Alfredo Martínez de Aguilar
A la luz de los procesos electorales locales en curso este año 2023, pero sobre todo ante la sucesión presidencial en 2024 y el proceso electoral correspondiente, el Dr. Eduardo de Jesús Castellanos afirma:
“La Cuarta Transformación y el Humanismo Mexicano, son solo otros tantos mensajes publicitarios o eslogan de campaña para movilizar a las bases electorales tradicionales o cautivas del partido gobernante”.
“No se traducen, subrayó enfático, en cambios estructurales y políticas públicas que modifiquen de manera sustancial, y no solo discursivamente, las decisiones fundamentales políticas y económicas de México”.
A lo largo de los siglos XX y XXI, las ideologías nacionales necesariamente incluyen un componente geopolítico que conoce su propia evolución: reconstrucción de Europa, independencias nacionales y descolonización, nueva colonización económica, Guerra Fría y conflictos regionales, hasta llegar a un nuevo orden mundial con una nueva potencia económica: China.
En México, la suscripción del TLC –hoy TMEC- y del Tratado con la Unión Europea entraña en sí misma la adopción de un modelo de desarrollo sustentado en la democracia económica y política, así como una identificación geopolítica; modelo que hasta el momento no ha sido cuestionado ni derogado por la nueva élite gobernante, puntualizó.
El Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de París, Francia, y posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas por la Universidad de Alcalá, España, arribó a esa conclusión en su análisis “Ideología y movilización política: Los límites objetivos del humanismo mexicano”.
El Dr. Castellanos Hernández participó en el Seminario “Cuarta Transformación e Ideología: La Narrativa del Humanismo Mexicano”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en Xalapa, Veracruz.
El profesor investigador oaxaqueño de la Facultad de Derecho de la UNAM, aseguró que ninguna de las plataformas ideológicas ni los programas de acción de los partidos políticos nacionales propone abandonar el modelo de democracia económica y democracia política.
“La división y el equilibrio de poderes es una quimera en México, pues todas las clasificaciones del presidencialismo mexicano coinciden en el desequilibrio que necesariamente conduce a un presidencialismo autoritario, más aún cuando el presidente tiene apoyo militar y mayoría legislativa suficiente para reformar la ley”.
“La autodenominada 4T y el Humanismo Mexicano no incluyen un cambio de modelo constitucional ni de régimen político. Solamente han aderezado el tradicional presidencialismo constitucional autoritario con un populismo que se traduce en mayor o menor éxito electoral del partido gobernante”.
Refirió que en la campaña presidencial de 2018, el candidato triunfante presentó al electorado como parte de su oferta política una “Cuarta Transformación de la República”, sin que la misma estuviese sustentada en acciones específicas de ruptura y cambio en la estructura de gobierno o en las políticas públicas de la democracia económica y política referida previamente.
Su victoria electoral, sujeta a muchos otros factores, indica que de haber tomado en cuenta el electorado la propuesta de la 4T, esta pudo funcionar a lo sumo como un buen mensaje publicitario o slogan de campaña. Lo mismo sucede con el “Humanismo Mexicano” que supuestamente legitima a su vez a la 4T.
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