CENTINELA: Sin dignidad…no habrá buen futuro

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Rafael García Zavaleta.

Hace unos días, un camarada me envió un mensaje con un texto de la segunda década de la segunda mitad del siglo inmediato anterior, atribuido a John F. Kennedy, “Those who make peaceful revolution imposible, make violent revolution inevitable” (Aquellos que hacen imposible la revolución pacífica, hace inevitable la revolución violenta). Lo que me hizo reflexionar sobre la situación que vivimos sociedades de varios países de Latinoamérica, con quienes tenemos caracteres en común.

De esos necios y grupos de abusivos, los tenemos en Brasil, Venezuela y desde luego, en México. Particularmente en México se vive un estado de alteración emocional, de zozobra, de hastío, de amargura, impotencia e indignación, por tanto abuso del grupo gobernante y de la llamada clase política.

Casi todos están concentrados en el tema del estado de México, donde en menos de diez días habrá jornada electoral, que puede convertirse en un escenario propicio para ensayar un mega fraude electoral, no a un partido, sino a la estoica sociedad en que nos hemos convertido, pues el conformismo y la debilidad de carácter nos ha reducido a aceptar que pase lo que pase, en este país “no pasa nada”.

Somos pocos los que nos atrevemos a manifestar nuestras inconformidades ante autoridades de los tres órganos de gobierno, federal, estatal y municipal. Somos pocos los que no sabemos quedarnos callados ante tanta infamia, rapacidad, complicidad de las autoridades y funcionarios con el crimen organizado, con los señores de la maña. Somos pocos los que nos atrevemos a alzar la voz ante la complicidad de los representantes y grupos mafiosos en los partidos políticos que impulsan a personajes vinculados con el crimen o con el narcotráfico, para hacerlos diputados, presidentes, senadores, gobernadores y hasta presidente de la república.                                                                                                                                             Y digo que somos pocos, porque hay muchos que alzan la voz, hacen plantones y marchas, pero con la finalidad de que les den alguna migaja del presupuesto, del dinero que es de todos. Hablo de los pocos que se manifiestan porque en realidad quieren un mundo mejor para todos, hablo de esos pocos, a ,os que muchos llaman locos soñadores.                                                                                        En otro orden, de nada sirve que se denuncie ante la Fepade, ésta es una institución que no sirve ni cumple con el fin para el que fue creada, que solo sirve para derrochar el erario público, que es recurso de los ciudadanos, que pertenece a la población, que solo sirve para la venganza y el revanchismo criminal-político.          Es compleja, difícil, inequitativa y desigual la realidad que vive México, por eso no debe resultarnos ajeno que 2018, pudiera llegar a convertirse en el parteaguas, y que aquellos que hoy hacen imposible la revolución pacífica, hagan inevitable la revolución violenta, como manifestación natural de una sociedad harta de tanta violencia, tanto cinismo y opresión de los ladrones que hoy desgobiernan a esta nación.                                                                                                      Consideremos por ejemplo, la procuración y administración de justicia. Ambas resultan inoperantes e ineficaces. Si revisamos, el homicidio de Luis Donaldo Colosio, jamás se sancionó a todos los que participaron en ese magnicidio. Se procesó al hermano de Carlos Salinas De Gortari, Raúl, que al final se le absolvió. Los que investigaron la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes de la normal, la Institución Procuradora de Justicia, se inventó una “versión histórica”, que resultó ser una falacia. Se le acusó a Elba Esther Gordillo, de diversos delitos fiscales y ahora resulta que el poder judicial empieza a devolverle su libertad. O no están capacitados quienes estuvieron a cargo de la integración de las averiguaciones previas, hoy carpetas de investigación, o el poder judicial se ha convertido en mercenario de la justicia, como pudimos verlo con los jueces federales de amparo, que resolvieron amparos a un joven presunto co violador en Veracruz y el otro presunto narco que no pudo ser trasladado y encontró el escenario propicio para fugarse del penal.                                                                                                                    Estimado lector, te has puesto a pensar que nuestros ministerios públicos no sirven más que para acumular paquetes de hojas impresas, en averiguaciones y carpetas de investigación, que finalmente los jueces, magistrados y ministros, les dicen que no sirve su trabajo de procuración de justicia.                                                           Desde luego, ver que les conceden la libertad a delincuentes detenidos en flagrancia, o con acreditaciones de responsabilidad con pruebas contundentes, pero que los jueces dejan de valorar porque no fueron incorporadas dichas pruebas correctamente por el fiscal en los juicios orales, provoca decepción, frustración y deseo de justicia por propia mano en las víctimas. Quizás para evitar estas decepciones en la población que resulta ser víctima de delitos, habría que establecer una defensoría de oficio o asesoría de oficio para víctimas, que no sean los mismos abogados que pertenecen a las defensorías de oficio, a los que asesoren a las víctimas. Que estén bien pagados, pero que para su incorporación a la institución aprueben exámenes para acreditar su calidad profesional y ética. Aunque creo que puede resultar un poco tarde, porque ya 2018, lo tenemos a la vuelta de la esquina y quizás ya no sea necesaria la vía pacífica.                                             Parece imposible concebir que en un futuro inmediato, en esta sociedad y nuestros gobernantes valoren el esfuerzo académico y la capacidad profesional. Esa capacidad que no se adquiere vagando de ciudad en ciudad en época lectiva, o acaso se podrá llegar a ser buen profesionista ¿andando de vago por el mundo? Considero que no, por eso me surge otra pregunta, qué clase de profesionistas pueden llegar a ser esos jóvenes, hijos de millonarios, hijos de narcos o de políticos o altos funcionarios de la administración pública, como los hijos del Secretario de Desarrollo Social, Sedesol, Luis Miranda Nava? Pero si las cosas siguen como están, no podemos tener la menor duda de que en algunos años, el hijo de este secretario, llegue a ser también secretario de estado, donde acredite un impresionante curriculum académico, con maestrías y hasta doctorado. Pero cuidado, el 2018 debe dar paso a una transformación pacífica del actual estado de cosas, pero si no fuera así, prefiero la necesaria reacción violenta, a que esta sociedad siga de rodillas relamiendo su cobardía… porque sin dignidad…para los mexicanos no habrá buen futuro.