Vivir del teatro según Cuitlahuac Pascual

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Cuitlahuac Pascual  es el artífice del Grupo Promociones Hombre Gacela, actúa en el teatro desde 1982, y empezó a incursionar en la dirección y producción escénica desde 1996.

En una reciente visita a Oaxaca capital el veracruzano habló sobre su arte y sobre las ganas y los contras de seguirlo llevando a cabo.

“Hago teatro de actores  y títeres, para mí no hay distinción. A veces me conviene usar un títere con dos actores o un actor con tres títeres.

Pascual cuenta que en su juventud llegó a formar parte de la Compañía Nacional de Teatro, dónde se dio cuenta de cómo en mundo perfecto, deberían de vivir en realidad los actores.

“El día de la función mi ropa la dejaba por ahí y al día siguiente estaba lavada, planchada y colgadita en un gancho. Fuimos  a teatros de primera, así es como deberían de ser todos los teatros”.

Pascual se baja de nube y cuenta que su labor escénica la ha desempeñado en su mayor parte en Xalapa, Veracruz.

“En el puerto de Veracruz no hay tanta tradición de teatro, es mas pachanguero. Tiene más de un millón de habitantes pero teatros no tiene. Hay un festival de títeres , Sergio Peregrino, al que asistiremos próximamente con una obra”.

Cuitlahuac aspira a hacer un teatro que haga pensar, que a la gente la haga salir diferente de como entró a verlo.

Habla sobre su más reciente obra, El pez y la mar, obra de títeres basada en la novela cuasi homónima de Ernest Hemingway, la cual en términos básicos trata sobre “un viejo que se da cuenta que quiere vivir”.

“Al viejito ya nadie lo pela, no son personajes principales de nada”, Pascual también suelta a botepronto  que prepara una obra de títeres pornográficos. “Una Triple X que ya vendrá, se está cociendo”.

En Promociones Hombre Gacela, Pascual cuenta que es el director, pero que también es el que hace el mole y el que lleva las tortas a los actores.

Director y dramaturgo, el artista comenta que cada vez actúa menos, pues cada vez confía mas en su equipo.

En Oaxaca está para tomar un diplomado en el Centro de las Artes de San Agustín (CASA ) sobre una consultoría de dramaturgia.

Respecto a las dificultades para hacer teatro en México, Pascual señala inmediatamente la falta de publico,  y lo define con un “nosotros corrimos a la gente de los teatros”.

“Antes el teatro era un evento social, pero entonces los grupos lo empezaron a descuidar y terminaron por hacer cualquier cosa”.

“El teatro no concede ni perdona. No puedes hacer como que mi personaje es medio malo, no, es malo o es bueno. Es de día o no es de día”.

El entrevistado remata su filosofía teatral de escupirle a las medias tintas con una frase del irrepetible dramaturgo y director teatral, Peter Brook .

“El escenario es un microscopio de la vida”.

 “De ese pelo lo pone. Tú puedes ver cada detalle, lo miras y te dice algo. En la escena todo te dice algo, y eso fue lo que aquellos que hacemos teatro terminamos por descuidar”.

“La gente  se alejó del teatro porque ya no estaba hablando de ella, de lo que siente, de lo que la gente es, de lo que les duele , de sus anhelos”.

Pascual recuerda que hay corrientes de la dramaturgia que dicen a no debe importar lo que la gente piense, el entrevistado asegura que los dramaturgos que piensan eso deberían mejor de darse un balazo.

“Yo hago teatro para la gente, ¿sino para que lo hago?”.

El entrevistado se explaya y declara que en este mundo todos somos seres políticos , pero que teatro que empieza a hablar de política se hace panfletario y la gente le da la espalda.

¿Pero no es importantes en estos momentos de masacres y naufragio social, un teatro que hable de la situación y la politice?.

Pascual defiende su punto y responde que “si, pero no en el sentido panfletario”.

“El chiste es encontrar como mostrar la injusticia sin repetir que el gobierno es corrupto, eso ya lo sabemos. Hasta los niños lo saben”.

“El teatro político es colocar al político corrupto comiendo en su casa , no el almacenar mantas , manifestaciones y gritar ¡Viva el Ché Guevara!”.

El teatrero observa que la actual situación está muy complicada para el teatro , donde la gente no destina una parte de su raquítica dieta para su consumo.

Sitúa la Ciudad de México como un país aparte para el teatro en México , y asegura que “en el resto del país no hay públicos , ni la gente que hace teatro va al teatro.

“ No se va a asomar , ni siquiera para ver que tiene el vecino , o a ver que se me ocurre ¿Como voy a estar haciendo teatro sino veo teatro?”.

“¿Sino como te llenas? ¿De qué te nutres?”.

Las preguntas de Pascual dan pie a preguntarle sobre las diferencias que encuentra entre el hacer teatro en Oaxaca , y hacerlo en su natal Xalapa.

“En Oaxaca hay menos grupos de teatro, menos competencia , por lo mismo los mecanismos para atraer gente y hacerte de público no están tan depurados”.

“Porque no hay mucho contra que competir  no hay muchos contrincantes, sino contra ti mismo”.

“En Xalapa hay un Foro Independiente, el Telón Sala de Artes, donde te pueden ofrecer solo veinte carteles tamaño tabloide de excelente calidad, porque sé que hay veinte lugares estratégicos en la ciudad donde asiste la gente que va al teatro”.

Pascual acepta que este idílico espacio también sobreviven de becas para espacios culturales, “pues de la taquilla no se vive”.

“Se han puesto duchos en bajar recursos para poder aguantar y jalar a la gente”.

¿Pero qué tan fácil será bajar recursos en un sistema cultural que colapsa?, en el que el CONACULTA está a punto de ser desaparecido para crear una Secretaría de Cultura  con el único propósito de aplicarle un recorte de mil 449 millones de pesos.

“Visto así está negro el panorama, pero la gran ventaja es que ya no hay mas para donde  hacerse. Yo le estoy apostando a que el teatro va a resurgir. Le apuesto a seguir trabajando.

“Dionisio el Dios del Teatro nos tocó y ya nos chingamos. Yo no quiero hacer otra cosa, esto es lo que necesito hacer”.

Pascual cuenta que planea dar funciones de teatro en su casa, donde cobrara cinco pesos y venderá palomitas.

“¿Que como le entro a la sequía?  pues con creatividad. Tenemos que apostarle al teatro para que este nos dé, no al revés”.

Cuitlahuac Pascual busca unas últimas y decisivas palabras para concluir esta entrevista, pero se da cuenta  de que las acaba de decir.