El uso medicinal del cannabis y su debate en América Latina

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El Economista.

Ciudad de México. Luego de casi un año de la aprobación en el Congreso de Colombia del uso medicinal y científico de la marihuana (en mayo del 2016), el ministerio de Salud y Protección Social expidió el decreto con el que reglamenta el cultivo, la comercialización y el uso de semillas de la planta de cannabis para dicho fin.

Aunque aún quedan más de seis meses para que los productos se puedan empezar a comercializar, el diario La República decidió indagar cómo se ha movido este tema en América Latina. En siete países de la región todavía se está dando este debate, mientras que sólo en Uruguay, Colombia, Argentina y Chile se han tomado ya medidas para regular el uso terapéutico de la marihuana.

México es uno de ellos. El 14 de diciembre del año pasado, el Senado aprobó su uso. Sin embargo, aún falta que el dictamen pase por el Congreso, el cual puede rechazar o hacer modificaciones. En cuanto a lo aprobado hasta ahora, la secretaría de Salud sería la encargada de diseñar las políticas. Inicialmente, el acceso sería a través de farmacias habilitadas y con prescripción médica.

Brasil es otro de los países en el que está la discusión. La ley brasileña actual considera a la tenencia o al consumo de drogas como un delito. Incluso, si es en pequeña cantidad contempla penas alternativas como prestar servicios a la comunidad.

Los únicos avances que ha tenido el gigante sudamericano en la materia es que en el 2015 el gobierno de Dilma Rousseff sacó a un derivado del cannabis (Cannabidiol) de la lista de sustancias prohibidas.

Así mismo, en enero del 2017 el país registró el compuesto medicinal Mevatyl (para pacientes con esclerosis múltiple), el cual se elabora a partir del cannabis y se comercializa en 28 países del mundo.

De acuerdo con Ana María Gazmuri, directora ejecutiva y creadora de la Fundación Daya, organización que ha liderado el uso medicinal del cannabis en Chile, “en América Latina es la sociedad civil organizada la que está impulsando la regulación y la democratización del uso terapéutico de la marihuana”.

Por esto, destacó que en países como Costa Rica, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Perú se está empezando a hablar sobre el tema en el legislativo. Añadió que su organización ha ido a hacer ponencias al respecto a Paraguay y Ecuador, para contribuir al debate sobre el tema.

En relación con los países que cuentan con alguna reglamentación sobre el uso terapéutico de la marihuana, el primer ejemplo es Uruguay, que en el 2013 se convirtió en la primera nación de la región que reguló el comercio de marihuana.

No obstante, según el diario uruguayo El Observador, será hasta el próximo 2 de mayo cuando se abra el registro de consumidores de cannabis con lo cual se iniciará la etapa de expendio de marihuana estatal en farmacias. A mediados de julio, “cerca de 30 farmacias venderán el producto que, inicialmente, se venderá a 1.30 dólares el gramo, en paquetes de cinco gramos”.

En referencia a su país —Chile—, Gazmuri señaló que aún está vigente la Ley 20,000 proclamada por el presidente Ricardo Lagos, la cual intentó separar el tráfico del uso personal. “El problema de haberse planteado así es que, en la práctica, los usuarios personales fueron acusados de microtráfico cuando en la ley hay tres artículos que hacen la salvedad del tratamiento médico”, reseñó Gazmuri.

Solo hasta el 2015 hubo un cambio en la mirada judicial, puesto que la Corte Suprema de ese país empezó a fallar a favor de los usuarios. “Ese año, la presidenta Michelle Bachelet también permitió la importación de fármacos con una base de cannabis”, relató Gazmuri.

De hecho, Chile fue el primer país en América Latina que tuvo un cultivo de cannabis medicinal legal. El proyecto, con 425 plantas, fue organizado por la Fundación Daya a finales del 2014 y hoy ya van por el tercero.

Entre tanto, en Argentina el 29 de marzo se aprobó el uso medicinal de la marihuana. Allí, cuenta Gazmuri, que “aunque no se permite el autocultivo, empieza el camino de la producción e investigación y de garantía de la gratuidad desde que los pacientes estén en el registro”.

Así entonces, como dice Gustavo Escobar, CEO de Ecomedics, empresa colombiana que ya tiene licencia para hacer los procesos de extracción de derivados, “gracias a que la ley también da la posibilidad de exportar, hay un potencial grande en América Latina y también en Europa por las 40 enfermedades que puede tratar el cannabis”.

¿Qué sigue después del decreto?

Según Gustavo Escobar, CEO de Ecomedics, aunque la expedición de este decreto en Colombia es un avance, aún faltan las resoluciones del ministerio de Salud y Protección Social, en relación con la fabricación de los derivados y del ministerio de Justicia y el Derecho, con la licencia de semilla y de cultivo, las cuales pueden estar listas en uno o dos meses. Luego de seis meses de la resolución, podrían estar los productos a la venta, los cuales tendrán una presentación similiar a los fármacos tradicionales (cremas, gotas).