“Máquina de guerra” francesa de 1920, llega a hacer arte a Oaxaca

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Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. “¿Es esta una máquina de guerra?” preguntaba hace poco más de dos meses uno de los ocho estibadores que venían con la grúa Hércules que intentaba meter por todos los posibles métodos, en el interior de un local de normal tamaño ubicado en la colonia San Felipe del Agua de la ciudad de Oaxaca, las ocho toneladas de la prensa y maquina con motor y ruedas, J Voirin, nacida en 1920.

Se tumbó una pared, se quitó una puerta de vidrio y el acostumbrado viene se tornó en un compromiso imposible y demencial. Pero al final, y tres horas y media después esa especie de locomotora del arte pudo entrar y empezar a cavilar los sueños.

El sábado pasado ese local ubicado en la calle Jacarandas se convirtió en el Taller de Gráfica La Máquina. A lo que el arquitecto e iniciador de todo este viaje, el artista Francisco Limón decidió echarle la culpa a alguien más.

“Así le puso al Taller mi amigo Guillermo Olguín, cualquier cosa reclámenle a él  Limón, Olguín y el coleccionista de arte, Arturo De León, son las voluntades detrás de este esfuerzo, cuyo periplo empezó cuando el máximo responsable del reputado e histórico Taller Clot, Bramsen & George, Christian Bramsen, le preguntó en París a Limón si ese monstruo mecánico de su propiedad no se vería mejor en Oaxaca.

“Un danés la quería comprar para llevársela a Copenhague, pero se desapareció en un barco. Christian me dijo que si me interesaba la máquina, que le pagara nada más lo que había invertido embodegándola y que me la llevara o si no se iba a ir a la fundición”.

“No quedan más de veinte en todo el mundo .Empezaron a desaparecer y a caer en el desuso con la Guerra y la invención del offset”. Señala Limón sobre este pedazo de símbolo de la industrialización que lo mismo producía etiquetas para latas de sopa, que señalizaciones para las carreteras.

“Los artistas recuperan este tipo de prensas para hacer litografía. Hasta donde tenemos noticias en América Latina esta es la única prensa existente en su tipo”.

“Afortunadamente Limón estuvo lo suficientemente loco como para aventarse este paquete” dice Christian Bramsen, quien viajó a Oaxaca para la inauguración del taller y poner al punto su potente y antigua “locomotora”.

Limón trabajo durante muchos años de cerca con el Taller Clot, Bramsen & George, y específicamente con el padre de Christian, el legendario litógrafo de origen danés, Peter Bramsen.

“La primera vez que entre al taller y la vi funcionando, me pareció una cosa alucinante” dice Limón mientras mira el metal negro que envuelve a su nuevo proyecto.

Dos aduanas, un barco, dos puertos marítimos, cuatro grúas y ocho toneladas en movimiento después, Limón informa que con la donación del casi un siglo de historia, también llegó una prensa manual de 1870 y diez piedras litográficas

La prensa ya tiró en su nueva etapa oaxaqueña una primera edición a cuatro tintas de una litografía del pintor Guillermo Olguín

El columnista y crítico de arte Fernando Gálvez de Aguinaga bromea y señala que si en su anterior taller Limón sacabatres grabados por mes, ahora puede sacar hasta tres mil copias en dos días. Limón ríe, lo tira a loco y precisa:

“Cuesta trabajo ajustarla, pero una vez que ya está ajustada con márgenes y todo, el tiraje es relativamente muy rápido. En dos días hicimos un tiraje de 25 estampas a cuatro tintas, lo cualsería dos o tres semanas de trabajo en una prensa manual”.

Por su parte Bramsen señala que el hecho de que la prensa sea única, hace que puedan hacerse logros técnicos que no se encuentran en otra herramienta

“Es más rápida, con un tiraje más regular y con una calidad de la primera a la última estampa que no se puede lograr en una prensa manual. Con esta automatización ahora corresponde a los artistas, galeristas, editores, decidir si quieren hacer un tiraje más pequeño en una prensa manual o uno más grande en esta prensa, lo cual implica una democratización del arte”.

“Si el tiraje se vuelve más grande el precio también se vuelve más accesible, y entonces la gente puede tener en su casa una obra de arte”.

Mientras Bramsen está explicando a Limón casi se le atora el vino que está tomando al descubrir que la piedra para grabado que está sobre la prensa manual de 1870 ha sido cincelada por una firma de autor.

“¿Quién le puso eso ahí?, que no mame”, medio exclama el artista a lo que una chica italiana con rastas sale orgullosa a adjudicarse el mérito. “Búscame en Facebook, es mi firma” dice petulante la chica ante un Limón que parece beber su vino a sorbos solo para tranquilizarse y no asesinarla.

Mientras Limón trata de contener su indignación, Christian Bramsen platica que fue el juchiteco Francisco Toledo, a los 24 años, el primer mexicano en llegar al taller que él empezó a dirigir en el año 2000, tomando la estafeta de su padre.

