La Guardia Costera da por muertos a los pasajeros del sumergible y apunta a una “implosión catastrófica”

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Los restos hallados por un robot “son congruentes con la pérdida de presión” en la cabina del ‘Titan’, según las autoridades

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Las claves de la búsqueda del sumergible ‘Titan’

Uno de los barcos que participan en las tareas de búsqueda, fotografiado el miércoles desde uno de los aviones de la Guardia Costera.Foto: AFP | Vídeo: EPV

La Guardia Costera de Estados Unidos, que coordina las tareas de búsqueda del sumergible Titan en aguas del Atlántico norte, ha informado a mediodía de este jueves (hora local, seis de la tarde en la España peninsular) de que uno de los robots desplegados ha hallado restos materiales en la zona donde se encuentra el pecio del Titanic. Los hallazgos “son congruentes con la pérdida catastrófica de presión en la cabina del Titán”, ha explicado John Gauger, almirante de la Guardia Costera, que ha trasladado su pésame a las familias de los cinco ocupantes del aparato. Pocos minutos antes del anuncio oficial, OceanGate, la empresa propietaria del Titan, se adelantaba con un mensaje de duelo: “Lloramos la pérdida de vida” del equipo, las cinco personas a bordo del sumergible.

El anuncio ha puesto fin a la cuenta atrás para el rescate del pequeño sumergible que el domingo emprendió una inmersión hacia el legendario naufragio. La Guardia Costera ha convocado una rueda de prensa tres horas después “para hablar de los hallazgos del vehículo teledirigido [de la nave canadiense] Horizon Arctic cerca del Titanic”, a la espera de confirmación de que esos restos procedan del sumergible. “Los expertos del mando unificado [de búsqueda] están evaluando la información” que proporcionan los restos, ha advertido la autoridad. Según el responsable de la Guardia Costera, el siniestro se ha debido a la “implosión catastrófica” del aparato.

 

Según las declaraciones del experto en submarinismo David Mearns a la BBC, entre los restos figuran “un bastidor o estructura de base y una cubierta trasera del sumergible”. Su información se basa en el relato proporcionado por el presidente del Club de Exploradores de Nueva York, muy vinculado a la comunidad de submarinismo y salvamento marítimo, algunos de cuyos responsables se habían incorporado este jueves a la búsqueda. Según la CNN, los restos, localizados a 500 metros de la proa del transatlántico, pertenecerían al revestimiento externo de la nave.

El sumergible desapareció el domingo y todo indica que su búsqueda terminará pocas horas después de que también se acabase el aire en el pequeño habitáculo donde pasaron sus últimas horas los cinco ocupantes. El lapso estimado de supervivencia a bordo del minisubmarino Titan se cumplió teóricamente a las 7.08 de este jueves(hora local, mediodía en la España peninsular). El habitáculo, de escasos 6,5 metros, disponía de aire respirable para 96 horas, un plazo que la víspera multiplicó las labores de búsqueda pese a la complejidad del rescate, en un área con una extensión similar a la Comunidad Valenciana o dos veces el Estado de Connecticut.

Sonidos submarinos detectados por aviones de reconocimiento el martes y el miércoles, incluidos ruidos de golpes, llevaron a reenfocar e intensificar las labores de búsqueda, aunque el análisis de esas señales no había arrojado resultado concluyente, como tampoco la actividad de un vehículo operado remotamente, o teledirigido. La Guardia Costera, que coordina el operativo, declinó el miércoles pronunciarse sobre el final de las tareas de búsqueda para rescatar a los cinco ocupantes del minisubmarino, un estadounidense, un francés y tres británicos, dos de ellos, padre e hijo, de origen paquistaní. “Mientras está en marcha una operación de búsqueda y rescate, hay esperanza”, declaró el capitán Jamie Frederick, portavoz de la Guardia Costera, en Boston.

La agónica búsqueda del Titan se concentró en la zona donde se detectaron los sonidos. Aunque el portavoz confirmó que no sabían lo que significaban los ruidos, no abandonaban la esperanza de hallar el aparato y poder rescatar a sus ocupantes. De hecho, la operación de búsqueda y salvamento se amplió el miércoles, con la incorporación de buques de Canadá, Estados Unidos, Noruega, Francia y especialistas de la Armada estadounidense y de la Royal Navy, la Marina real británica.

En total, 10 embarcaciones, apoyadas por tres aviones C-130 del ejército de EE UU, para peinar una superficie de 20.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de El Salvador, y una profundidad de casi cuatro kilómetros, mientras desde el aire aviones surcaban el cielo en busca de cualquier rastro visible o invisible. Casi 72 horas de esfuerzos contra el reloj en pos de la aventura de una compañía privada, OceanGate, sobre la que arrecian las críticas por la falta de homologación del aparato y los riesgos “de menores a catastróficos” que planteaban sus “misiones de investigación” del fondo marino, como la compañía calificaba las inmersiones, rechazando de plano la definición de turismo extremo para ricos. Cada pasajero debía desembolsar unos 250.000 dólares (unos 230.000 euros) por viaje.

Las condiciones meteorológicas, que el martes habían dado un respiro, empeoraron a primera hora de la tarde del miércoles, añadiendo complejidad al abismo oceánico y a la profundidad alcanzada por el Titan. Según los guardacostas estadounidenses, en la zona de búsqueda se han registrado en las últimas horas olas de dos a tres metros de altura y vientos con rachas de hasta 50 kilómetros por hora. El mal tiempo se prolongó hasta la medianoche, tras el paso de un frente tormentoso. Si los cinco tripulantes continúan con vida, excluyéndose escenarios tales como un incendio o una inundación a bordo, lo han hecho en condiciones de habitabilidad extremas: en el cilindro de titanio y fibra de carbono no hay asientos, solo una única ventanilla de 21 pulgadas, unos 53 centímetros de diámetro. No mucho más se necesitaba para el corto viaje previsto, como los dos realizados hasta la fecha, con una duración de 10 horas entre el descenso, una exploración de dos horas y media en torno al pecio del Titanic, a 4.000 metros de profundidad, y la subida. Si el aparato fuera localizado íntegro, el desafío sería reflotarlo hasta la superficie, dado su peso.

Sentados con las piernas cruzadas

Mike Reiss, escritor y productor que hizo el viaje el año pasado, ha recordado que antes de sumergirse los pasajeros deben firmar un “larguísimo documento de consentimiento [aceptación de riesgos] en el que se menciona la posibilidad de muerte tres veces solo en la primera página”. David Pogue, periodista de la CBS y antiguo columnista de tecnología de The New York Times que también viajó en el Titan, describió el interior como “del tamaño de un monovolumen”.

El aparato llevaba comida ligera a bordo, como sándwiches y agua, para la travesía. Un rudimentario retrete separado por una cortinilla del habitáculo cilíndrico donde los pasajeros se ven obligados a sentarse con las piezas cruzadas, sin posibilidad de ponerse de pie o moverse, completa el escaso equipamiento de la nave. Sin radio ni GPS, se pilota con un mando de videojuego apenas modificado, cuyo diseño se asemeja a uno de los característicos controles de videoconsolas.