Caos en el aeropuerto de Kabul: 7 muertos

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La Jornada

Siete personas murieron el lunes en el caos del aeropuerto de Kabul, según los testigos, mientras la gente intentaba huir un día después de que los insurgentes talibanes tomaran la capital afgana y declararan terminada la guerra contra las fuerzas extranjeras y locales.

No estaba claro cómo murieron las víctimas. Una autoridad estadunidense dijo que las tropas habían disparado al aire para disuadir a las personas que trataban de entrar por la fuerza en un vuelo militar que iba a retirar a los diplomáticos estadunidenses y al personal de la embajada de la capital.

Un testigo, que llevaba más de 20 horas esperando un vuelo de salida, dijo que no estaba claro si los siete habían sido tiroteados o si habían muerto en una estampida. Las autoridades estadunidenses en el aeropuerto no estaban disponibles de inmediato para hacer un comentario.

En un vídeo de las redes sociales, se podían ver tres cuerpos en el suelo cerca de lo que parecía ser una entrada lateral del aeropuerto. Reuters no pudo verificar las imágenes. Otro testigo dijo que también había visto cuerpos.

Miles de afganos temerosos de un regreso del Talibán están tratando de escapar del país por el aeropuerto en Kabul. Videos en redes sociales mostraron a centenares de personas corriendo por la pista mientras soldados estadunidenses hacían disparos al aire. Otro video mostraba a una muchedumbre empujándose escalera arriba, tratando de abordar un avión, con algunas personas colgadas de las barandas.

El suceso se produjo en el momento en que los dirigentes talibanes declararon el fin de una guerra de 20 años y emitieron declaraciones destinadas a calmar el pánico que ha ido creciendo en Kabul a medida que los militantes, que gobernaron de 1996 a 2001, derrotaban al ejército afgano respaldado por Estados Unidos al retirarse las fuerzas extranjeras.

La embajada estadunidense fue evacuada y la bandera arriada, con los diplomáticos trasladándose al aeropuerto para ayudar con la evacuación. Otros países occidentales también cerraron sus misiones y estaban sacando del país a personal y civiles.

El presidente Ashraf Ghani huyó del país el domingo cuando los militantes islamistas entraron en la capital prácticamente sin oposición, diciendo que quería evitar el derramamiento de sangre

Suhail Shaheen, un portavoz de los talibanes, dijo en un mensaje en Twitter que sus combatientes tenían órdenes estrictas de no causar daño a nadie. “La vida, la propiedad y el honor de nadie deben ser dañados, sino que deben ser protegidos por los muyahidines”, dijo.

Anteriormente, Mohammad Naeem, portavoz de la oficina política de los talibanes, declaró a la cadena de televisión Al Jazeera que el pueblo afgano y los talibanes acababan de ser testigos de los frutos de sus esfuerzos y sacrificios durante 20 años.

“Gracias a Dios, la guerra ha terminado”, dijo.

“Pacífico”

Los talibanes tardaron poco más de una semana en hacerse con el control del país tras un barrido relámpago que terminó en Kabul mientras las fuerzas gubernamentales, entrenadas durante años y equipadas por Estados Unidos y otros países con un coste de miles de millones de dólares, se desvanecían.

A los oficiales estadunidenses les preocupa desde hace tiempo que la corrupción pueda minar la determinación de los soldados de primera línea, mal pagados, mal alimentados y abastecidos de forma errática.

Al Jazeera emitió imágenes de lo que dijo eran comandantes talibanes en el palacio presidencial con decenas de combatientes armados.

Naeem dijo que la forma del nuevo régimen en Afganistán se aclararía pronto, añadiendo que los talibanes no querían vivir aislados y pidiendo relaciones internacionales pacíficas.

Los militantes trataron de mostrar una faceta más moderada, prometiendo respetar los derechos de las mujeres y proteger tanto a los extranjeros como a los afganos.

Pero muchos temen que los talibanes vuelvan a las duras prácticas del pasado en su imposición de la ley religiosa sharía. Durante su gobierno de 1996-2001, las mujeres no podían trabajar y se aplicaban castigos como la lapidación, la flagelación y el ahorcamiento.

Tanto las Naciones Unidas como Estados Unidos dijeron la semana pasada que habían recibido informes de que los combatientes talibanes estaban ejecutando a los soldados gubernamentales que se rendían.

Dirigentes talibanes dijeron que no habían recibido informes de enfrentamientos en ningún lugar del país: “La situación es pacífica”, dijo uno de ellos.

Las calles del centro de Kabul estaban en gran medida desiertas a primera hora de un lunes soleado, mientras los residentes, despiertos, reflexionaban sobre su futuro.

“Estoy en completo estado de shock”, dijo Sherzad Karim Stanekzai, que pasó la noche en su tienda de alfombras para vigilarla. “Sé que no habrá extranjeros, ni gente internacional que venga ahora a Kabul”.

¿Cuerpo de un polizón?

Multitudes se abarrotaban en el aeropuerto de Kabul desde última hora del domingo, deambulando por las pistas en la oscuridad, arrastrando equipajes y luchando por un lugar en uno de los últimos vuelos comerciales que salieron antes de que las fuerzas estadunidenses tomaran el control del tráfico aéreo el domingo.

El lunes, decenas de hombres trataron de trepar por una pasarela de salida para subir a un avión mientras otros cientos se arremolinaban, según muestra un vídeo publicado en las redes sociales.

Otra publicación mostraba a unos hombres inspeccionando en un tejado el cuerpo de una persona que supuestamente había intentado esconderse en el tren de aterrizaje de un avión y había caído al vacío. Reuters no pudo verificar las imágenes.

Las fuerzas estadunidenses renunciaron a su gran base militar de Bagram, a 60 km al norte de Kabul, hace varias semanas, dejando el aeropuerto de Kabul como única salida, para enfado de muchos afganos.

También se produjo el caos en los cielos de Afganistán. Su autoridad de aviación civil aconsejó a los aviones en tránsito que cambiaran de ruta, diciendo que su espacio aéreo era ahora incontrolable.

El Pentágono autorizó el domingo otros mil soldados para ayudar a evacuar a los ciudadanos estadunidenses y a los afganos que trabajaban para ellos, ampliando su presencia de seguridad sobre el terreno a casi 6 mil efectivos en las próximas 48 horas.

Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo a primera hora del lunes que todo el personal de la embajada, incluido el embajador Ross Wilson, había sido trasladado al aeropuerto de Kabul, en su mayoría en helicóptero, para esperar la evacuación y que la bandera estadunidense había sido arriada y retirada del recinto de la embajada.

Las naciones occidentales, entre ellas Francia, Alemania y Nueva Zelanda, dijeron que estaban trabajando para sacar a sus ciudadanos y a algunos empleados afganos.