“Después llegaron Alberto Gironella, José Luis Cuevas, Juan Soriano, los dos Coroneles. Al taller lo llegaron a llamarde broma, el anexo de la embajada mexicana”.

Clot, Bramsen & George es uno de los más afamados talleres litográficos de Francia y del mundo, nacido hace 113 años, fundado por August Clot en la Ruedu Cherche-Midi de París. El taller surgió como un espacio destinado a imprimir obras de arte, en el que el espíritu investigador de Clot, lo llevó a experimentar con la impresión litográfica a color.

Lo cual lo llevó a trabajar con buena parte de los artistas impresionistas de la segunda mitad del siglo 19. El taller fue la matriz de piezas como El Gran Baño de Paul Cezanne, Antes de la Carrera de Edgar Degas, Niño jugando a la pelota de August Renoir, Los Amantes de la Olas de Eduard Munchy Autorretrato de August Rodin.

Fue  en 1963, cuando el nieto de Clot,Guy Georges y Peter Bramsen decidieron asociarse y trasladaron el taller a la Rue Vieille du Temple con la finalidad de agrandar el espacio de producción y utilizar diversas técnicas de impresión como lo fueron la xilografía y linóleo, enfocándose especialmente en tirajes pequeños con el máximo cuidado de su elaboración, lo que atrajo a una comunidad de artistas de la época como Asger Jorn, PierreChristo, Alechinsky, Bram Velde, RolandTopor, Antonio Saura y por supuesto , el ya mencionado Francisco Toledo.

“Esta mudanza es una cuestión de corazón, de amistad y de continuidad. Mi padre tuvo una gran amistad con artistas mexicanos. En Oaxaca hay una gran concentración de artistas, no forzosamente todos oaxaqueños”.

Rememora Christian Bramsen, mientras Limón sigue sin poder creer que aquella chica italiana que se puede encontrar en Facebook, haya puesto sus brazos y su firma sobre espacios por los que tal vez desfilaron las manos de Cezanne, Degas, Renoir, Munch y Rodin.

“La ebullición de artistas mexicanos en los sesentas y setentas. La viví en Paris.Yo era muy joven, pero si era lo suficientemente grande como para darme cuenta de que algo importante estaba pasando”

Bramsen dice que puede observar que hoy en México existe una ebullición de artistas que ya no se encuentra más en Europa.

“En Europa, y no tengo miedo de decirlo, ya no existe este saber hacer, ya no hay respeto por los oficios artesanales. En México todavía lo hay, y este es muy fuerte y se puede constatar en la manera como un artista le dice al otro maestro, antes se usaba en Francia pero ahora ya no se usa más”.

Y Christian Bramsen sabe de lo que habla. Según lo consigna una publicación del Museo Nacional de la Estampa del 2009, “cada generación a la cabeza del Taller Clot, Bramsen & George ha asumido su trabajo como el de un impresor artesano”.

“Atendiendo a las necesidades de expresión de cada artista y orientándolo a la utilización de técnicas específicas para que éste pueda explorar libremente todas las posibilidades de la técnica. El taller se ha caracterizado por ser un espacio fundamentalmente litográfico, sin embargo cada generación ha aportado el uso de técnicas de impresión avanzadas por lo que hoy día en el Clot Bramsen & George se manejan técnicas de digitalización e impresión de imágenes por medios electrónicos”.

El Museo Nacional de la Estampa afirma que las posibilidades de técnicas de impresión en el taller, sumada a la experiencia transmitida por tres generaciones de maestros grabadores y la búsqueda constante de experimentación de los artistas, han sido la causa fundamental de que más de 500 artistas de 70 nacionalidades distintas hayan impreso con el Clot, Bramsen & George.

¿Deja en buenas manos esta prensa?, se le pregunta a Bramsen. “Si,absolutamente. Tengo una confianza ciega en este tipo tan extraño”, dice el francés mientras señala a Limón quien parece haber resuelto ya el conflicto con la chica italiana de firma casi famosa.

Ya más tranquilo, se le pregunta a Limón que viene para el nuevo Taller de Gráfica La Máquina.

“Hacer ediciones, invitar a artistas de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, a que vengan a trabajar con nosotros. Tenemos un sistema de residencias y estamos en el proyecto de crear un circuito de artistas para que puedan producir y exponer”.

¿Esta invitación también incluye a artistas oaxaqueños?, se le cuestiona. Al artista e impresor la pregunta le produce extrañeza.

“Por supuesto, que acerquen. Hablamos y vemos”. Limón le da un trago a su vino, mira a la chica italiana, quien entre la falta de traducción y su auto confianza, parece todavía no haberse dado cuenta del entripado que ha causado.

Francisco Limón decide no quedarse con las ganas y con el empuje de la “locomotora” J Voirin modelo 1920 que trajo desde el otro lado del Atlántico, le agradece:

“Gracias por hacernos granear otra vez esta piedra”.