El Zumbido del Moscardón: El desorden

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Francisco Alejandro Leyva Aguilar

En abril de 1724, nació en Prusia Immanuel Kant, quizá el filósofo más relevante de la Ilustración fue uno de los pioneros el idealismo alemán y el representante más importante del criticismo. Aunque coincidía con Berkeley y con Hume, le dio un sentido al cristianismo al separarlo de la filosofía naturalista, aunque estuvo de acuerdo con Juan Jacobo Rousseau en que “tenemos que volver a la naturaleza porque la naturaleza es buena y el hombre, por consiguiente, es bueno por naturaleza”

Kant estaba dispuesto a demostrar porqué la percepción de la realidad -que entera a nosotros por nuestros sentidos- no puede relacionarse con la existencia de un ser divino, un numen creador sin principio ni fin, Kant a eso le llamó fe y sentó las bases de los Derechos Humanos cuando formuló el IMPERATIVO CATEGÓRICO diciendo que “SIEMPRE DEBES TRATAR A LAS PERSONAS, COMO SI FUERAN UNA FINALIDAD EN SI, Y NO UN MEDIO PARA OTRA COSA”

Los filósofos griegos (Sócrates, Platón y Aristóteles), los delHelenismo, la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco y hasta los cínicos, los estoicos y los espurios coincidían que que no puede haber nada en la percepción de la realidad, si no entró primero por los sentidos, Immanuel Kant supuso que debía haber espacio para dios y por eso pensó en la conciencia como el lugar, dentro del ser humano, donde cabe ese dios.

Sin embargo como dije líneas arriba, sentó las bases de la percepción de la conciencia o en otras palabras, de la moral. Y suponía que no debemos utilizar a otras personas con el fin de conseguir ventajas para nosotros mismos, pues toda persona es una finalidad en sí, pero Kant no se quedaba ahí solamente, sino que también pensaba en uno mismo, es decir, tampoco tienes derecho de usarte a ti mismo, como un medio para conseguir algo…

Claro que para estudiar la filosofía de Kant no es posible en una cuartilla pero quiero llegar justo a ese punto de la racionalidad humana, donde el filósofo prusiano, es consciente de una dimensión más y la puntualiza para encontrar respuestas que, finalmente es la finalidad de la filosofía… el tiempo. Kant decía que nuestras percepciones de la vida y de nuestro entorno, deben estar enmarcadas en el espacio y en el tiempo, pero la consciencia hará que algunas de estas, permanezcan justo en el espacio-tiempo.

La consciencia será entonces nuestro juez más inflexible, como lo reza la francmasonería y su grito de Libertad, Igualdad Fraternidad que unificó criterios en la Francia previa a la revolución y que culminó con el golpe de estado encabezado por el Corso Napoleón Bonaparte.

Si existe un dios justiciero, esa es nuestra propia consciencia, por eso no me explico cómo es posible que personajes tan deleznables como Andrés Manuel, no le tengan miedo a su propia conciencia. Ël infringe toda la filosofía de Immanuel Kant porque utiliza a los pobres para beneficio propio.

Se utiliza también a si mismo para sus fines aviesos. Se martiriza, se victimiza, llora si es necesario para que le crean sus mentiras; engaña y miente deliberadamente, utiliza al lumpen, lo somete y lo condiciona, traba relaciones con mafiosos, mañosos y asesinos deliberadamente también y aún así, no le teme a su conciencia.

En ese sentido se parece mucho a Gonzalo N. Santos, aquél cacique potosino que decía que “la moral es un árbol que da moras” y, por tanto sin escrúpulos, utiliza los recursos públicos para que sus correligionarios puedan comprar votos, infligir la ley flagrantemente porque saben que no les harán nada puesto que le sirven al tirano.

Y, en contra posición “para que el mal triunfe, solo se necesitan que los hombres buenos no hagan nada” (Edmund Burke), por eso la lección en el Estado de México, es que las militancias de los cuatro partidos políticos que compitieron en contra del peje -que no de Morena- ya no nos sirven de mucho, quizá de estructura pero solamente.

La sociedad civil es la que debe reaccionar y para eso no necesitamos a un político para encabezar la lucha contra la inconsciencia de amlo, sino a un verdadero líder que encabece las causas más sentidas de la población, alguien al que no le tiemble la voz para decir que estamos en un régimen de tiranía.

Y esa voz no debe ser de las dirigencias de los partidos políticos porque la sociedad ya no les cree. Necesitamos nuevas figuras, nuevas mentes que le tengan temor a su conciencia, es decir que no nos quieran crear una percepción de la realidad, sino que la realidad la hagan percepción y para eso no podemos ser encabezados por mentirosos.

La única manera de ganarle al mal, es con el bien y haciendo consciencia a la ciudadanía de que, quien nos encabeza en realidad está haciendo el bien… no hay de otra, hay que leer a los clásicos y enfocar nuestras baterías a enderezar la entropía en la que ya nos metió el peje por su mente inconsciente.

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