Festejo mañanero para la ciudad

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No podría tener mejor final el mañanero festejo de los 482 Aniversario de la ciudad de Oaxaca.

La marimba del Estado se dejó escuchar con una de las tradicionales piezas del folclore oaxaqueño: el Danzón Nereidas, del zaachileño Amador Pérez Torres “Dimas”.

Nueve de la mañana, la tamaliza está por concluir, el presidente municipal, se deja querer, gustoso accede a toma de la foto con parroquianos que se acercan a esta celebración desde los cuatro puntos cardinales.

La otrora Verde Antequera desde su más alto punto deja a la vista el trato que se le ha dado; un majestuoso templo de Santo Domingo enmarcado en una gran nube de smog se aprecia en el corazón de Oaxaca, mientras los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana hacen gala de su espectáculo multicolor.

Las mañanitas con el coro de la ciudad, el repique de campanas y una capital del Estado que se sacude el desvelo, fueron parte de esta celebración que encabezó el presidente municipal José Javier Villacaña Jiménez y esposa, así como el secretario de las culturas, Francisco Martínez Neri y la representación militar acantonada en Oaxaca.

A 482 años de su fundación Oaxaca no deja de verse convulsionada, la protesta y las organizaciones sociales son el mayor enemigo, muestra de ello, los casi noventa días en que los corredores del palacio de gobierno se ven ocupados por simpatizantes de Antorcha Campesina.

Son casi imperceptibles, pero a unos metros de la Alameda de León, de la majestuosa catedral metropolitana, los Triquis se muestran como los dueños de la calle “Antonio de León”.

Un no programado “Viva Oaxaca” se deja escuchar desde lo más alto de la Catedral; un espontaneo arranca una tímida respuesta y el aplauso del respetable.

El anuncio e invitación a los actos que habrán de completar esta celebración se dejan escuchar en los altavoces, aún hay fiesta en el corazón de Oaxaca y que se amenizan con las maderas y el ritmo de la marimba del Estado.