Rituales de fin de año son para exorcizar nuestros miedos

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Excélsior.

Ciudad de México. A través de los rituales de fin de año, la gente pretende exorcizar sus miedos a la pobreza, al desamor, a lo desconocido y darle cierta predictibilidad, indicó el especialista Bogar Escobar Hernández.

En entrevista agregó que la gente lleva a cabo rituales como barrer la casa el último día del año con la idea de sacar las malas vibras, tristezas y negatividad; o comprar prendas íntimas de determinados colores con el fin de atraer amor o dinero; comer uvas con las últimas 12 campanadas del año; hacer maletas con la idea de viajar mucho el año que viene, etcétera.

Manifestó que el ser humano tiene temor, “hay temores conscientes e inconscientes, y una manera de entre otras en que se podría relatar la historia de la humanidad es la historia del miedo, el miedo en sus diferentes formas”.

Señaló que un ritual es una manera de exorcizar miedos, “de intentar generar control, calendarizamos lo intangible como lo es el tiempo, estamos intentando dar un cierto orden a la vida, una cierta medición y hasta cierto punto se logra porque si no viviéramos en una cuestión de caos, de sucesión interminable de tiempo, homogéneo y sin diferenciación”

El experto añadió que el simple hecho de calendarización, “de dar un número, ya con eso hay un patrón de referencia, a partir de eso podemos decir tengo tal edad, eso es tal año, en tanto tiempo se hará esa festividad, en tanto tiempo pasó la otra, es una manera de controlar lo que de otra forma sería un continuo”.

“Un continuo no es nada más temporal, sino que, un continuo es algo angustiante, existencial, donde la vida se vería como una sucesión de eventos sin mayor sentido, sin mayor parámetro de referencia en relación a un antes y un después”.

Escobar Hernández apuntó que el origen y el sentido último de los rituales “es dar estructura, evitar el caos, llenar la existencia y evitar el horror vacui, el horror al vacío, a la nada”.

Destacó que todo ser humano conforme crece culturalmente “se le va proyectando una noción cíclica de la vida, por ejemplo, en Mesoamérica tenían una noción cíclica de la vida que se regía por el calendario lunar y solar”.

“Pero, incluso en Europa, en las culturas celtas y romanas, tenían una noción cíclica de la vida y la siguen teniendo, y con base en ello, de alguna manera hay una ritualización”, comentó.

Dijo que el ser humano tiene una cierta noción, “cómo decirlo: de ‘culpa por existir’, y cualquier actividad ritual tiene un sentido como de expiación, no nos gusta lo que nos genera una sensación de vacío, y dejar que se cierren ciclos como si nada, por eso son los rituales, para darle una atención a ese fin o inicio de ciclo”.

Mencionó que los rituales no son exclusivos de México o del continente americano, “yo me atrevo a decir que es a nivel global y no nada más de esta época, seguro se remonta a los albores de la humanidad”.

Comentó que los primeros humanos realizaban algún tipo de ritual, “porque finalmente cualquier ritual de los que se hacen en la actualidad es totalmente convencional, es decir, no hay una relación intrínseca entre el ritual y el sentido, simplemente que así se acuerda socialmente”.

Subrayó que en la actualidad se lleva a cabo la comercialización de cualquier práctica, ideología y creencia humana, “si antes algunas prácticas se regían por las actividades agrícolas, la época de siembra y de cosecha, etcétera, ahora se puede utilizar como parámetro o termómetro la temporalidad cíclica los supermercados”.

El experto explicó que los supermercados “nos van marcando con toda precisión y a veces por mucha antelación las diferentes celebraciones, como por ejemplo el Día del Amor y la Amistad, si son vacaciones el tipo de productos, festejos patrios, el Halloween, el Día de Muertos, Navidad, año nuevo, etcétera”.

“El tipo de productos y de oferta comercial se encuentra en los supermercados, ahora, ahí se va viendo la calendarización cíclica temporal”, dijo.

Afirmó que el mercado financiero y económico “no tiene otra ideología que no sea la generación de riqueza y de capital, y el contenido original que le dio origen a los rituales los vacía y les da otro sentido”.

Citó como ejemplo la Navidad, “ya se volvió hasta un cliché, en la actualidad se pierde el sentido que es la natividad, el nacimiento de Jesús, y ahora se le da un sentido totalmente consumista”.

“Ahora es la adquisición de ciertos elementos materiales con los cuales se representa esta celebración, que está totalmente ajeno a lo que le dio sentido, Jesús habla de humildad y de pobreza, su vida siendo él Dios se convierte en hombre y nace en un pesebre, esto es humildad y pobreza, y, sin embargo, el tipo de artículos, incluso algunos lujosos, están estimulando todo lo contrario, es un contrasentido”, apuntó.