Alberto Alonso Criollo
En el debate sobre los temas de la agenda pública nacional; el Presidente de la República enseña al país la gran estatura de su liderazgo y nos dice el secreto de su éxito. Es simple, Andrés Manuel es un hombre congruente que orienta sus decisiones en función del bien público. Ese es el faro que guía sus decisiones. Es la orientación que le da seguridad para sortear cualquier tormenta política por más complicada que parezca.
Como no había sucedido en la historia reciente, contamos con un presidente que genera una confianza enorme que se proyecta en la simpatía popular porque la gente tiene cada vez más claro la diferencia entre el bien público y el interés egoísta. Y conste que el fenómeno va en ascenso, las encuestas demuestran que AMLO tiene creciente apoyo a sus estrategias de política pública.
Entiendo el bien público como un conjunto de reivindicaciones universalistas que benefician a la unidad social en su conjunto. La contraparte serían reivindicaciones de clase, de grupo, de gremio, de organización, etc. Es decir reivindicaciones de actores individuales o colectivos en una posición, de privilegio o subordinación, en una sociedad compleja, diferenciada, jerárquica y hasta de dominio.
Del lado de la gente, la agitación generada por la develación de operaciones depredadoras de la economía nacional auspiciadas desde las cúpulas del poder político y económico durante los últimos sexenios, ha provocado mayor crispación social. Esa indignación está traduciéndose en una posición crítica de la ciudadanía que huele, percibe y finalmente cuestiona los argumentos interesados , egoístas, facciosos o unilaterales.
Se está produciendo un despertar nacional que debe ser comprendido en profundidad. El fenómeno anuncia un incremento en la participación política bajo modalidades amplias y acaso inéditas. Eso constituye una reducción de espacio de maniobra para la oposición que no acaba de entender que estamos en un momento histórico en donde la subjetividad social, interpretará de forma negativa y con rechazó cualquier cuestionamiento hacia su presidente.
De trascendental importancia para quienes administran ese gran poder gestionado por Morena y AMLO, en el último proceso electoral, es entender que ya la gente es menos manipulable y sabrá reconocer si hay incongruencias con el proyecto nacional en donde se atente contra el bien público. Lo mismo en varias experiencias estatales, en donde la gente está impaciente, esperando que, con el mismo criterio, se aborden los problemas locales.
Usted ¿Qué opina?