La niñez que vemos en los semáforos

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Por Claudia Galguera

 

¿Estamos de acuerdo que no hay nada más contagioso que la sonrisa de la niñez? El problema es que no todas esas sonrisas vienen de un lugar feliz, no al menos la de los millones de niñas y niños en el mundo que tienen que trabajar.

Según Datos del informe Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir de la UNICEF, 160 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años están sometidos al trabajo infantil. Casi la mitad (79 millones) están realizando trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud y sus vidas.

En Oaxaca las cifras tampoco son halagadoras, ya que, según el INEGI, Oaxaca ocupó en 2022 el cuarto lugar de los estados con mayor porcentaje con 18.5% de trabajo infantil en la entidad, apenas por debajo de Guerrero con el 24.5, Chiapas con el 20.8 y Nayarit con el 19.1%.

En nuestra entidad, en muchas comunidades rurales los niños empiezan a trabajar la tierra y las niñas en quehaceres domésticos, desde temprana edad, esto impide muchas veces su desarrollo educativo y redunda en falta de oportunidades en su edad adulta.

En las zonas urbanas de nuestro estado, podemos observar que también hay infancias sometidas a trabajo forzado, como los que hacen piruetas en los semáforos, las niñas que venden fruta en el alto, los que venden chicles en el centro. Las y los vemos, y no hacemos nada, solo se nos estruja el corazón.

Peor aún, las miles de niñas y niños invisibles para la sociedad, sometidos a la explotación sexual o a actividades relacionadas con el tráfico de drogas.Estas niñas y niños tendrían que estar jugando, estudiando y siendo cuidados y protegidos, se ven expuestos a abusos y violencia, se perpetua lacondición de pobreza e inequidad social, y son los adultos del mañana que, por llevar una vida complicada, con afectaciones severas en lo físico y en lo mental, por vivir en condiciones extremas, son latentes candidatos para ser reclutados en actividades ilícitas.

¿Qué podemos hacer?

Como sociedad estamos obligados a exigir a nuestros gobernantes, propuestas y acciones que deriven en estrategias en la lucha contra el trabajo infantil, como la educación universal obligatoria, legislación para la protección integral a la infancia, sensibilización sobre el respeto a los derechos de la infancia.

Es un hecho que muchas niñas y niños que realizan actividades remunerativas, se ven obligados por la falta de ingresos familiares, y se vuelven desde temprana edad en pilares económicos del hogar, la falta de oportunidades de trabajo también forma parte de la problemática.

Como sociedad somos observadores permanentes de lo que pasa en nuestras calles, nada cambiará si no nos volvemos activos defensores de los derechos de las personas en mayor estado de vulnerabilidad, las niñas y niños tienen derechos, el derecho de jugar, de educarse, de alimentarse. Los adultos sociedad y gobiernos somos los encargados de ello, sin embargo,los vemos, ahí en el semáforo, pero la verdad, no los estamos viendo.