Apremian a cambiar la forma de producción y consumo de alimentos

0
542

La Jornada

Los desafíos ambientales y nutricionales existentes obligan a la transformación de los sistemas alimentarios globales y locales hacia versiones sostenibles y realmente nutritivas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), entre otras instancias globales, han expresado la urgencia de llevar a cabo ese cambio.

La agricultura consume 70 por ciento del agua dulce y contribuye con casi 30 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La producción alimentaria también es responsable de 75 por ciento de la pérdida de biodiversidad agrícola, y para 2050 el mundo necesitará 50 por ciento más de comida.

Aunado a esto, 821 millones de personas padecen hambre y otros 2 mil millones sufren carencias de micronutrientes; en contraparte, el sobrepeso y la obesidad aumentan. Tan solo en América Latina y el Caribe uno de cada cuatro habitantes padece esta última enfermedad.

En este contexto, en febrero de 2019 en México se formó el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competencia (Gisamac), en el que participan las secretarías de Agricultura, Economía, Educación, Medio Ambiente, Bienestar y Salud e instituciones de investigación.

El propósito del Gisamac es afrontar de forma integral y transversal el problema que enfrenta la cadena agroalimentaria, desde la producción en el campo hasta la industrialización y los eslabones de suministro e incluso el comportamiento del consumidor.

Ese grupo busca la construcción de un sistema agroalimentario y nutricional nuevo, así como establecer un cambio sistémico, estructural y paradigmático en la forma en que producimos y consumimos alimentos en México.

Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, sostuvo que el propósito es construir nuevo sistema agroalimentario y nutricional, justo, saludable, sustentable y competitivo e informó que el 17 de enero próximo sesionará el Gisamac.

En tanto, Katia García Maldonado, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor y vocera de la Alianza por la Salud Alimentaria señaló a La Jornada que la mala alimentación ocurre por las fallas en el sistema alimentario; en México 55 por ciento de la población vive en inseguridad alimentaria y a la par 75 por ciento de los adultos tiene sobrepeso u obesidad.

Resaltó además que el cambio climático afecta la producción de comida cuando hay urgencia de contar con alimentos naturales, frente al avance de los productos ultraprocesados. En lugar de comida obtenida del campo nos llega empaquetada, que agrava la situación nutricional.

La nutrióloga y maestra en salud pública añadió: “lamentablemente, las poblaciones más pobres ni siquiera tienen la libertad de escoger alimentos más saludables y naturales porque pueden ser más costosos que los ultraprocesados.

No es únicamente una decisión individual, sino que está determinado por un ambiente. El gobierno tiene un papel importante en políticas públicas que regulen estos aspectos; políticas para favorecer a los pequeños productores y de regulación del mercado, por ejemplo, el etiquetado e imponer impuesto a productos de alta densidad calórica, así como favorecer la disposición de productos naturales en las comunidades a través de programas, sobre todo para la población más pobre.

Por otro lado, la Comisión EATl plantea en su reciente informe Dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles: alimentos, planeta y salud, que, de no haber un cambio radical en los sistemas globales en la materia, habrá consecuencias desastrosas para el planeta y para la salud de la población.

El estudio evidencia que la producción mundial de comida amenaza la estabilidad climática y la resistencia del ecosistema; también advierte que de no actuar, además, se corre el riesgo de no cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y el Acuerdo de París.