Gendarmería y Magisterio se miran feo, como queriendo pelear

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Entre 160 y 200 maestros pertenecientes al sector Periferia de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)  se confrontaron mediante consignas y un tenso acercamiento de negociación con elementos  de la Policía Federal y de la Gendarmería Nacional, en su intento por cerrar el almacén Soriana ubicado en Plaza Comercial Oaxaca.

Todo comenzó a las tres de la tarde de este viernes (la dos en  el horario de la resistencia de la sección) como parte del cumplimiento al anunció de bloqueos a plazas comerciales y carreteras anunciado por la 22 desde principios de esta semana.

El contingente magisterial se apersonó a las entradas del Soriana de la plaza, mientras cinco o siete policías federales se paraban a un lado de las puertas corredizas. La camioneta con altoparlantes fue el objeto por medio del cual los profesores empezaron a gritar sus acostumbradas consignas como “¡Zapata vive!” o “Oaxaca no es cuartel, fuera ejército de el”.

Con la clara misión de que la tienda departamental se mantuviera abierta a como diera lugar, dos grupos de granaderos flanquearon los dos extremos de una de las dos entradas del establecimiento, después de que un maestro con mochila les indicara a sus compañeros que había que empezar a acordonar el lugar.

Mientras la señora del aseo del almacén le pedían a los maestros que le diera chance  para poder barrer el sueño con su moo, y dos empleados de Dominos Pizza que iban de aquí para allá con un rombo con logotipo ofreciendo promociones al 2X1 , mientras que los ánimos se iban calentando cada vez más al percatarnos todos (maestros, reporteros, público en general) que al amplio estacionamiento del Soriana no dejaban de entrar vehículos y hasta tres camiones de la policía federal, la gendarmería nacional, la policía estatal y Tránsito y Vialidad del Estado.

En total un aproximado de cuatrocientos elementos policiacos se llegaron a conjuntar en el estacionamiento en espera de órdenes de acción, mientras camionetas , vehículos policiacos y granaderos debidamente pertrechados , rodeaban al grupo de maestras y maestros , entre los que se podía ver a algunos menores todavía con su uniforme escolar.

“No tengo miedo, lo que está haciendo el gobierno es represión” diría una maestra que se identificó con el nombre de Victoria y que no soltaba ni a base de puras miradas duras de gendarmes, la parte que le correspondía de la manta del mitin.

La guerra de nervios se prolongó por espacio de media hora, con la señora de los raspados retirándose con su carrito, y maestras y maestros gritándoles consignas a policías uniformados y pertrechados que los miraban con cara de que si se movían, no lo iban a hacer en balde.

Una policía federal uniformada no dejaba de tomarle fotos a los profes, que también le tomaban sus fotos a ella.

“Vayan por el Chapo” gritaban los mentores, mientras el rodeo policiaco ya los había cubierto por todos los flancos.

Adentro del Soriana, dos mandos medios de la Gendarmería  Nacional platicaban con gerentes y subgerentes del almacén, quienes no podían componer su gesto de preocupación , mientras el empleado chino del comedor chino de los restaurantes del interior, abria mucho los ojos y no dejaba de auscultarlos con su mirada expectante, y una parejita de adolescentes se declaraban su amor mientras comían una hamburguesa.

Todo parecía estar pasando y uno de los subgerentes del almacén definió el momento dando la parte de los hechos.

“Uno de nuestros accesos está cerrado, pero seguimos trabajando. No debe haber mayor problema”.

“En México hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”, se podía leer en un grafiti magisterial que fue colocado en la reja del acceso que había sido cerrado, el cual antes de que pudiera ser captado en su totalidad por los fotógrafos fue desaparecido por la súbita apertura de la reja, llevada a cabo por un empleado de Soriana que cargaba un radio en el cual estaba recibiendo instrucciones.

Mientras que un maestro les decía a dos maestras que si había trancazos no tuvieran miedo, y estas le contestaban que las dejara tenerlo “aunque sea un poquito”.

La cosa se empezó a caldear más hasta que dos mandos policiacos acortaron distancia (hasta en dos ocasiones) con representantes magisteriales.

“Al final hasta no están ayudando a cerrar este lugar”, se burlaban los profes de unos policías con cara de que su papel de escudo justiciero ya no les estaba gustando.

En las negociaciones  cara a cara entre polis y profes, estos últimos les informaron a los federales que estaban ejerciendo libremente su derecho a manifestarse, mientras estos les informaron a los profes que la policía estaba ahí para garantizarles ese derecho, pero que si este afectaba a terceros iban a tener que tomar acciones.

La amenaza de desalojo estaba más que cantada a unos profes para los que las acciones de bloqueo de almacenes de antaño eran un mero trámite para sacar sus sillas replegables y sentarse a  leer una revista o a terminar un tejido. Hoy la situación era diferente y los maestros lo sabían.

 Se reunieron en círculos y consensaron el proseguir con una marcha que se presumía tendría como objetivo el zócalo de la ciudad, en el cual se reunirían con otros contingentes magisteriales.

Emprendieron entonces la retirada del lugar, mientras calificaban a los integrantes de la gendarmería y similares de monstruos y asesinos.

“Están a contrapunto los maestros, los que están aquí son los que dan clases por la mañana. Porque ahorita ya saben que si faltan, se los friegan”

Comentaría un persona entre el público que presenciaba un repliegue magisterial que al final no fue tal.

Pues lo maestros solo le dieron la vuelta al estacionamiento de plaza Oaxaca para terminar apostados  frente a Fábricas de Francia (el cual fue el único establecimiento de la plaza que al final terminó cerrando sus puertas)

Ahí establecieron su mitin, el cual anunciaron que mantendrían hasta las ocho de la noche,  frente una policía federal que se tuvo que quedar en su lugar.

Norma Kleiber, representante del contingente de Valles Centrales, fue  la que le dijo a la prensa el plan de acción a seguir.

“Movilizaciones pacíficas por acuerdo de la Asamblea  Estatal”

Mientras del Cinepolis contiguo salían parejas y hombres solos a la que la Gendarmería Nacional les garantizó el día de hoy su derecho a entrar a ver la película en  cartelera de su elección.