“No la voy a soltar”, relatos de Noemy Barrita Chagoya

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“La muerte es juguetona, se usa, luego se aleja. Pero hoy le voy a ganar, la voy a abrazar, y no la voy a soltar”.

Este fue el poema autoría de su hermana, que Noemy Barrita Chagoya encontró unos días después de su suicidio, acontecido hace seis años.

“Intente comprender porque lo había hecho, después comprendí que era una empresa imposible, que el suicidio es un misterio y que ahí se debe de quedar”.

Cuenta Noemy, quien trató de entender su propio sufrimiento y empezó a acordarse de anécdotas que le habían contado en su familia, y que hablaban de la existencia de una especie de dolor transgeneracional.

Esto fue el principio para que la escritora, cuyo primer libro fue el poemario La niña en el laberinto, se decidiera a retomar la última frase de la despedida de su hermana y a escribir, “No la voy a soltar”, serie de relatos con estructura y lógica tramadas entre ellos, en el que la lectura de uno lleva a la compresión del siguiente.

“Me permitió hacer catarsis, fue mucho tiempo de escribirlo y al mismo tiempo ir sanando mi corazón”, cuenta Barrita y asegura que a la experiencia terrible y atroz de la desaparición de su hermana terminó por transformarla en un anhelo de vida.

“El duelo es una negación de la vida durante cierto tiempo, como si la muerte te hubiera ganado la batalla y ya se hubiera apoderado de ti”, comenta Noemy contando que salió delante de eso con base a volverle a tomar el gusto a las pequeñas cosas, como tomarse un café o mirar un amanecer.

Sobre las cargas familiares de mucha neurosis que pueblan su libro, y que recorren a los personajes de una misma familia, en un pase de lista generacional, en el que lo mismo envuelven a la hija, que a la nieta, a la abuela, o hasta la bisabuela, la también poeta considera que la neurosis es lineal y que se puede romper cuando la identificas.

Barrita asegura en entrevista que todavía no se aventura en la novela, pues considera que aún le hacen falta algunas herramientas necesarias, aunque al final confiesa que ya está empezando escribir una, aplicando la misma táctica de trabajo que aplicó para su segundo libro.

Que consistió en escribirlo durante los fines de semana que le dejaba libre su actual trabajo en Mali, como consejera especial para los mecanismo internacionales de derechos humanos, bajo el resguardo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

No la voy a soltar es pues un trazo del pasado, de ese vértice del que se descuelgan sombras pesadas que deciden historias lejanas, una historia de mujeres contada por mujeres. No la voy a soltar es el tributo de Noemy Barrita Chagoya a esa hermana que decidió partir de este mundo sin ofrecer explicación alguna.

Un libro con una postura que mira hacia adelante y no se queda en el desgarre de las vestiduras. No la voy a soltar es el recuento del proceso de reconstrucción emprendido a partir de nuestras propias ruinas.