Va AMLO por reforma para juzgar a presidente en turno

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Al ubicarse a la cabeza de las preferencias electorales rumbo a la sucesión presidencial, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que el nuevo gobierno democrático “no será una fábrica de nuevos ricos ni de privilegiados”.

Luego de elegir a Ciudad Juárez, Chihuahua como punto de arranque de su tercer campaña presidencial y tomado de la mano de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia afirmó que los niveles de corrupción en el país “no tienen precedentes históricos” debido a que hoy, a diferencia de tiempos pasados, la conducta indebida para hacer negocios al amparo del servicio público, es la principal función del poder político; es decir, se ha institucionalizado la corrupción.

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Ante miles de simpatizantes en la plaza pública Benito Juárez, López Obrador señaló que no le importa que lo tachen de extremista, exagerado o que se piense que no hay nada nuevo en su dicho, pero lo cierto es que desde la época de la conquista de México “no se había vivido tanta corrupción”, como lo ha habido en el periodo neoliberal instaurado desde hace 30 años en el país y el cual sólo ha traído beneficio a las élites.

Ahora, la corrupción se ha convertido en la principal función del poder político y el encubrimiento, la impunidad y la complicidad son el principal aglutinante de los grupos que se han sucedido en el ejercicio del gobierno, sean del PRI o sean del PAN, lo que yo llamo la mafia del poder”, criticó ante los simpatizantes de esta ciudad que coreaban: “¡presidente, presidente!”.

De ahí, subrayó que la primera iniciativa de ley que remitirá al Congreso de la Unión, si resulta ganador en los comicios de este año, será reformar el artículo 108 constitucional para que se pueda juzgar al presidente en funciones por delitos de corrupción.

“Se acaba la impunidad, se acaban los privilegios” exclamó frente a aplausos y vivas de sus seguidores luego de destacar la fortaleza cultural del pueblo mexicano frente a fenómenos naturales, saqueos, calamidades y zarpazos a su territorio.

Al encontrarse a unos cuantos kilómetros del territorio estadounidense, López Obrador reconoció que “si bien el Tratado de Libre Comercio ha traído algunos beneficios a México a muy alto costo”, sostuvo que nuestro país “no será piñata de ningún gobierno extranjero”.

Por esa razón, dijo, es preferible que no se suscriba ninguna renegociación con Estados Unidos y Canadá hasta pasadas las elecciones del uno de julio de este año.

Sobre todo porque su gobierno no trabajará para “exportar” la mano de obra mexicana a otros países, sino para alcanzar algún día el ideal de que los mexicanos abandones sus lugares de origen “por gusto y no por necesidad”.

 

“No vamos a descartar la posibilidad de convencer a Donald Trump de su equivocada política exterior y en particular, de su despectiva actitud contra los mexicanos; vamos a ser muy respetuosos del gobierno de Estados Unidos, pero vamos a exigir también respeto a los mexicanos y México ni su pueblo van a ser piñata de ningún gobierno extranjero” advirtió.

Agregó que su gobierno trabajará por una buena relación con los Estados Unidos, a fin de atender las causas que originan la migración, la inseguridad y la violencia.

Reiteramos, que se oiga bien y que se oiga lejos: no es con muros ni con el uso de la fuerza como se resuelven los problemas sociales y los asuntos de seguridad; esos problemas se resuelven con desarrollo y bienestar, La Paz y la tranquilidad son frutos de la justicia” remarcó.

En el arranque de campaña, López Obrador estuvo rodeado por sus colaboradores más cercanos en los últimos años, como Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Alfonso Romo, Yeidckol Polevnsky así como del dirigente nacional del Partido del Trabajo, Alberto Anaya y de los candidatos a diputados y senadores de la coalición Juntos Haremos Historia.

Por la tarde, el tabasqueño estará con militantes de Ciudad Cuauhtémoc, en Chihuahua.