La independencia para crear: Museo Belber Jiménez

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Una foto tomada por la mítica Tina Modotti a Fred Davis, con una amorosa dedicatoria llama la atención en una de las principales salas del Museo Belber Jiménez.

Davis fue pareja de William Spratling, el artesano estadounidense que se incrustó en Taxco, Guerrero, y lo llevó a ser un pueblo de extracción minera, a convertirse en un pueblo netamente artesanal.

Spratling, considerado padre de la joyería mexicana de hoy en día, dejó un gran legado con su obra y su apostolado del diseño, el cual transmitió a discípulos y artesanos joyeros como Antonio Pineda y Matilde Poulat.

Ramón Jiménez Cuen, director del Museo Belber Jiménez, platica estas cosas frente a la obra del artesano y diseñador norteamericano.

Habla también sobre la residencia planeada para invitados especiales y amigos del museo, la cual su fundador, Federico Jiménez Caballero, construyó como una red de curadores, amigos, benefactores que aman el proyecto.

“La intención es invitarlos a que vengan y conozcan Oaxaca desde la idea de Museo y nos apoyen con la aportación de textos e ideas para crear un sentido.”

“Es un grupo muy abierto, artistas, pintores, personas que aman el arte popular. Que aman a Oaxaca.”

Comenta Ramón y menciona a Elizabeth Biondi, foto editora por quince años de la reputada revista New Yorker, como la primera representante de este programa, existiendo la posibilidad de que un par de diseñadoras alemanas que trabajan el textil la sustituyan, en fechas aún por definirse.

El Belber es museo muy particular, pues cuenta con una colección invaluable y permanente donada por sus fundadores, el diseñador joyero Federico Jiménez Caballero, y la antropóloga Elena Belber. De la cual solo el cincuenta por ciento está en el museo.

Cuen menciona que el museo se pronuncia por el uso de curadurías muy selectas a partir de la interpretación de la misma colección.

“La efervescencia de espacios es muy positivo para Oaxaca, pero también hay que tener cuidado que lo que se produzca sea bien curado y realmente sostenible por sus valores estéticos.”

Para ejemplo de ello, este siete de mayo la artista Trine Ellitsgaard decidió realizar y exponer obras cuyo manejo textil está basado en los trajes regionales de la colección de arte nativo americano del museo, en sus canastos navajos y sus saltillos.

El director menciona los distintos tipos de eventos que existen para sostener un museo privado e independiente con la misión de crear una visión muy particular, lejos de los apoyos oficiales.

“Nos preocupa mucho cuidar ese sentido de independencia que nos permite la libertad de crear cosas. De entablar un diálogo.”

Cuen menciona la buena línea que el Belber ha mantenido con los eventos culinarios, organizados y realizados por restaurantes que desde su independencia se dan a la tarea de promover y autogestionar su propia economía.

Con evento de Cocina abierta, donde el público ha podido disfrutar desde unas deliciosas conservas hasta un buen vino y en excelente mezcal, pasando por la más sabrosa cerveza artesanal, invitando a diferentes chefs a producir sus propios eventos.

A ocho años de haber sido abierto el Belber. Jiménez, Ramón mira la presencia del museo con el público como “un proceso que tiene antes que nada gozarse, pues para gozar las cosas hay que ir muy despacio. No hay otro camino.”

El alguna vez también director del MACO, habla de Jason Phol, el artífice de Gorila Glass, joyería para perforación y extensión, quien fue invitado para exponer en el patio una pieza de vidrio.

La cual consiste en una serie de placas, algunas de ellas recicladas, colocadas en diferentes tamaños y pulidas en diferentes colores, las cuales en algún momento del día producen sombras bastante peculiares.

“Muchos artistas han llegado con la pasión de exponer y vender su obra, pero esto es un museo, no una galería.”

“Es proceso colaborativo para producir mejor obra, aportar un valor estético a su quehacer. Este espacio no es para traigan su cuadros y los vendan.”

Clarifica Ramón Jiménez Cuen sobre un lugar que a paso confiado va ganándose su propio espacio.