La burocracia cultural mexicana es una mafia: Jaime Mesa

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Por Rodrigo Islas Brito

“Todos nos hemos encontrado con un burócrata cultural inepto y mentiroso que nos ha hecho tal o cual cosa”.

Jaime Mesa promociona su tercera novela editada por editorial Alfaguara, Las Bestias Negra . Termino que saco de un artículo del literato español Javier Marías en el periódico El País, que el escritor usaba para hablar de su adversario. “Del tipo o del ente que siempre está detrás de ti pero que no se muestra”.

Rabia, acontecida en Chicago y Los predilectos sucedidos en París, Los Cabos, Ucrania y Londres, son las novelas precedentes de esta negritud. Locaciones literarias por las cuales el auto considera a sus Bestias Negras su primera novela realmente mexicana.

“Pensaba escribir mi novela mexicana a los cuarenta, justo cuando completara un par de ciclos y hablara de mi familia mexicana y de mi familia poblana. Pero todo me cayó dos años antes”.

El gen para su libro actual llegó al escritor en el 2006 cuando trabajó en la Secretaría de Cultura de Puebla, como editor y luego director del área de literatura

“Las bestias negras es el reporte día a día de mis experiencias con un jefe malo y soberbio y con subalternos que vendían toda su vida en pos de un proyecto que iba a terminar pronto y que iba a terminar mal”.

Mesa dice poder reconocer aquellos funcionarios improvisados a los que políticos oscuros mandan a dirigir la cultura con lo que tengan y con lo que puedan.

“Esta también es la novela de la paranoia y la neurosis de alguien que no está preparado para ser líder y llega de repente. Me preocupan las bestias negras no solo que pueda haber en Puebla, sino que pululan en todo México”.

Mesa cuenta que hace unos meses llegó a un foro de literatura en una ciudad cuyo nombre prefiere omitir.

“Cuando termino me preguntan el porqué hable del Ingeniero Escandón, el secretario de cultura de la entidad. Se molestó porque hablaste de él, me dijo uno de sus subalternos y yo ni siquiera sabía quién era ese tipo”.

“Como escritor me alegra haber creado un personaje que pudo haber empezado como un estereotipo producto de una bronca personal. Pero hoy resulta que llego a cualquier lado y siempre hay un jefe malo”.

“Un Eliseo de la Sota, del que no hay periodista o lector que haya leído la novela y que no me diga, oye, es que mi jefe es así y esta escena se reprodujo igual a como la cuentas”

“Como escritor me siento muy bien, pero como ciudadano me siento terrible”.

Mesa mira a este tipo de personas como “gente que esta tan vacía en su vida personal y llega con o sin preparación a detentar los mecanismo de la soberbia cultural , es decir , es mi reino, es mi lana y estos son mis esclavos”.

El escritor considera que los subalternos que contestan el teléfono para una asignación de trabajo a las once de la noche, son gente que vive temerosa de su propia vida personal, o quiere ocupar el puesto de su jefe siendo tan ojetes como aquel.

“Quieren ser el nuevo Eliseo de la Sota. El sistema no me perturba por sí mismo. En la burocracia cultural hay un montón de candados hasta para comprar una pluma”.

Mesa recuerda que durante su paso por la burocracia cultural intentaba cumplir con todos los requisitos que le pedían, para lo cual podía tardar hasta tres días.

“Comprendí entonces que antes de mi, y que incluso antes de los que estaban detrás de mí , había un chingo de gente que se había pelado un chingo de lana, y que los candados eran seguros no para el sistema , sino para gente que había hecho chingaderas hace mucho tiempo”.

Su autor aclara que Bestias Negras no es una novela sobre la corrupción, sino sobre las raíces que llevan a ella

“La cultura no le interesa a mucha gente, es un puesto que el gobernante tiene que dar porque forma parte del gabinete

“Las oportunidades de hacerte rico no te tocan si eres funcionario de cultura. Para este tipo de cargos se buscan y se aceptan dos tipos de personas: funcionarios de carrera, o los que son el primo del primo que pintó una vez en secundaria y que por eso debe saber algo de la cultura”.

Egresado de Lingüística y letras hispánicas en la BUAP, el escritor poblano admite que cuando empezó a escribir supo que de los libros no iba a vivir.

“Acepte entrar en la burocracia para pagar la renta. Con eso vino el estrés y depresión de estar pensando en el contrato de mañana, deje de contestarle a mi jefe el teléfono desde mi segundo año de burócrata “.

De vuelta a su personaje Eliseo de la Sota, del que niega que esté basado en el flamante nuevo titular de la Secretaria de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa , antiguo presidente de la antigua CONACULTA.

“Eliseo de la Sota fue un Frankenstein que se fue alimentando de diferentes historias que me fueron contando”.

Mesa dice que si hubiera contado en sus Bestias Negras la historia tal cual de sumisión y tiranía que experimentó durante su cargo en la burocracia cultural poblana, no hubiera conectado con la gente.

“Eliseo de la Sota son todos aquellos que participan en la construcción de esta burocracia que nos está partiendo el alma”.