Mujeres indígenas y afromexicanas se encuentran para defender sus derechos

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En la resistencia indígena y afromexicana las mujeres jugamos un papel trascendental, pues caminamos a la par con los hombres defendiendo nuestros territorios, recursos naturales, autonomía, sistemas normativos, medicina tradicional, radios comunitarias, lengua, etc. Esto de manera colectiva, pero también luchando con todo en la defensa y ejercicio de un buen trato y una vida libre de violencia entre mujeres, hombres, niñas y niños en nuestras comunidades.

Oaxaca tiene una complicada orografía, lo que hace difícil que una comunidad indígena o afromexicana esté enterada de las luchas similares que se realizan en otras comunidades. En este sentido, la Secretaría de Asuntos Indígenas hace eco de las voces y grupos aislados de lideresas indígenas y afromexicanas como Sofía Robles (Mixe), Juanita Vásquez Vásquez (Zapoteca), Carmen Santiago Alonso (Zapoteca), Zoila José Juan (Mixe), Imelda Conde Hernández (chinanteca), Juliana Acevedo Ávila (Afromexicana), Beatriz Amaro Clemente (Afromexicana), Silvia Pérez Yescas (Zapoteca), Felícitas Cruz Bautista (Mixteca), Antonia Pineda Ruíz (Zapoteca), Juana López (Chocholteca ┼), por mencionar algunas, quienes exigieron un espacio de reflexión y análisis para compartir desde su realidad, sus luchas, saberes, sueños y esperanzas a otras mujeres y así juntas poder incidir en leyes, programas y políticas públicas que respeten, promuevan y fortalezcan las formas de vida de las comunidades indígenas y afromexicanas.

Por lo anterior, quiero compartir el seguimiento de este espacio, sus resultados y la esperanza que significa para muchas mujeres el poder replicar los procesos en los que estuvieron o están, así como posibles resoluciones, derivados de los ejemplos de mujeres de otras comunidades.

El 4 y 5 de septiembre de 2015, se realizó el V Encuentro Estatal de Mujeres Indígenas y Afromexicanas de Oaxaca, en la Heroica Cd. de Juchitán de Zaragoza, en donde se reunieron alrededor de 150 mujeres líderes de 15 Pueblos Indígenas y del Pueblo Afromexicano, mujeres que por su trayectoria en los cargos, profesión, oficios y andar en sus comunidades tienen plena autoridad y confianza de alzar su voz, proponer soluciones, expresar y reflexionar sobre sus sentires y vivencias.

Se analizaron principalmente temas en materia de salud, participación política y propiedad intelectual, además de reconocer la imperante desigualdad que se palpa en el Estado, (no únicamente para las mujeres sino para las comunidades en su conjunto), también realizaron propuestas sustantivas a los aparatos gubernamentales y definieron importantes posturas y pronunciamientos. Desde mi apreciación, hubo discusiones concretas, críticas y análisis de avanzada.

Como la reflexión que nos compartió Felicitas Cruz Bautista, ex regidora de San Juan Mixtepec, quien hizo un reclamo a las instancias de Gobierno al momento de la inauguración: “hablando de interculturalidad, pareciera ser que el acto protocolario se acabó y lo demás ya no importa, se quedan quienes se tienen que quedar, en mi pueblo cuando hay una reunión, la autoridad se queda hasta el final, porque es su obligación”.

Felicitas también nos habló de su participación durante el cargo de regidora: “Somos historia viva, cada comunidad tiene diferente contexto, no necesitamos que de fuera nos digan cómo debemos vivir ni cómo debemos organizarnos, no somos tontos. En nuestras manos está nuestro destino… No queremos ocupar cargos en el Cabildo, a mí me costó aceptarlo, puse mi renuncia dos veces, a veces pienso que es para joderte, cumplimos el cargo, hacemos lo que se puede, la parte más difícil es no saber qué hacer, a veces quieres llorar. Era la primera vez que se  implementaba esa regiduría. A los hombres no les interesa, para esta regiduría no hay dinero; por eso es importante investigar, tenemos que estar mejor preparadas; si no haces que porque está mal y si haces algo también”

Como ella que ha compartido sus vivencias, compañeras triquis han conocido de la experiencia de las mujeres chatinas y ellas a su vez de las compañeras afromexicanas, y así sucesivamente. Mujeres que quedan hermanadas mediante la palabra y compartencia y que se dan cita cada año para la participación en este espacio, que por ser una plataforma creada a demanda de las mujeres indígenas y afromexicanas del Estado, han sido ellas quienes le han dado seguimiento y vida a este espacio de Encuentro, en consecuencia se lo han apropiado.

Desde el pensamiento Afromexicano, Angustia Torres Díaz, expresa: “Soy negra porque me enseñaron a amar las raíces negras, porqué mi madre es negra, mi padre es negro, mis abuelos son negros, y porque desde que he ido creciendo no encuentro otra palabra para definir a los habitantes de esa hermosa región que es la Costa. La historia nos ha querido blanquear, no habla de los héroes negros” “que el sonido de la charrasca, el tambor y la arcuza, nos llame y ahí estaremos las mujeres negras con las indígenas hombro a hombro”.

