Trazar la raya, configurar el mundo: Rogelio Naranjo

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Por Rodrigo Islas Brito

“Carlos Salinas de Gortari con mirada diabólica y ese gesto de chupacabras por el cual será recordado, Ernesto Zedillo, su laberinto de la duda y su nula capacidad para decidir, Vicente Fox y su bigote de ranchero enamorado al que se le olvido gobernar, Felipe Calderón y su cara de asco como mayorista de la muerte, Enrique Peña Nieto,  como el presidente de un programa de televisión que no merecía tener rating”

Juan Villoro resalta la calidad del caricaturista Rogelio Naranjo como el  gran retratista de los inquilinos de los Pinos. Es el homenaje en la pasada Feria Internacional del Libro de Oaxaca, el cual bajo el nombre de “Vivir en la Raya”, celebró la trayectoria de 52 años de un profesional autor de más de 17 mil cartones políticos.

“Es el tercer homenaje en el que me toca participar, el primero fue para Julio Scherer García, el segundo para José Emilio Pacheco, los dos desafortunadamente ya no están con nosotros”.

Rogelio Naranjo hace changuitos para no ser próximamente  el tercero en ya no estar con nosotros , el publico que se ha arremolinado en el teatro Macedonio Alcalá ríe de buena gana ante el desconcierto de Villoro , quien parece caer en cuenta de que su labor comparativa no ha sido de lo más acertada

El diseñador grafico Alejandro Magallanes dice que Naranjo encara a la libertad de expresión en su figura y en su trabajo, que es un  gran melómano y cinéfilo, y que siempre recibe muy amablemente a sus amigos con un buen tequila.

Darío Castillejos, caricaturista oaxaqueño, rescata por su parte las muchas platicas que ha tenido con el homenajeado, recuerda que conoció su trabajo en una revistas para caballeros que un tío guardaba en lo alto de un ropero

“Y ahí estaban, los cartones de Rogelio entre las pieles más finas”

Castillejos destaca que nudismos más, nudismos menos, en los trazos de Naranjo descubrió la pasión que marcaria su vida: la caricatura.

De copiarlo, dice que se dio por vencido a tiempo. Pues el trazo obsesivo del caricaturista de Proceso es desenvainado, irrepetible. Cuenta que hay una máxima entre los moneros que marca que se necesitan diez kilómetros de línea mala, para empezar a trazar verdadera caricatura.

“Gracias a Rogelio aprendí a conocer a los políticos, que viven al revés, que en sus manos surgen garrotes como apéndices, que tienen serpientes encantadas en vez de lenguas .Dicen lo que no piensan, y no piensan lo que están diciendo”

Define que los dibujos en blanco y negro del homenajeado son excelentes dibujos a color, y que esto es resultado de que Rogelio Naranjo es un “apasionado en lo que hace”.

Ericka Martínez, ilustradora y pareja sentimental de Naranjo lo define como metódico, como alguien  capaz de llegar a un  restaurante y escoger siempre la misma silla

“Es capaz de desayunar lo mismo durante cuarenta años. Mientras está de viaje solo pide un desayuno, así sea huevos rancheros

“Empieza y termina de dibujar a la misma hora. Duerme a la misma hora. Usa la misma camisa si le da suerte. Es un tipo que no ve televisión y está sumamente decepcionado del Cruz Azul”.

Naranjo se pone de pie y le da un beso en la boca a Martínez, el público aplaude el gesto.

El escritor Juan Villoro resalta que nadie le ha dado mayor valor estético a la raya que Rogelio Naranjo, que para él trazar la raya es configurar el mundo.

Cuenta que lo conoció en las asambleas del Partido de los Trabajadores, con la intermediación de personajes seculares de la izquierda mexicana como Demetrio Vallejo  y Heberto Castillo.

“Eran asambleas muy democráticas pero sin esa  capacidad de síntesis que tiene Naranjo para sus cartones”.

Del homenajeado define además que lo ha estimulado la realidad mexicana, “de la dictadura perfecta a la caricatura perfecta”.

“Su firma es ya una declaración, un homenaje al impulso. Es un retratista minucioso de la realidad, no solo capta las facciones del personaje, sino de manera asombrosa su vida interior”

“El escritor Augusto Monterroso como un osito de peluche rodeado de animales. Carlos Fuentes un ídolo azteca. José Agustín, escribiendo a toda velocidad en una máquina de escribir que parece un automóvil con varios espejos retrovisores, donde tiene que seguir escribiendo por exceso de velocidad “.

Finalmente el homenajeado se pone pie ante una ovación de estruendo, dice que le gusta Oaxaca pero que le preocupa el mezcal, y como broche a su propio homenaje, comenta:

“Me hubiera gustado traer un discurso más profundo y más amplio, pero solo puedo decir  una cosa: gracias”.