Ponerse de acuerdo en San Raymundo Jalpan

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La diputada Natividad Díaz propuso un punto de acuerdo para que la actual legislatura oaxaqueña, exhorte al Secretario del Trabajo y Previsión Social y a la Procuraduría General de la República del gobierno federal, para que investiguen y sancionen los actos de explotación laboral de los que han sido objeto los jornaleros oaxaqueños del valle de San Quintín en Baja California.

Lo que en teoría podría sonar a una razón para ponerse de acuerdo, en la Sexagésima Segunda Legislatura es el pretexto para el advenimiento del descontrol.

Manuel Pérez, desde la mesa directiva de la cámara asegura que el exhorto no es suficiente, sino que los diputados en pleno deben exigir la liberación de las y los presos que ya existen en San Quintin por los actos de resistencia ante unas empacadoras tiranas.

“Es una nueva forma de esclavitud con jornaleros que ganan dos pesos por cada caja de tomate que producen. Es algo intolerable que en pleno siglo 21 exista la trata de personas.”

Había sentenciado Díaz en su intervención, con lo que el siempre a contracorriente diputado Pérez se mostraba de acuerdo, asegurando que él había estado en San Quintín y había atestiguado la terribles condiciones de trabajo y explotación de los paisanos.

Después empezó a hablar de los deberes del actual gobierno estatal, señalando que este debería de dejar de andar pajareando en otras cosas y concentrarse en lo realmente importante.

El marcado acento cuenquero-costeño del priista Gustavo Díaz Sánchez, le exige al representante del Partido Social Demócrata, que vaya al punto, “¡que no se desvié!”. Pérez pone cara de sentirse violentado y después dirige su batería contra el líder de la bancada priista Alejandro Avilés, quien lo increpa desde su curul con respuestas que se tornan inaudibles.

Pérez le exige seriedad a Avilés y lo acusa de que no solo se está burlando de él, sino que además gusta de escudarse en discursos falsos, el priista aguanta.

Justo en ese momento uno casi puede imaginar el foco prendido encima de la cabeza de Pérez, la idea genial se le ha ocurrido a bocajarro.

“Es más, propongo que una comisión de la cámara vaya a San Quintín, a revisar las circunstancias en las que se encuentran los trabajadores agrícolas oaxaqueños.”

La descalificación sorda se desata, Díaz Sánchez , al que le gusta que le digan el Gato, argumenta que ya existe una comisión en la cámara para esas cosas y le exige a la presidenta de la mesa directiva, Leslie Jiménez Valencia, que meta a Pérez al orden.

Quien ya espoleado por tanto combate, trata de mejorar su propuesta.

“Sería una comisión ampliada”

En las gradas se deja venir una andanada, que si eso de ampliada significa que puede entrar el que quiera, que si Manuel Pérez ya agarró viaje. Al final Jiménez pone el asunto en votación ante el pleno ante el entripado del Gato, quien parece más encendido que de costumbre.

La propuesta de Pérez muere antes de nacer con escasos tres votos a favor, el diputado apechuga y se limita a poner gesto de decepción.

Después el panista Gerardo García Henestroza, últimamente el diputado más movido del Congreso, quien cada sesión propone por lo menos tres puntos de acuerdo, regresa a la tribuna después de haber pedido mayores penas de cárcel para el Hit and Run, y se va contra el consejero jurídico del gobierno estatal, Víctor Alejo.

La razón es la pésima labor que realizó, para la administración de Gabino Cué en el caso de la controversia constitucional por límites de tierra con Chiapas en la región de los Chimalapas, caso que Oaxaca perdió en los Tribunales. Henestroza exige su comparecencia en el Congreso.

El resto de los diputados parecen estar de acuerdo, el problema es que para hacerlo, siempre tienen forzosamente que agarrarse a sombrerazos.

Con el propósito de alcanzar un acuerdo en cuanto a la fecha y hora de la futura comparecencia, Leslie Jiménez llama a un receso de cinco minutos que también le protestan y el cual Alejandro Avilés lo deja en menos de un minuto, al correr como rayo a la perredista del pleno y decir tres palabras para llegar a un acuerdo.

“¡Ya quedó!” grita Avilés ante la algarabía del respetable. La comparecencia de Alejo queda citada para el nueve de abril a las diez de la mañana.

Martha Alicia Escamilla les pregunta a sus colegas si realmente están conscientes de la hora que se ha establecido, porque luego a las desmañanadas no llega nadie.

Las diputadas y los diputados están de acuerdo, aseguran que todos llegarán.

La presidenta de la mesa directiva Jiménez Valencia, portando un vestido azul por el que algún fan exclamó entre el público que si se lanzaba para presidenta municipal (tal como se rumora es su final intención) el sí votaba por ella, le había tocado la campana por puro reflejo a un García Henestroza, que iba por su tercera o cuarta visitita a la tribuna, invitando al respetable a asistir a la Feria Expoventa Artesanal 2015.

El inefable Fredy Gil Pineda Gopar le había pedido a su asistente que le fuera a comprar “unas tortas muy sabrosas”, la cuales probablemente eran para un grupo de hombres de mediana edad con los que el diputado de mecha corta fue a hablar a gayola, y que después se abandonaron a los brazos de Morfeo en sus lugares en lo que esperaban a que la revolución les hiciera justicia.

Mientras Manuel Andrés García exponía en tribuna propuestas de mejoras para la Ley de transporte del estado, se pudo escuchar un “¿para qué nos hacemos pendejos?” de Gustavo Díaz Sánchez, dirigido a dos hombres con los que se las pasó platicando en el borde de los límites de las curules, y a quienes después les presentó a los diputados García Henestroza y Ericel Gómez Nucamendi.

Minutos antes había dado inició una sesión más en un San Raymundo Jalpán, en la que la sola misión de consenso es pretexto para un show de miedo.