“Ten para que te educas”

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ERNESTO REYES
El enorme intelectual zapoteca, Víctor de la Cruz (este 9 de septiembre cumple 6 años de ausencia física), usaba una frase en la que mostraba, divertido e ingenioso las dificultades, virtuosas, de la combinación entre el castellano y la lengua madre en la que escribió sus poemas. Extraída del anecdotario istmeño, reconvenía: “Ten para que te educas…”; en lugar de la construcción natural de: “Ten para que te eduques”.

Lo usan para reconvenir, amistosamente, cuando se aclara una situación, o si alguien realiza algo de manera incorrecta, me ilustra otro poeta, raptado en los Xadanis: Jorge Magariño.


El sentido es muy parecido a la demoledora frase que usa el presidente Andrés Manuel López Obrador para presumir sus aciertos administrativos a sus detractores de la vieja clase política: “Tengan para que aprendan”.
A Víctor le dejé de ver en 2012; mejor dicho, me privé de compartir sus amenas pláticas y enseñanzas en los “jardines” oaxaqueños o juchitecos, o en alguno de sus refugios. Se le comparaba con Carlos Monsiváis, por su erudición en temas de cultura, periodismo cultural, historia, literatura, lenguas indígenas, entre muchos, que dominaba a la perfección.


En una tarde soleada, me despedí después de varios vinos – uno de la casa Madero que él traía de moda- en el comedor de su paisana Aurora Toledo, en el barrio del Carmen Alto.

Nos habíamos juntado a comer ricos platillos con el poeta chileno, Alfonso Freire, que algo sabe y mucho más de fermentos de uva. Freire, poseído del espíritu de su paisano, Pablo Neruda, quería recuperar a Julieta, su musa oaxaqueña, pero esta es otra anécdota…
Una historia de amores perdidos, como las de los exiliados al saberse perseguidos por los militares que lo obligaron a salir en 1974 y refugiarse en la ciudad de Oslo donde -contaba Alfonso- permiten legalmente a las parejas (hombre o mujer) tener su departamento de soltero (a) aparte por aquello de la equidad de género.


Leyenda o cierta esta versión, a finales de los 80 pasó, por Oaxaca de Juárez. Entonces nos conocimos con la complicidad de creadores locales y periodistas.


Como tantos latinos en Europa, allá formó una familia sin desentenderse de su compromiso político, como el Premio Nobel de Literatura 1971 quien, según Fernando Alegría, siempre llevó junto a su producción poética, su solidez ideológica y combativa hasta el grado de gestionar, como Cónsul en España en 1934, el éxodo de centenares de españoles hacia Chile.
Alojado bajo el árbol del gran creador latinoamericano, “de cuyas raíces ha ido creciendo la poesía en América” – como describió Arthur Miller-, Alfonso Freire –cineasta por necesidad- tiene publicados libros que evocan su estadía en los fríos glaciares y húmedos del norte de Europa, como en su natal Valdivia: “Osledad”, “Poetas chilenos en Escandinavia”,” Retorno a la memoria”, y otros que le han llevado al Festival Internacional de Poesía, como el de Granada, Nicaragua, en 2015.


En uno de sus textos, convocándonos a Hurgar en los espejos, recupero éste, muy a su estilo: “Regreso al espejo/ para saber si estoy vivo/ o sigo siendo un reflejo transparente/ que puedo desaparecer/ si camino hacia otro lado/ vacío”.


Este maestro normalista de barba plateada, que se mantuvo exilado en España, México y Argentina, hasta que regresó la democracia a su país – lo que no pudo hacer ya enfermo y cansado Neruda, cuando lo sorprendió la muerte el 23 de septiembre de 1973, en plena ocupación militar chilena- ha participado en la producción de documentales y cortometrajes, como “Confesiones para un genocidio”, que describe el tema como integrante de la Comisión ética contra la tortura en Chile”.


El propósito inicial, era comentar el Tercer Informe de López Obrador, pero me ganaron los recuerdos y emociones: como el aniversario luctuoso, número dos, del maestro, artista plástico y benefactor: Francisco “Chico” Toledo, este 5 de septiembre; el terremoto del 7 de septiembre de 2017, que devastó el Istmo de Tehuantepec, más la partida, en 2015, del autor de “La flor de la palabra” e integrante de la Academia Mexicana de la Lengua que cito al principio.


Del documento permítanme reconocer que, en menos de tres años, el presidente ha invertido los papeles en la conducción económica, para enseñarle a cualquier economista neoliberal, graduado en el lucro y la rapiña de bienes nacionales, una vía, segura, pacífica y sin estridencias, para cambiar el rumbo de México: “Ten para que te educas”, diría el mandatario, al estilo juchiteco.
@ernestoreyes14
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