Los carnavales en Oaxaca

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México Desconocido

En Oaxaca, los carnavales se viven previo a la llegada de la Cuaresma; cada región con características únicas en sus trajes, música, baile y gastronomía. Son celebraciones que marcan el momento de despedir a los demonios y de decir adiós a la carne durante el periodo litúrgico.

Los carnavales muestran la riqueza cultural de Oaxaca, festividad que ofrece la oportunidad de vivir el folclor que caracteriza a este estado que se ha posicionado como uno de los destinos favoritos para vacacionar.

Entre los más famosos se encuentran los siguientes:

Putla Villa de Guerrero
San Martín Tilcajete
San Bartolo Coyotepec
Santa Catarina Minas
Magdalena Teitipac
Villa de Zaachila
San Bartolomé Quialaná
Personajes como los tiliches, los diablos vestidos, los aceitados, los coyotes, las viudas y los novios recorren las calles de sus comunidades en un baile que inicia por la mañana y culmina por la noche.

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En Putla Villa de Guerrero el carnaval se celebra con comparsas, música y danzas; en el lugar se representan tres comparsas que narran los orígenes y tradiciones de esta comunidad:

los viejos tiliches
la comparsa de Copalas
las mascaritas

El origen de este carnaval se remonta al siglo XIX en honor a los peones de los campos de cultivo por lo que es tradicional ver a personajes que representan a los tiliches, trajes que se elaboran con tiras de ropa en diversas tonalidades y que se complementan con una máscara de estropajo y sombrero de palma.

También destacan los diablos; con el tiempo se han integrado otros disfraces, los trajes regionales, hermosas señoritas, incluso hay hombres que se visten de mujeres y mujeres de hombres.

Además, se lleva a cabo la tradicional coronación de la reina, el robo del dinero, la búsqueda del toro perdido y el baile del macho que simula una boda. Se trata de coloridas celebraciones en las que participa toda la familia, escuelas, academias y comerciantes.

Roy Chávez, cocinero tradicional originario de Villa Putla de Guerrero explicó que:

durante las fiestas de carnaval se comparte a los participantes tepache que se fermenta con maíz y piloncillo y curados que son bebidas elaboradas con aguardiente y frutas frescas de la región como guayaba, tamarindo y jamaica.

Durante la mayordomía, que se celebra el último día de carnaval, se ofrecen en las casas de los mayordomos platillos como barbacoa de chivo o res, tamales pollo con epazote y de cerdo con chileajo, además de masita de chivo que se prepara con maíz quebrajado, cervezas y aguas frescas.

Diablos vestidos y diablos aceitados
El carnaval es una tradición sincretista dice Ricardo Ángeles, reconocido artesano de San Martín Tilcajete y quien cada año se hace presente entre los diablos aceitados.

Explica que en la época de la Conquista en las haciendas se realizaban grandes festejos; a los sirvientes indígenas y negros les divertía lo que sucedía dentro de ellas y empezaron a realizar sus carnavales portando disfraces que los entorpecían, de esta forma se burlaban de los españoles y de sus tradiciones.

Muchos de los oficios de la comunidad se reflejan en las caracterizaciones como las máscaras elaboradas por artesanos y que representan a distintos animales en referencia a la dualidad humano animal (nahuales). En su elaboración utilizan madera, cuero, carrizo y cuernos de toro o chivo.

Algunos participantes integran a su atuendo campanas que asemejan al número de toros que tenía cada agricultor; además de cadenas o mecates para chicotear el piso.

“Es un carnaval que ha evolucionado con el paso del tiempo, es un carnaval vivo que siempre ha estado presente”

Ricardo Ángeles
Hay quienes se tiñen las manos de tizne o ladrillo rojo para dejar sus huellas en las puertas de las casas; a partir de los años 1980 y en la actualidad algunos habitantes integran a sus atuendos el uso de aceite quemado que untan en su cuerpo.

En San Martín Tilcajete encontramos personajes como los diablos vestidos, los aceitados, las viudas en dos categorías: las que visiten demasiado insinuantes y las que llevan ropa tradicional de sus mamás o abuelas, así como la muerte que lleva una cruz y la libreta que marca el día final. Niños, mujeres y hombres participan en las travesuras que se desarrollan durante el recorrido.

Durante el recorrido se representa una boda que es el símbolo de la religión; los hombres se visten de mujeres, es una forma de burlarse del matrimonio.

El festejo concluye con la boda oficial y un gran banquete que preparan cocineras tradicionales de la comunidad, se sirven platillos como la barbacoa y el caldo de res que lleva zanahorias, ejotes, col, papas y hoja santa; además de mezcal y tepache que se elabora con el fermento de cáscara de piña y piloncillo.