Pese a la SEP, los CEDART no van a desaparecer

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Pedro Castellanos Lemus, profesor y teatrero de sepa, ha dejado a partir del pasado 15 de agosto de ser director del Centro de Educación Artística Miguel Cabrera.

No obstante ha hecho públicas en un desplegado en redes sociales titulado “El hijo malquerido. Los CEDART y su participación en la Reformas Educativas. Una historia de familia”, una serie de argumentos en donde explica que los Centros de Educación Artística (CEDART) surgidos en 1976 con la intención de ser niveles propedéuticos de las escuelas profesionales de arte, a pesar de haberse sumado a la Reforma Integral de Educación Media Superior (RIEMS) todavía no son reconocidos cabalmente por un sistema educativo que parece tener como propósito su final desaparición.

En su escrito, Lemus define que en la RIEMS, la Secretaría de Educación Pública (SEP) propone que la Educación Media Superior, como los demás niveles educativos, estén basados en el enfoque por competencias, con el fin de formar sujetos “que sepan, que sepan hacer y que sepan ser”.

Egresado del CEDART Miguel Cabrera en su generación 1985-1989, el hoy exdirector, cuenta que ante la inmensa variabilidad de subsistemas educativos en el nivel medio superior, la RIEMS tiene dentro de sus propuestas la creación de un Marco Curricular Común en el que todos los bachilleratos, sin perder su identidad, alcancen competencias mínimas para el ingreso a los niveles superiores y para integrarse a la vida productiva del país.

“Los CEDART nos sumamos a esta propuesta y hacia el 2010 implementamos el plan de estudios con el enfoque solicitado. Sin embargo, aún no hemos logrado que el Sistema Nacional de Bachillerato(SNB)nos reconozca como subsistema”.

“Nos sumamos a la Reforma, pero estamos al margen del SNB, pues no estamos, ni remotamente siquiera, en el nivel de aspirantes”.

El también dramaturgo señala que de la mano de la reforma educativa, el gobierno federal y la cámara de diputados realizaron reformas estructurales a la educación y elaboraron, entre otras, a la Ley General del Servicio Profesional Docente, bajo el argumento de que la SEP asumiera el control de la educación del país, con la intención de no solo ofrecer educación laica y gratuita sino que además esa educación pública sea de calidad; para lo cual se han creado una serie de leyes secundarias que pretenden garantizar este propósito.

“O, al menos eso es lo que se ha argumentado”, Lemus prosigue argumentando que después de dejar crecer por 38 años a los CEDART, de pronto, “aparece la SEP como gran patriarca de la educación para hacerse cargo de todos los subsistemas; como aquél que quiere reconocer a sus hijos desperdigados y meterlos en la misma casa. Pero como en toda familia hay hijos más queridos que otros, o mejor dicho, hay hijos menos queridos que otros”.

Lemus explica que la condición que la SEP les pide a los Centros de Educación Artística para ser reconocidos y cobijarlos en su casa de la legalidad, es que asuman la Reforma Educativa, que la apliquen y que la hagan valer.

“No hemos sido rebeldes; hemos hecho todo lo posible por aplicarla, por obligación más que por convicción, pero al parecer la SEP no nos quiere, porque no somos como nuestros hermanos más destacados, aquellos que responden a los intereses del patriarca, esos que son científicos, tecnológicos o administrativos. Productivos pues, en términos de la generación de productos enajenables”.

“Cada que hacemos un procedimiento de aplicación de la Reforma, hay algo de nuestra particularidad que no está considerado en la ley, así que debemos hacer ajustes para adaptarnos y no desaparecer en el devenir de esta pretendida evolución educativa, donde sobrevive el que mejor se adapta”.

Lemus asegura que en su afán de ser tomados en cuenta, de que se les quiera, los CEDART del país han hecho todo lo posible por agradar a las SEP, para que les haga caso, para que los mire; sin embargo, está no sólo no lo hace, sino que nos desconoce.

“Las plazas docentes no son de bachillerato, no existen programas de estímulo al desempeño docente, no hay programas de capacitación y actualización docente sistematizados, los recursos para infraestructura no se pueden bajar, la cobertura que tenemos no se puede ampliar (atendemos a nivel nacional menos del uno por ciento de los estudiantes de nivel medio superior), el techo financiero de horas docentes no crece aunque la demanda de ingreso sea mucha; la infraestructura administrativa es mucho menor que cualquier otro subsistema”.

Pedro asegura que el papel de los CEDART, de hijos mal queridos de la SEP, viene de que en su cariz de exploración artística, interna y humanista, no fueron planeados y no fueron deseados.

“Aparecimos así, de pronto y no saben qué hacer con nosotros. No obstante, como hijos mal queridos, hemos intentado agradar al patriarca de muchas maneras, incluso imitando, por obligación, más que por convicción, a los hermanos científicos, los administrativos o los tecnológicos”.

“El riesgo aquí es que en este afán de ajustar, de ser lo que no somos, estamos arriesgando la identidad, y si perdemos la identidad, ¿qué nos quedará?”

El profesor plantea que los CEDART son modelos educativos que, desde siempre, han trabajado en las esferas de lo emocional, lo racional y lo intuitivo. “Logrando egresar sujetos activos, ciudadanos participativos, críticos, sensibles a las problemáticas sociales y al arte, propositivos”.

“Hace mucho que nos dimos cuenta que no educamos para el arte, sino que educamos por el arte. Lo cual quiere decir que el arte es el medio por el que en nuestras escuelas un estudiante aprehende el mundo; el arte como tamiz del conocimiento; el arte como el medio de expresión; el arte como medio para resolver los conflictos; el arte como estrategia de superar las problemáticas sociales y familiares”.

Entonces ¿por qué la SEP se resiste a ver a un CEDART como una opción a imitarse y a aprender de él?

“El gran problema de la Educación Media superior es que es el nivel educativo que tiene más problemas en cuanto a deserción, y según las últimas investigaciones, eso se debe a que los jóvenes en esa edad tienen problemas familiares que no saben enfrentar; tienen tentaciones como las drogas y el crimen organizado que les ofrece dinero fácil; tienen dificultades para manejar sus emociones y se vuelven agresivos o apáticos, antisociales”.

“ En un CEDART todo eso se resuelve por nuestra naturaleza artística. Sin embargo, muy recientemente, la SEP, a través de la Subsecretaría de Educación Media Superior, se ha dado cuenta, gracias al paradigmático modelo belga de educación, que lo que nos está haciendo falta es trabajar en las habilidades socioemocionales”.

“Pero en vez de mirar cómo, en CEDART, hemos enfrentado esta situación, nos obligan a incluir en nuestras acciones programas como CONSTRUYE – T. Es evidente que nos desconocen y nos piden que hagamos de otra manera, algo que ya hacemos”

Lemus define finalmente su sentir sobre la institución a la que casi desaparecen en Oaxaca hace unos años al dejarla sin instalaciones, y de la que aunque ya no sea su director afirma que seguirá perteneciendo.

“No se trata de presumir, pero somos el modelo a seguir, sólo falta que nos volteen a ver, porque no estamos dispuestos a desaparecer”.