como tiradero convencional a cielo abierto o  de gran impacto pernicioso en la contaminación ambiental. Al contrario, sería una especie de planta procesadora ajustada a rigurosos criterios de protección al medio ambiente y sujeto a permanente a certificación por parte de autoridades ambientales del estado y de los municipios vecinos.

Hasta ahí la dimensión técnica del problema se atendió con la voluntad y recursos del gobierno municipal. Sin embargo, cubierta la ruta técnica; aparece la dimensión política y social  en donde se expresan circunstancias adversas y  actores relevantes que  tienen responsabilidad en el tema y que no se solidarizan con este gran problema colectivo que interesa a todos los vecinos, principalmente de la Ciudad de Oaxaca,  pero que concierne a toda la zona metropolitana.

Y es que el problema en su complejidad reclama la participación de todos los niveles de gobierno: el del nivel estatal y de los gobiernos municipales de la zona conurbada e incluso del gobierno federal.   Al mismo tiempo; la renuencia de las comunidades a aceptar que  en su territorio  se establezca el terreno de procesamiento, depósito y compactación;  no puede resolverse más que por la vía de la concientización,  el consenso y la negociación.

En extremo difícil,  conseguir la autorización de las comunidades para ceder terreno de procesamiento y depósito, si no interviene el aval y el compromiso de  la autoridad municipal y sobre todo la del estado   de que el proyecto integral basa su despliegue en el respeto al medio ambiente y al derecho comunitario a un entorno saludable. Ahí por supuesto la voz autorizada de la academia debería involucrarse, dado su gran peso en el imaginario colectivo.

Por lo demás es necesario continuar con el trabajo de concientización con la ciudadanía que se manifiesta crecientemente interesada e informada sobre los intereses políticos y personales de algunos actores que no se suman y hasta obstaculizan la solución del problema. Ahí se localiza una variable de alta potencia que debe activarse porque hay una indiscutible postura de solidaridad   de la ciudadanía con su gobierno municipal por lo menos en este tema.

Es imprescindible profundizar la alianza con la ciudadanía y los grupos organizados de la sociedad civil para que tomen partido en la solución del problema.  No hay duda de que en el corto plazo, con un eficiente trabajo de información y concientización, la ciudadanía entenderá la gran batalla por la ciudad que está dando el gobierno municipal en su propuesta de cambios en el sistema de tratamiento de los residuos sólidos a a contracorriente de oscuros intereses políticos que se resisten al cambio.   ¿O usted que piensa?