Aprueban Ley de Desarrollo Forestal Sustentable

0
245

Por: Carlos Edmundo Cruz

“Rechaza el plástico descartable. Si no puedes reusarlo, rehúsalo.

Juntos podemos trazar el camino hacia un planeta más limpio y verde».

— António Guterres, Secretario General de la ONU

Hay un riesgo en el aire… y en el agua, el suelo, la ciudad: se llama contaminación, y si no se toman medidas serias desde ahora,  pronto este problema rebasará la capacidad de gestión de las autoridades y la ciudadanía.  Es acuciante, es como apuntar un arma contra nuestra cabeza y no darnos cuenta. Lamentablemente, el país tiene problemas tan evidentes, que resulta difícil poner atención en aquellos que a mediano o largo plazo, podrían impactar con la misma acritud al grueso de la población.

La inseguridad, la violencia, la corrupción, son problemas que con justa razón ocupan un lugar central en las discusiones sobre el presente y porvenir del país, los percibimos con viveza, porque, siguiendo mi metáfora, escuchamos los balazos, nos rosan o pegan, por eso andamos a salto de mata. No sucede lo mismo con la contaminación, pues sus consecuencias son menos perceptibles en el día a día para el grueso de la población.

Por tal motivo, pasó desapercibida la aprobación de la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable, promulgada el 5 de junio. Ese martes el presidente firmó también 10 decretos para  proteger las cuencas de 10 ríos que abastecen de agua a la población mexicana (55 por ciento del agua superficial del país). Igualmente, se subrayó el papel destacado de México en el Acuerdo de Paris, al suscribir diversos compromisos para reducir el calentamiento global y conservar la biodiversidad.

Debemos reconocer avances en materia de medio ambiente y biodiversidad en nuestro país, la cuestión es que aún hay muchos temas pendientes; la rapacidad de las Mineras, o la eventual aprobación de una Ley de Aguas ajena al interés comunitario, son ejemplos de ello. Una vez más la efectividad de las acciones gravita en torno al cumplimiento del Estado de Derecho, y con la nueva Ley Forestal, la representación del Estado recae de forma relevante en los municipios y se sustenta, a su vez, en  la participación conjunta de actores privados y públicos.

Es aquí donde la ciudadanía tiene un rol importante, pues el municipio es la unidad público-política básica. Recientemente se aprobó esta Ley, donde se prevé que paguen a los propietarios de los bosques para protegerlos, entre otras acciones. Hoy escuché a una candidata a concejal hablar sobre puntos verdes para pagar el predial, y a un candidato a diputado subrayar la importancia de los impuestos  pigouvianos.  Eco puede, hoy, insinuar una ligera sonrisa, pero debe tener los ojos muy abiertos.

­