La naciente Telaraña de Lucio Santiago

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La Telaraña vuelve a tender su red. Después de poco mas de un año de haber permanecido cerrada después de la desaparición física de su creador, el pintor Alejandro Santiago, el Centro Cultural ubicado en la colonia Alemán reapertura sus puertas.

“El arte se ha convertido en un rollo de poder en donde los artistas se la pasan en una lucha constante por satisfacer sus propios egos”

Declara Lucio quién con este regreso visualiza seguir uniendo esfuerzos con talleres, imprenta y el proyecto de próximamente armar una biblioteca para la colonia. La idea es empezar a descentralizar el movimiento artístico local circunscrito a cuatro manzanas del Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca.

“Se trata de generar espacios emergentes de artistas jóvenes. Seguir generando un arte de público y comunidad, en donde la gente que no puede ir al centro porque tiene que trabajar, tenga mas opciones” considera el artista mientras deja claro que eso del blof conceptual no es lo suyo.

Santiago reabre La Telaraña con Extinta, una instalación que incluye la mitad de un bocho tragado por una tierra que se defiende, botellas de coca cola sembradas con un maíz que las antagoniza, y un helecho de pasto ahogado.

“El hombre lo pierde todo con tal de satisfacer su ego, hasta el lugar en el que vive y del que no va a poder escapar”.

Considera Lucio sobre sus propuesta, quien ve en la destrucción del planeta una consecuencia de la propia naturaleza humana.

Sobre Naranja Intrascendente (el bocho que se hunde en una tierra que nunca quiso comprender), comenta que cuando era pequeño le decían que el globo era una naranja y que sus gajos eran sus meridianos .

“Es el asunto mecánico creado por la humanidad que es absorbido por el propio medio ambiente , por una naturaleza a la que el hombre esta empecinado en atrapar”.

Con árboles que se cortan y se queman solo porque no pueden escapar. Porque a alguien se le ocurrió hacerse de una silla bonita y coqueta, o de un arbolito de navidad en muerte real que corone el final de sus escalera.

Lucio cuenta que sembró maíz en el lugar, el cual en tres meses le dará una imagen completamente diferente, con un bocho cubierto de una maleza que se lo apropiará o se integrará con el.

Entre lo mecánico creado por el hombre y lo divino creado por la Tierra esta el poder estéril, destructor.

“Me di cuenta de que no puedo ser una gran acumulador de riquezas, eso aburre” comenta Lucio sobre su propio camino y el que se quedo trunco con la prematura muerte de su padre.

“Por eso generar un espacio para la sociedad se vuelve algo tan divertido. Porque además, tengo amigos”.

La Telaraña se mantendrá por lo pronto abierta todos los días de la semana durante los próximos dos meses, para que los visitantes lleguen y atestigüen la transformación de una instalación que esta viva y respira.

“Es un espacio lindísimo para crear conciencia” concluye Lucio. Aquí no hay segundas partes, sino puros comienzos.