Hoy la Guelaguetza es turismo, no tradición: José Luis Pérez Cruz

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“Hoy las instancias oficiales toman a la tradición como un producto que se puede prostituir sin guardar respeto a la tradición a la que pertenece”.

Apunta claro, respecto al fenómeno de las fiestas de la Guelaguetza, José Luis Pérez Cruz, con más de veinte años de experiencia en el periodismo y la edición cultural, considerando además que lo grave es ver mucha veces a los propios periodistas o reporteros convertirse en comparsas de estos fines que van en detrimento de su propia identidad.

En la conferencia Tradición y Periodismo Cultural, impartida en el Foro “Arcelia Yañiz” de la Proveedora Escolar, Pérez Cruz comentó que por principio de cuentas “si la Guelaguetza es cultura, tradición. Si son nuestros pueblos los que vienen y participan”.

Debería de ser organizada por la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (SECULTA), y no por la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico (STyDE).

“No está mal que esta sea ya un producto turístico, sino lo que está mal es decir que es la esencia viva de la tradición de los oaxaqueños”.

José Luis llama a las autoridades a ser claras y decir que hoy la Guelaguetza más que nunca es turismo, no tradición.

“Las autoridades deberían de ser honestas tanto con las mismas personas que se las están vendiendo, los turistas, como tanto con las nuevas generaciones que ahora creen que lo que se presenta en el cerro del Fortín los últimos dos lunes de julio, es Guelaguetza”.

Para el periodista el error radica en que el gobierno estatal no se ha preocupado en difundir el término real de la Guelaguetza, ese que habla de la ayuda mutua, de la solidaridad como una manera de preservar las costumbres.

Agrega que muchos pueblos de Oaxaca la siguen ejerciendo porque su misma cultura se las va otorgando, pero que el discurso oficial ha creado alrededor de la Guelaguetza un halo de fantasía alrededor de los mismos pueblos y de sus bailes.

“Les piden que se aprendan una coreografía, alteren sus vestuarios, pero que cuando regresen a su comunidad vuelvan a ser ellos. Eso es irreal”.

Joselo afirma que muchas veces los grupos folclóricos “con tal de legitimar su posición en el auditorio van creando historias falsas”.

Como las chinas oaxaqueñas, que un año sacan faldas blancas en sinónimo de pureza, al año siguiente una canasta con un velo como supuesta referencia a las chicas casaderas, y al otro año usan faldas negras porque de repente les llegó el tiempo de estar de luto.

Sobre las condiciones en las que se da periodismo cultural en Oaxaca, José Luis Perez Cruz afirma que este siempre se ve delimitado por pocos recursos materiales, potenciados por salarios que no son los mejores.

José señala una discriminación y menosprecio para quienes cubren la fuente cultural, ejemplificado en el premio para periodismo cultural Andrés Henestroza celebrado a principios de este año, y en el cual uno de los jurados, Jorge Magariño, declaró antes de dar el nombre ganador que hasta hace unos meses no existía el periodismo cultural en Oaxaca.

“En los periódicos hay fotógrafos para sociales y policiaca, pero no hay un fotógrafo para cultura. Al periodista se le critica por recibir el chayote pero no se le critica por las condiciones en las que tiene que trabajar o por los sueldos que tiene que percibir”.

Pérez está de acuerdo en que el periodismo es una actividad social, pero también un empleo, en el cual los reporteros culturales sacan la chamba lo mejor posible con las condiciones que tienen, o con artistas que un día los ningunean, pero que a la semana siguiente los buscan para que cubran sus trabajos.

“Oficio peligroso que se tiene que ejercer para darle voz a quienes no la tienen”. Es como José Luis recuerda que la recién fallecida y decana del periodismo cultural en Oaxaca, Arcelia Yañiz definió al periodismo.

Yañiz hablaba en una entrevista del 2013 con José Luis sobre como se había perdido lo que ella llamaba “oaxaqueñismo”, pues antes en Oaxaca, la periodista consideraba que la gente era más leal y solidaria.

El conferencista consideró que Yañiz perteneció a una generación de oaxaqueños que todos conocimos y de los cuales no queremos reconocer su influencia.

“No tomamos en cuenta la sabiduría de nuestros abuelos y padres. Ese auto desprecio hacia lo que somos hace que no encontremos esa mina valiosa dentro de nosotros mismos”.

José Luis colaboró con Yañiz, él como editor y ella como reportera, en el suplemento cultural de El Imparcial, y a su muerte encontró en su casa unas revistas que daban cuenta de la cobertura, análisis y crítica de los acontecimientos ligados a las tradiciones y las costumbres que definieron los interés periodísticos de la recién finada.

“Empastados de Síntesis Gráfica, en el mes de diciembre de 1966, con la imagen de la Virgen de la Soledad. La cual Doña Arcelia comentaba ha sido adorada por generaciones de oaxaqueños, a los proporciona identidad”.

“Decía que la virgen era su madrina porque fue ella la lanzó al periodismo cuando cubrió su feria”.

Capitalizar en cuestión informativa la cultura de donde uno nace, la tradición oral que nos nutre de conocimientos básicos, como una forma de vida y una diaria dotación de vida.

La tradición como fuente y la crónica como género ha sido el camino a recorrer, no solamente para mi sino para muchos periodistas, con cuestiones.

No se trata de entrar al cliché de moda de ver a Oaxaca como el pueblo colorido y sonriente que abre sus brazos al sur del país, lleno de gente gordita que produce mezcal y baila su Guelaguetza.

José Luis, cuyos primeros años de vida transcurrieron en el mercado Benito Juárez, vendiendo fruta al lado de su abuela, y que hoy conduce la emisión radial Santa Cultura, que inició por Radio Universidad y hoy transmite por internet, conceptualiza:

“Hace falta más investigación, lo periodistas en los últimos años toman cualquier declaración como verdadera, sin darse cuenta que muchas veces eso van en contra de la identidad de lo que están contando”.

Pérez Cruz, antes como editor de Arte y Cultura del Imparcial, y hoy como conductor de un espacio radiofónico, asegura que siempre ha tratado de hacer accesible la cultura al común de la gente.

Recuerda que esto viene de cuando era niño, cuando en un paseo con su madre se encontró con un concierto de la Orquesta Primavera, la cual “sonaba de tal manera que parecía que estaba yo en el cine”.

El resultado fue que su madre y él siguieron durante años a la orquesta por las agencias y los lugares donde se presentaba.

Finalmente Pérez Cruz regresa a la fricción suscitada con el premio de periodismo cultural Andrés Henestroza, organizado por la Cámara de Diputados, a cargo del diputado Rafael Arellano, lo califica como un “incidente desafortunado para los que participamos”.

Sin embargo detalla que la descalificación pública y a priori que sobre el gremio del periodismo cultural realizó uno de los jurados que se suponía tenía que evaluarlos, llenó a los periodistas y reporteros involucrados de una renovada energía para iniciar otras cosas y revalorar lo que estaban haciendo .

“Quiero agradecerle a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados por hacernos pasar esta mala experiencia y que hoy desemboca en nuevos proyectos para demostrar eso que tenemos y que ellos no encontraron al evaluarnos”.