Iglesia Católica absolvió de su pederastia a un sacerdote encarcelado por violar a dos niños

0
155

Por Rodrigo Islas Brito

La iglesia Católica en sus tres niveles, incluyendo al obispo de Oaxaca, José Luis  Chávez Botello, a la arquidiócesis de México y al mismo Vaticano, optaron por encubrir y negar los delitos de pederastia del sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, aun cuando desde el 29 de noviembre de 2013 este se encuentra recluido en el penal de Tlaxiaco, por haber abusado sexualmente de dos niños de la comunidad indígena de Villa Alta ubicada en la Sierra Norte de Oaxaca.

“Si viene el Papa Francisco, que termine con la pederastia en México, si es que en verdad viene a querer reformar la iglesia católica, si no lo hace, pasará como otro Papa más encubridor de pederastas”.

Dijo en conferencia de prensa el activista y alguna vez sacerdote Alberto Athié, señalando que fue en febrero de 2011 cuando La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, exculpó desde el Vaticano a Silvestre Hernández, tras un proceso de investigación, en el que nunca se acercaron a sus víctimas.

Declarando que no había nada que perseguir contra el cura señalado, de cual según investigaciones de la Red FONI (Foro Oaxaqueño de la Niñez) se calcula que sus víctimas podrían superar los cien niños y adolescentes, debido a que el obispo Chávez Botello, en una práctica común de la iglesia católica para con curas pederastas, decidió solapar al agresor sexual, cambiándolo y removiéndolo de los templos de diferentes comunidades indígenas zapotecas.

En la conferencia se leyó la carta escrita a puño y letra por una madre de uno de los niños abusados sexualmente y dirigida al Papa Francisco, en el que la señora (cuyo hijo fue abusado por Hernández a los catorce años) antes de exponerle su punto, le desea al sumo pontífice que se encuentre bien de salud.

“El cura Silvestre los llevaba al curato y los emborrachaba y así abusaba de ellos. Como madre fui a quejarme a las autoridades municipales y aunque se levantó un acta, la autoridad me dijo que ya habían avisado al arzobispo José Luis Chávez Botello y que este no les había hecho caso”.

La mujer (quien fue identificada como Narcisa Mendoza) cuenta en su carta que se trasladó con otros padres y madres de hijos violados por Silvestre Hernández, a la ciudad de Oaxaca para que se les hiciera justicia, pero que todo fue encubierto.

La mujer narra cómo tres curas se le acercaron para amenazarla con que iban a meter a su hijo al Consejo de Tutela por mentiroso, si continuaba con sus señalamientos contra su colega Silvestre, a los que identifica como Francisco Mayren Peláez, Francisco Reyes y Pedro Jiménez.

“Les respondí que con mi hijo no se metieran porque si Jesús murió por nosotros, yo también iba a morir por mi hijo”.

“El padre Silvestre cometió abusos contra otros niños, y yo le pido que esto no se vuelva a repetir. Es un sufrimiento muy grande”

Jorge Pérez, párroco de San Pablo Huitzo, expuso por su parte que al enterarse de los múltiples delitos sexuales de Silvestre, él y un grupo de párrocos acudieron con el hoy obispo de Tehuantepec, Óscar Campos Contreras para que se investigara estos casos en la Sierra Juárez.

“Nos dijo que mandaría una comisión de sus más cercanos colaboradores a hacer la investigación. Estos lejos de escuchar, investigar y descubrir la verdad amedrentaron a algunos padres de familia”.

La respuesta final de la iglesia católica vino con una misiva mandada desde Roma, donde la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, desde el Vaticano, valiéndose de las pruebas de los mismos sacerdotes que amenazaron a Narcisa Mendoza con mandar a su hijo a un reformatorio, declaró que de “la investigación llevada a cabo sobre el Reverendo Silvestre, no se desprende que sea culpable de los delitos que se le imputan”.

Entonces Pérez y otros ocho párrocos conscientes de la situación, mandaron una contra misiva al Vaticano, dónde reiteran el secreto a voces de la calidad de depredador sexual del cura exonerado, y después de la cual, dos de ellos terminaron fuera de sus iglesias.

Silvestre, quien según los representantes de FONI ha registrado visitas eclesiásticas en la cárcel de Chávez Botello, actualmente está en espera de sentencia por el delito de corrupción de menores, sobre la que su defensa hoy argumenta como prueba de inocencia, es que la camioneta en la que Silvestre se llevó a sus dos víctimas no era de su propiedad.

En la conferencia también estuvo presente Apolonio Merino, sacerdote quien en noviembre pasado fue suspendido por las autoridades eclesiásticas de Oaxaca tras haber escuchado a víctimas de abuso sexual exponer sus casos.

A quien según Athié no se le abrió un proceso ni se le permitió defenderse de los cargos de los cuales se le acusaba

“Mi única función fue escuchar, acompañar y conducir. Les dije a adolescentes que denunciaran el delito, y a cambio me gane una carta de suspensión donde decían que me cesaban por un grave detrimento en mi falta de sinceridad “.

“A pesar de todos los grandes mensajes y palabras del Papa Francisco, la pederastia clerical sigue vigente”.

Señaló Athié, asegurando que el actual y popular Papa condena a la pederastia clerical pero mantiene intacto todo el sistema que el Vaticano ha implementado durante siglos para protegerla.

Para ejemplo dio el caso del arzobispo oaxaqueño Chávez Botello, quien “aunque sea responsabilizado penalmente de haber encubierto a un pederasta, puede alegar que hizo exactamente lo que su Iglesia le ordenó hacer en estos casos”.