Bandera para todos

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Por Rodrigo Islas Brito

Cientos de alumnos de nivel escolar básico, medio y medio superior, vestidos con sus mejores uniformes de gala se dieron cita este 24 de febrero para conmemorar el día de la Bandera Nacional, en un acto que se anunció como Ceremonia de Incineración, Reposición de Banderas y Abanderamiento.

Niñas, niños y adolescentes integrantes de diversas escoltas de 49 escuelas del estado se dieron cita para entregar las viejas banderas y recibir las nuevas que decorarán la oficina del director de su centro de clases, o significarán cada mañana de acto de homenaje a la Patria.

Más allá de los discursos y presencias oficiales que como cada año de acto protocolario estuvieron a cargo entre otros del hoy gobernador del estado, Gabino Cué Monteagudo, el infaltable y siempre presente orador, Moisés Robles Cruz, director del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y el Fiscal General del Estado de Oaxaca, Héctor Carrillo, es curioso constatar los significados que este tipo de eventos resguarda para los patriotas o no patriotas de hoy en día.

Javier Chávez Ledesma es un niño de diez años que platica con sus compañeros al finalizar el evento, quienes al igual que el lucen guantes y una especie de chaleco guinda, entre Javier y los otros cuatro integrantes de la escolta revisan el rostro de un quinto compañero, que luce con raspones a la altura de la mejilla y la ceja izquierda. Resulta particular que el niño con cara de apaleado también trae su uniforme de gala, Javier explica la situación:

“Es Axel, el también está en la escolta. En realidad es como el que dice, alto, redoble a la derecha y esas cosas. Pero hace dos días salió a andar en bici y quiso saltar un tope, al final fue el tope el que le saltó en la cara”.

“Ahorita ya se ve mejor. Pero cuando llegó el lunes a la escuela la maestra se preocupó mucho porque era él el que iba a recibir la bandera de manos del gober. La maestra dijo que no podía recibirla con la cara toda golpeada, que eso iba a dar mala imagen a la escuela. Ya al final decidieron que lo hiciera otro”.

Se le pregunta a Javier porque no se ofreció él a sustituir a su amigo, Javier pone cara de susto y de primera suelta dos o tres groserías.

“No que. Me dan hueva estas cosas, la verdad. Estoy en la escolta púes porque tengo buenas calificaciones, y no es que me guste mucho estudiar, pero a mis padres les gusta que lo haga”.

“Mi papá siempre me presume con sus compañeros de la oficina y mi madre siempre me pone de ejemplo con mi hermano el mayor, que se salió del COBAO porque reprobó casi todas sus materias. Quisiera ser más como otros amigos del salón que a veces me chingan por cerebrito y que hasta novia tienen”.

“La verdad es que esto de la escolta y del estudio ya me está castrando. Encima mi hermano me odia, y cada vez que nos quedamos solos me hace algunas de las torturas que aprendió en el COBAO para demostrármelo”.

Menos desencantada que el joven Javier, luce Yolanda Melchor Contreras, madre de una chica de que en el acto de hoy ha representado a su secundaria como parte de la escolta. El gesto de Yolanda es de cierto orgullo, y su rostro denota juventud aun con una hija que este año cumple los catorce años.

“Siento que este es de los últimos momentos que tengo para estar con ella. Este año ya se va para el bachillerato. Rosal siempre ha sido una niña aplicadita, y entonces digo, pues todo va a estar bien, no va a haber gran cambio, pero luego me acuerdo que yo a los catorce años no quería saber nada de mi madre”.

“A Rosal la tuve a los 17 años, lo que no deja de asustarme es que a ella le pase algo parecido”.

Se le pregunta a Yolanda si le ha gustado el acto protocolario, trabajadora de la Secretaría de Seguridad Pública en un área que no quiere especificar, la mujer responde que le gustó cuando Robles del IEEPO habló de valores como la constancia, la tolerancia, la valentía y la templanza.

“En el discurso suenan muy bonito. En la realidad ya te das cuenta de que es discurso. A mí en lo personal si me gusta el concepto de tener una patria. A mucha gente hoy eso los enoja, los vuelve violentos, pero para mí no querer tener patria es como no querer tener madre. No se va a ningún lado sin eso”.

Yolanda saca a colación el comercial de Televisa sobre el lábaro patrio, donde el toque a la bandera fue sustituido por un ritmo de cumbia.

“La gente en el facebook puso el grito en el cielo. Se rasgaron las vestiduras quejándose de cómo habían ridiculizado el himno nacional”.

Yolanda hace una pausa y ríe de buena gana en el anonimato de las decenas de personas que han asistido al acto protocolario, explica el porqué.

“Ahí te das cuenta de que México la gente puede ser muy patriota, e indignarse horrible porque le han tocado lo más sagrado de su país, pero aun así eso no terminan de distinguir entre lo que es un himno nacional y lo que es un toque de bandera”.

Se le comenta a Yolanda que tal vez el patriotismo sea eso, un concepto inventado donde cuenta que el niño héroe Juan Escutia no se tiro al vacio envuelto con la bandera, sino se tropezó con ella.

Yolanda Melchor registra un gesto de que no le va a entrar a esa polémica, y repite:

“Pensando así, no se llega a ningún lado”.