Hitler vuelve y se vuelve un YuTuber

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Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. Si Adolf Hitler regresará a Alemania, ¿Qué pasaría? La interrogante que durante décadas pudo sonar a una broma muy macabra,  se convierte precisamente en eso en Ha vuelto (Alemania, 2015), la adaptación virulenta que David Wnendt ha hecho de la novela homónima de Timur Vermes.

En ella un Hitler intacto de mente y alma (atemorizante y verosímil Oliver Masucci) despierta en pleno 2015 envuelto en un círculo de fuego. No se acuerda de cómo llegó ahí ni de quien lo trajo,  y aunque a la Alemania que mira, en un principio tarda en reconocerla en su desatado progresismo de estabilísima potencia mundial, hasta que finalmente se da cuenta después de algunos juegos de manipulación, que sigue siendo el mismo hervidero de frustración y xenofobia que lo llevo al poder absoluto en 1932.

La cinta se pronuncia por la comedia, el semidocumental y la explicación política demoledora de una Alemania a la que la cinta explica como un país que internamente ha consagrado su territorio como un santuario, pero que no duda de explotar hacer y usufructo descarados si ese territorio es de los demás.

Descarnizada en su odisea de darle una segunda oportunidad a un carnicero, la cinta no toca  ni el Holocausto judío ni los diez millones muertos que dejó una  Segunda Guerra Mundial iniciada por la lucha de un hombre que propuso destruirlo todo para construir después una estampa de güeros arios cantando la tirolesa en un imponente paisaje alpino.

Aun con este chabacanisimo detalle, Wnendt no desperdicia la oportunidad para lanzar una radiografía sobre las facilidades de chamba que un mundo de YuTubers, bookTubers,  trending tropics, hashtags, comunicado hasta el cogote, puede  significarle al maestro de la propaganda más sangrienta.

El Hitler de Masucci y Wnendt no es un tipo que haga reír porque sea un patiño, es un tipo del que te puedes carcajear solo porque él se está riendo contigo. En ese aspecto el perfil psicológico e manipulador y odiador compulsivo que el histrión refleja es tal vez el estudio de carácter más completo que sobre el dictador de bigote absurdo se haya realizado.

Pues al colocarlo fuera de su tercer Reich, de su bunker mortuorio, de su saludo operístico del brazo en alto, de su encumbramiento, de su Heil Hitler, de su cenit y hundimiento frente a una  Berlín hecha pedazos e invadida por los cuatro hemisferios, encallándolo en un presente caótico donde cualquiera de sus remedos new age puede hacer explotar al mundo, la personalidad del nombre oprobio se revela en toda su etérea y torcida humanidad.

El Hitler de  Ha vuelto no es en consecuencia un monstruo,  solo es un hombre furioso, homicida y absolutamente convencido de los alcances de su odio mesiánico. Ayudado en este regreso por una ambiciosa ejecutiva televisiva a la que comparan  con Magda Goebbels (aquella que mató a sus seis  hijos antes que vivir sin el tercer Reich) interpretada por una cumplidora Katja Riemann.

Al que se suma un ya no tan joven realizador (Fabian Busch, en un registro de Michael J Fox sobrevivió al Parkinson) especie de puesta al día de Marty McFly  con todo y chalequito rojo incluido, que tendrá en su Doc Brown a uno de los mayores fratricidas de la historia, donde los dos emprenderán un camino de camaradería y  autoconocimiento para un auténtico Back to the future

Ha vuelto (con su calidad de ser una de las películas más taquilleras en la historia de Alemania) es por lo menos en su polémico y conciliador contenido, la autorreconciliación  de un país que ya es capaz de reírse de su pasado de destrucción y mala conciencia, o de volver, aunque un poco más refinado en sus acciones, al mero centro de sus herencias más irremediables.