Rigoberto Pérezcano y su Carmín Tropical. Parte II

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De los 14 a los 19 años, Rigoberto Pérezcano fue un gran ciclista e incluso compitió representando a Oaxaca. Pero esa es una parte de su vida de la que ya solo podrán hablar los que la vieron, pues Rigo ya no habla de eso, “porque ya fue”.

Lo que no fue, lo que es, es Carmín Tropical, su tercera película como director y ganadora del premio a la mejor cinta en el reputado Festival de Cine Mexicano de Morelia, la cual iba a ser la primera pero que se vino abajo en su financiamiento en más de una ocasión. “El proyecto no maduraba del todo, me sigue costando muchísimo saber que género es”.

Carmín es la historia de Mabel (José Pescina) y su regreso a Juchitán para, aclarar el asesinato de su amiga Daniela, a la cual le bajo el novio y se fugó con él.

“Desde hace muchos años me interesaba la tolerancia que había en Juchitán y no pretendía hacer un documental sobre las velas y el mundo muxe. Me parecía que todos caían en lo mismo, la festividad, la diversión y la tolerancia que habita en estos personajes y en sus familias”.

“No quería hacer la clásica historia del muxe que vive y sufre, y que vive y sufre en Juchitán. Quería avanzar un poquito más. Tratando de encontrar un eje mucho más universal, en este caso la muerte”.

La muerte de Daniela, la cual nos queda clara desde el principio de la cinta con una matadora secuencia de sucesión de fotografías, la cual va desde las fotos de Daniela-niño en la primaria, hasta Daniela – mujer asesinada sobre una tierra gris con un pedazo de cinta canela rodeándole la boca.

“Me interesaba el género negro. El cual creo que es muy complicado, sin embargo no me siento capaz de hacer completamente un thriller”.

Rigo cuenta que su intención era realizar una mezcla entre la tolerancia, la intolerancia y lo que significa ser un muxe. “Estar adentro de lo que significa el género negro, una investigación criminal y sobre todo generar un suspenso, que creo que la película tiene”.

Pérezcano considera que, el cine latinoamericano tiene problemas para similar, exitosamente los géneros cinematográficos, con líneas temáticas que repiten de una película a otra.

“Me propuse acceder a un universo mucho más amplio que no sea la película panfletaria sobre la homosexualidad. La desaparición de un ser querido es algo que muxes, heterosexuales o lesbianas pueden comprender perfectamente”.

En la presentación de Carmín en Oaxaca, Rigoberto contó de las dificultades que tuvo para concluir exitosamente la película, incluso, una vez que se llegó a un primer corte, que no convenció a nadie, se adicionaron cinco días de filmación de escenas que no estaban en el borrador final del guion.

“Fue una experiencia muy grande para mi pues escribí el guion por muchísimo tiempo. Grandísimos escritores que respeto mucho me dijeron Rigo, ya está el guion”.

Sin embargo a Pérezcano le sucedió lo que a muchos cineastas les sucede, llegó a la sala de edición y se dio cuenta de que lo que una parte de lo filmado (sobre todo lo referente al final) simplemente no funcionaba.

“Esto me hizo aprender mucho más lo que significa hacer cine. Vivir siempre en la incertidumbre y no saber qué va a pasar”.

“El final no era lo suficientemente potente que yo quería. Había una confusión, los tiempos eran muy largos y no había eso que se necesitaba. A través de la edición empecé a escribir nuevamente escenas que finalmente fueron los reshots”.

Un proceso muy largo en el que Rigo tardo un año en editar y en rescribir lo ya filmado, además de enfrentar el periplo que fue el poder nuevamente conseguir los recursos para regresar a filmar particularmente un nuevo final, que quienes han visto la película califican de orgánico.

“Afortunadamente ha sido muy bien recibido, me costó mucho trabajo. Pero es el final que yo quiero”.

“Estoy satisfecho con Carmín, no sé qué pase, si recauda diez mil pesos está muy bien, si logra tener una salida comercial esta fabuloso. Esperemos a ver la repercusión que tendrá fuera de México”.

Sobre el premio en el Festival de Morelia a mejor película, Pérezcano lo califica como “un reconocimiento que llegó en un momento en el que yo estaba muy cansado y tremendamente agotado. Estaban inaugurando el festival y nosotros todavía estábamos revisando la primera copia”.

“Ahí fue la primera exhibición en público. El premio fue muy sorpresivo”, recuerda Rigo con un dejo de satisfacción, “pase lo que pase con esta película lo importante es seguir filmando y seguir trabajando en lo que quiero”.

Mucha gente le pregunta Rigoberto Pérezcano porque hace cine, a lo que él solo responde que eso es algo en lo que ya no me puede echarse para atrás,” porque sale peor”.

“Es una necesidad, ahorita estoy trabajando ya en mi siguiente película y el ponerme a escribir lo que algún día quiero filmar es algo que viene natural. Es lo único bueno que realmente puedo hacer ahorita”.

Luis Buñuel, Abbas Kiarostami, Aki Kaurismaki, Carl T Dreyer, Fernando Méndez, Billy Wilder, son solo algunos de los cineasta a los que Rigo y su cinefilia regresan cada cuanto, “yo jalo parejo”.

De vuelta a la pregunta de porque hace lo que hace, Pérezcano finalmente se anima a dar una respuesta.

“Hago cine para, saber cómo funcionamos y como somos los seres humanos. El cine es un medio de conocimiento. No concibo hacer una película que no tenga esos rasgos, que me lleve a moldear o rellenar esos espacios blancos entre los personajes .La naturaleza humana es algo que me sigue entusiasmando”.

Pérezcano mira al cine como una carrera complicadísima, en donde nunca se sabe de dónde puede salir una grandísima película o que tanto las personas que se dedican a hacerlo puedan seguir haciéndolo.

“Me interesan los temas que tienen que ver con los oaxaqueños”, afirma el cineasta y a Oaxaca también parece interesarle bastante el cine de Rigoberto Pérezcano.