Los caminos y las letras de Luis Alonso Vásquez

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Por Rodrigo Islas Brito

Luis Alonso Vásquez cuenta que, las letras siempre le llamaron su atención. Desde la secundaria, se las pasaba dibujándolas, como una especie de tic nervioso que muchos confundieron con cierta dosis de locura.

Antecedido de Zaachila Extended, una serie de talleres y cursos sobre la fuerza de la tipografía, que Alonso tuvo la oportunidad de impartir y coordinar, el diseñador gráfico y catedrático muestra por estos días en la Casa de la Ciudad una exposición que resume sus obsesiones y ese cruce que define su diseño, con su trabajo como docente, el cual ha venido desempeñando desde hace22 años.

En la expo, Luis muestra seis piezas entre las que destacan una intervención que replantea la imagen del grafiti a través del grafito, tomando como tema la evolución y el desarrollo de la letra.

Además de un video muy corto sobre las influencias en la letra impresa de Adrian Frutiger, tipógrafo capital fallecido el año pasado, cuyas letras diseñadas hoy son usadas por todos, todo el tiempo

Y Logos-Tips, una apropiación de rótulos urbanos, intervenidos cromáticamente y redibujados en la fuerza y sintonía de su palabra.

Dando rienda suelta a sus conocimientos sobre teoría del diseño, estética y producción artística, Luis Alonso afirma que no se considera un artista, pero que hoy los campos y las disciplinas se encuentran muy mezclados, con muchas hibridaciones.

Para su fascinación con la letra a, el diseñador se remite a contar que las letras que usamos en el alfabeto latino, no vienen todas del mismo origen, pero si de un origen muy antiguo.

“Los fenicios quienes les heredan los trazos básicos a los griegos, tenían un signo básico, el aleph, que representaba la cabeza de güey, siendo uno de los antecedentes más claros para la construcción de nuestra actual letra a”.

“Esa cabeza de güey se transformó al final en un signo de trazos cruzados, que por cuestiones geométricas se terminó girando y concluyó siendo la A mayúscula que conocemos”.

Egresado en la UAM, el diseñador gráfico comenta que en su nueva experiencia expositora intento definir como las letras se pueden presentar de diferentes maneras.

“Sobre la estructura básica que nos enseñan en la primaria hay una infinidad de formas específicas. Letras que usamos para una multiplicidad de cosas, letras para invitaciones, para escribir nuestro nombre, para ponernos serios, para intentar ser elegantes, para créditos de películas. Hay letras especiales para todo”.

Catedrático de diseño gráfico, bajo cuya guía han pasado generaciones de diseñadores gráficos de la Universidad Mesoamericana, y a últimas fechas de la Universidad Anáhuac, Luis Alonso considera que, como maestro se ha encontrado estudiando todo lo que uno tendría que estudiar.

“Cuando se termina una licenciatura uno no es eso que el titulo dice. Si tuvo suerte aprovecho algunas cosas de la universidad, encontró algunos caminos, adquirió alguna bibliografía y conoció una que otra persona interesante”.

“Pero después de ahí todo es una tarea personal, la indagación, la búsqueda, la construcción de sí mismo, la verdadera profesionalización”.

Luis dice con la certeza de un monje tibetano pasado por una sobredosis de cafeína que dar clases es fabuloso, pues te obliga a capacitarte todo el tiempo.

“Al menos que no te importe porque tienes una plaza de maestro de la que ya no te van a mover, no puedes darte el lujo de quedar mal. Serías un gran fraude, además está ese encuentro con el otro, el diálogo que se establece y va cambiando con el paso del tiempo “.

El maestro afirma que a veces se pregunta, si el que cambia es él, o los que cambian son los alumnos. Después rediseña su duda.

“O tal vez solo son los tiempos los que cambian, pues seguramente las generaciones actuales están más desencantadas que las anteriores, pero por otra parte, tú también lo estás”.

Recuerda que cuando comenzó a dar clases en la Universidad Mesoamericana la carrera de Diseño Gráfico era totalmente nueva, llevando tan solo dos semestres de haber surgido.

“En Oaxaca el diseño gráfico se ha ido asentando poco a poco”.

Se le cuestiona entonces su punto de vista sobre los memes que abundan en las redes sociales que hablan y filosofan sobre las dificultades por la que pasa un diseñador gráfico en este país a la hora de cobrar honrosamente su chamba.

“Eso pasa en todas las disciplinas, pensemos en la medicina, que esta aparentemente más privilegiada. Pero si uno tiene un amigo, compadre o familiar doctor, también le pide una consulta gratis”

“No acaban de conocerse tanto la práctica como los beneficios que el diseño gráfico puede tener, pero eso es algo que se seguirá superando con el tiempo. Ahí también vendrá y viene la responsabilidad de los propios diseñadores al ir colocándose, no solo en términos de mercado, sino de su propia calidad y responsabilidad”.

Si de su exposición en la Casa de la Ciudad surgirá un nuevo camino de artista conceptual y explorador de los vericuetos de la imagen, Alonso asegura que no tiene una agenda al respecto.

“La producción de cierto tipo de discursividad es algo que se nos da a todos. Al final todos tenemos un poco de artistas”.