Doña Lidia Aguilar, nos plantea la existencia de la “violencia espiritual”. Menciona que desde la ley se señalan diversos tipos de violencia, las cuales tienen sanciones graves, pero que en ninguna se menciona la terrible violencia que está sufriendo la medicina tradicional, los lugares sagrados, las parteras y el desprestigio hacia todo lo que se encuentra íntimamente ligado a nuestra madre tierra, no existe sanción para eso, hecho que no solo lastima nuestro corazón, sino también el corazón de la naturaleza.

Así puedo señalar un sinfín de cuestionamientos, señalamientos y propuestas vertidas en los cinco Encuentros de Mujeres Indígenas y Afromexicanas de Oaxaca los cuales se han convertido en una tribuna de alta credibilidad y legitimidad, en donde las participantes están dispuestas a no detenerse y a apoyarse en todo, son sensibles y a la vez fuertes y realistas, existe el temor pero a su vez el conocimiento de que éste puede y debe ser vencido, saben que el camino no es fácil, sin embargo se animan para recorrerlo juntas y a la vez invitar a que se incluyan más mujeres.

Los dos primeros Encuentros se realizaron en la capital estatal, con una participación de entre 60 y 100 mujeres, los contenidos generados en el Primer Encuentro, fueron principalmente la construcción de la agenda de las mujeres indígenas y afromexicanas de Oaxaca y han sido publicados[1] y distribuidos a las participantes, a las instituciones estatales que atienden temas de derechos de las mujeres, así como a otras organizaciones de mujeres y autoridades comunitarias para que escuchen, conozcan, reflexionen y tomen acciones a partir de los planteamientos y recomendaciones emanados[2].

El Segundo Encuentro definió prioridades y exigencias de las mujeres indígenas y afromexicanas, mismos que se entregaron a las instancias tomadoras de decisiones en temas de No Violencia, Educación, Salud, Programas y Políticas Públicas que les afectan, Participación, Acceso a la Justicia, Acceso a la tierra, Comunicación y Migración; también se analizaron casos trascendentales y quedó fortalecido el planteamiento de que cuando avanza una mujer, avanza toda la sociedad.

El Tercer Encuentro, que se realizó en San Pablo, Huitzo, sirvió principalmente para analizar y reflexionar sobre la participación de las mujeres indígenas y afromexicanas en los diversos ámbitos en los que están presentes, como el familiar, comunitario, municipal y estatal, y en espacios como la casa, la escuela, centros de salud, centros laborales, entre otros. Esto con la finalidad de que sean las propias mujeres indígenas y afromexicanas quienes decidan sobre su trayectoria, sueños y aspiraciones dentro y fuera de la comunidad, se reconocen con capacidades de asumir roles y tareas no tradicionales, pero a la vez exigen el apoyo de los hombres, los poderes de Gobierno, las autoridades comunitarias y municipales, con la finalidad de no verse afectadas con cargas de trabajo que puedan desencadenar conflictos, violencia o sufrimiento.[3]

El Cuarto Encuentro, realizado en el municipio indígena de San Bartolomé Quialana, contó con una asistencia de aproximadamente 120 mujeres y tuvo una participación activa de las instancias y dependencias de Gobierno, las cuales informaron a las participantes cómo han adaptado sus acciones institucionales a partir de los planteamientos por el respeto a los derechos de las mujeres indígenas y afromexicanas, quienes demandaron, entre otras cosas, la amplia difusión de los resolutivos de los Encuentros Estatales y el seguimiento y realización anual de estos Encuentros, pues coincidieron que es un espacio único de reflexiones y concluyeron que los resultados obtenidos sirven de referente nacional e internacional.[4]

Las declaratorias y pronunciamientos emanados de estos encuentros han servido de insumos en el quehacer de la política pública del Estado, que se ha traducido también en acciones concretas, como el convenio entre la Secretaría de Asuntos Indígenas y el Centro de Justicia para las mujeres referente a apoyar con traductores a mujeres víctimas de violencia, así como el de ser nombradas de forma particular en el Programa por la Igualdad entre Mujeres y Hombres.

El derecho de los pueblos a ser consultados ante cualquier proyecto susceptible de afectarles, ha sido una demanda recurrente en los cinco encuentros, como lo es también la aprobación de la Reforma Constitucional en materia de Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicano de Oaxaca.

De esta forma es como honro y expreso mi admiración a las mujeres indígenas y afromexicanas quiénes son y continuarán siendo hacedoras y protagonistas de sus propias historias, sin demagogia y sin imposiciones, ellas están involucrándose e incidiendo en plataformas municipales, estatales, nacionales e internacionales, defendiendo tanto sus derechos individuales como los derechos colectivos, dándole un nuevo rumbo y sentido al mundo.