La agricultura en México: cuando el agua es la protagonista

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Andrea de Vivar

A pesar de suponer una parte importante del PIB mexicano, la agricultura de regadío es una gran desconocida entre el público general. Muchas ideas arraigadas en el imaginario común tienen como base principios obsoletos que hace tiempo que se quedaron atrás. Es más: a día de hoy, el agricultor medio mexicano dispone de herramientas digitales suficientes como para hacer palidecer a cualquier millennial.

A este arsenal de tecnología hay que sumar que México  es, además, un país puntero en la gestión del agua, una capacidad que viene dada por una limitación fundamental: la escasez del recurso hídrico. Por tanto, la suma del manejo eficiente del agua y la digitalización de la agricultura dan como resultado un sistema agrícola sostenible, al menos en el plano teórico.

El término de productividad agrícola está intrínsecamente relacionado con el de productividad del agua, que no es otra cosa que la relación entre el volumen de alimentos producidos con respecto al agua utilizada. Según la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, este se ha incrementado positivamente, lo que denota que queda mucho por hacer al respecto de las pérdidas de agua en sistemas hidráulicos para riego. La cantidad de agua que necesita un cultivo para la máxima producción, depende de las condiciones climáticas y del estado de desarrollo del mismo y es básicamente la cantidad de agua que consume en un cierto tiempo. “Desde SupPlant, nuestro objetivo es abordar y proporcionar una solución eficaz a los desafíos del sector agrícola en México, al cambiar el concepto básico de los métodos de riego y utilizar información meteorológica hiper precisa e hiperlocal, nuestra tecnología, permite ahorrar agua, reducir costos, mejorar la productividad y el rendimiento” comenta Ori Ben Ner, CEO de SupPlant, empresa de tecnología agraria.

Las estrategias de reducción de huella hídrica en la agricultura deben dirigirse, por tanto, a reducir el volumen de agua no productiva asociada con el proceso hidrológico, conocido como evapotranspiración (la suma de la evaporación y la transpiración de las plantas). Existe un sinnúmero de medidas que un agricultor puede implementar para mejorar sus rendimientos, desde la mejora de la estructura del suelo y su fertilidad, hasta la selección de variedades de cultivos y patrones de siembra apropiados, lo cual requiere conocimiento detallado de la gestión agrícola y del contexto local. Por lo general no hay una solución única definitoria, sino que lo adecuado es la selección de una combinación de medidas para cada caso.

La clave está en la tecnología.

“El futuro de la agricultura está estrechamente ligado a adoptar todas las tecnologías disponibles para ser competitivo. La otra clave de la innovación en el sector se centra en el uso de herramientas digitales para ayudar al agricultor a tomar decisiones sobre datos que permitan hacer más rentable su cultivo” asegura Ori.

Los sensores de SupPlant, detectan el estado de cada planta se colocan, de manera estratégica en suelo profundo, suelo poco profundo, tallo, hoja y fruto. Gracias a ellos el agricultor tiene acceso, mediante la aplicación a los patrones de crecimiento de las plantas y sus frutos, cambios climáticos y necesidades de riego. Mediante algoritmos agronómicos, sensores, inteligencia artificial y tecnología basada en la nube los agricultores consiguen cultivos más duros frente a las inclemencias del tiempo, ahorran recursos y el aumenta el rendimiento de la planta. Los usuarios tienen acceso fácil, rápido y actualizado cada 30 minutos a gráficos, planes de riego, datos climáticos, patrones de crecimiento de la planta de cada una de sus parcelas. Gracias a la experiencia, de la empresa israelí,  en Big-Data junto con los datos provenientes de la planta en tiempo real gracias a los sensores y algoritmos únicos, ofrecen a los usuarios información realmente valiosa para ajustar el riego y conseguir plantas saludables y fuertes por mucho tiempo.

Aunque a día de hoy ya hay algunos procesos totalmente modernizados, la realidad es que en gran medida se siguen utilizando métodos artesanales a la hora de preparar la tierra para la siembra, al tratar las semillas antes de sembrarlas, en la distribución de espacios para el aprovechamiento del terreno, regadío, etc… La importancia de mantener el equilibrio perfecto entre la tecnología, la ciencia y las tradiciones es la pieza fundamental del desarrollo de alimentación sustentable, amigable con el ambiente, y al mismo tiempo que se refleje en una estabilidad alimentaria que dé respuesta a la demanda de alimentos en el país y fuera de sus fronteras. “Al final, la sabiduría que da la tierra y los avances tecnológicos nos permiten día a día, disfrutar de las bondades de la naturaleza y generar alimentos de forma constante e igualitaria a otros países del globo” concluye Ori.