A propósito del 14 de Febrero: Día del Telegrafista

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Por Francisco Ramírez

Corría el año de 1959 y las entrañas de Oaxaca se recorrían a través de uno de los medios de comunicación que tiende a desaparecer al paso de la modernidad. El Telégrafo.

Este dispositivo que utiliza señales eléctricas para la transmisión de mensajes de texto codificados, como con el código Morse, mediante líneas alámbricas o radiales, se convirtió en el instrumento más importante de comunicación entre la capital del estado y sus siete regiones, así como la capital del país.

Con más de ocho década encima, Joel Javier Pérez Pensamiento vivió con intensidad la era de la comunicación basada en la clave Morse. Su amor hacia el oficio lo hizo ser uno de los telegrafistas con mayor dominio en la traducción de este sistema codificado.

“Don Joel” dedicó 40 años de su vida a mantener enteradas y unidas a familias y personas a través de la telegrafía.

Aun con una claridad excepcional, “Don Joel”, quien también este día -14 de Febrero- estará sumando un año más a su vida cuenta que cuando inició su labor en Telégrafos Nacionales, rientemente la oficina matriz se había trasladado a la esquina que conforman las calles de 20 de Noviembre y avenida Independencia, donde hasta la fecha se encuentran en el Centro Histórico de la otrora “Verde Antequera”.

En su vida laboral Don Joel se distinguió por su puntualidad y compromiso; nunca faltó a su puesto en las cuatro décadas que trabajó. Su limpieza en el envío de mensajes en clave Morse le valió el reconocimiento.

Durante las inundaciones que se abatieron sobre el estado de Tamaulipas, como el sismo de 1985, le valieron para que tuviera ese reconocimiento de parte de sus jefes, pues más allá de ser quien emitía la comunicación oficial, mantenía la comunicación de la entiodad federal con el resto del país.

“Estaba atento a la ortografía, que los mensajes tuvieran lógica y buena sintaxis. Era muy cuidadoso con los nombres escritos, tanto de los remitentes como de los destinatarios”, cuenta.

Refiere que a pesar que en las últimas dos décadas la telefonía móvil, el correo electrónico y otros medios de comunicación instantánea tomaron un gran auge, en algunas comunidades donde no hay este tipo de servicios aún sobreviven los telegramas.

“Muchas de las leyes que aún están vigentes fueron hechas cuando el telégrafo y correos eran los principales medios de comunicación a distancia, el problema ha sido que a pesar de los cambios tecnológicos, las leyes permanecen sin cambios”, puntualizó Pérez Pensamiento quien es oriundo de Tlacolula de Matamoros.

Con tristeza y nostalgia recuerda que los principales usuarios del servicio telegráfico eran las empresas y juzgados judiociales, quienes ocupaban el servicio para el envío de notificaciones a través de telegramas.

“Había empresas que en un sólo día llegaban a mandar hasta 500 notificaciones (telegramas)”, comentó quien fuera telegrafista desde los 17 años, en los cuales como tal vio y compartió el trabajo basado en la clave Morse.

Joel Javier Pérez Pensamiento ha sido fundador de la Universidad Regional del Sureste y de la Escuela Secundaria Federal número 2 “José María Bradomín”, narra que el Día del Telegrafista tiene su origen en la huelga que dio inicio en la Central Telegráfica (Tacuba número 8) con motivo de la fusión de los servicios de Correos y Telégrafos, ordenada por el entonces presidente de la república el General Abelardo L. Rodríguez, el 2 de febrero de 1933.

La oposición y resistencia de los telegrafistas se debe a sentirse desfavorecidos porque se les coloca bajo las órdenes de los titulares de Correos ya que consideran que la sangre derramada por telegrafistas durante la justa revolucionaria les daba el derecho de solicitar un trato justo.

“El 13 de febrero, la naciente Dirección General de Correos y Telégrafos turna las órdenes para que las oficinas telegráficas multi personales sean entregadas a los administradores de Correos, subalternando a los mismos a los jefes telegráficos, con una disminución de salario”.

Al día siguiente desde la oficina telegráfica de San Lázaro se informa: “A toda la red que desde ese instante siendo las 14 horas del 14 de febrero de 1933, las comunicaciones telegráficas deben ser suspendidas en los servicios interior e internacional, y el personal entrar en estado de huelga”

La huelga es declarada ilegal ya que los empleados gubernamentales carecen de amparo legal, para su realización por lo que regresan a sus labores el 18 de febrero de ese año. La huelga da como resultado el cese de 500 trabajadores de Telégrafos.

La fusión de Correos y Telégrafos repercute en una comunicación afectada, impera el caos en las oficinas telegráficas. La fusión es un fracaso ya que se desempeña en detrimento del público usuario.

Al reconocer que se deben de separar las dos instituciones se origina la creación del Departamento de Telecomunicaciones el 13 de febrero de 1941.

Su separación en 1942 es motivo de satisfacción entre los trabajadores de telégrafos dando origen a una celebración a partir del 14 de febrero de ese mismo año.

Joel Javier con sus palabras honra la trascendencia de su oficio de profesión, de quienes en la década de los cincuenta, mantuvo comunicada a Oaxaca con sus regiones y el resto del país; como también con aquellos que hicieron de esta loable labor un servicio profesional que pese a la modernidad se resiste a morir.