Nestora Salgado cuenta sus razones desde la cárcel

0
148

Por Rodrigo Islas Brito

La comandante Nestora Salgado García, integrante de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, Política Comunitaria en el municipio de Olinalá, en la región de La Montaña de Guerrero, fue detenida el 21 de agosto de 2013 acusada de al menos 50 secuestros.

En su momento el hasta hace unos meses gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, solicitó a la fiscalía general de su estado, el desistimiento de la acción penal en favor de Nestora Salgado.

En contraste, personajes como Alejandro Martí e Isabel Miranda de Wallace acusaron a Ortega de querer liberar a una plagiaria, que pedía 50 mil pesos por liberar a sus víctimas. Presentando a la prensa a cinco presuntas víctimas de secuestro del grupo que encabezaba Salgado, quien según sus relatos al frente de la Policía Comunitaria de Olinalá detenía a los habitantes para pedir rescate para su liberación.

Más allá de descalificaciones o apologías sobre su persona, hoy la aun presa en el penal de Nayarit escribe sobre sus razones desde la cárcel, en una carta abierta que ha estado siendo distribuida por la organización internacional activista de derechos y causas humanas, Avaaz.

“Les escribo desde la cárcel, donde estoy detenida desde hace 30 meses, por un supuesto secuestro que nunca ocurrió. Yo, como muchos prisioneros políticos del país, estoy encerrada por luchar por la paz y por la justicia, este sí es un verdadero secuestro”:

Comienza Nestora en su misiva, relatando que en su pueblo, Olinalá (aunque según versiones periodísticas era residente de Renton, Washington) ella vivía la ola de violencia e impunidad que muchos municipios de Guerrero y de México viven desde hace años.

“Los sicarios se paseaban armados por las calles sin que nadie los detuviera, violaban niñas y niños en las escuelas primarias, dejaban a niñas embarazadas, secuestraban indiscriminadamente, extorsionaban los negocios familiares de la gente trabajadora, y todo esto sin que el Estado dijera o hiciera nada”.

Asegura la calificada en Wilkipedia como “presa política”, que en Olinalá era el miedo el que reinaba, presente en todos lados. Sin que hubiera espacios ni reductos para poder seguir viviendo así.

“Me uní a la policía comunitaria, no por gusto, sino por necesidad. Es mi obligación que mis dos hijas crezcan en un ambiente de paz, y el Estado no nos daba la seguridad que le corresponde.

“Organizarnos, es nuestro derecho como pueblo originario. La policía comunitaria fue avalada por el gobernador bajo la Ley 701 del Estado de Guerrero. Así fue que me volví la Coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, por mí, por mis hijas, por mi pueblo, por mi país.

Argumenta que al gobierno federal no le gustaba lo que las policías comunitarias hacían mucho menos cuando empezaron a denunciar a funcionarios públicos y autoridades por cometer delitos, muchas veces involucrados con el crimen organizado.

“Cuatro muchachas que estaban colaborando con los sicarios fueron detenidas por el pueblo, pero yo intervine para evitar que las quemaran. Nunca las privé de su libertad, ni las detuve por la fuerza”.

Comenta Salgado, en la única referencia que se podría considerar de bastante somera, a los cargos penales que hoy la tienen en prisión.

“Esta es mi historia, pero también es la historia de muchos y muchas en México. He peleado por mi libertad y lo seguiré haciendo hasta que lo logre”.

Anuncia Nestora, pidiendo la ayuda de la gente para solicitarle al Fiscal General del Estado que desista las acusaciones que le han hecho, a las que califica de falsas, y al Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guerrero que respete sus derechos humanos con un proceso legal imparcial.