José Valeriano viajó desde su comunidad enclavada en la región Mixteca, en el distrito de Tlaxiaco, para ser partícipe de una tradición muy representativa de la Semana Santa, el “Domingo de Ramos”.
Personas como él, que se dedican a la elaboración de figuras a base de palma, son comunes de ver en los atrios de las iglesias o plazas públicas; su condición humilde son sin duda el reflejo de la situación económica por la que atraviesa el país y en particular el estado.
Don José asegura, que sus ventas en este año han mermado, sin embargó no pierden las esperanzas de que este oficio un día se valorado.
Desde hace 25 años se ha dedicado a la venta y elaboración de figuras de palma y le ha tocado ver como se ha perdido este oficio.
“Los jóvenes prefieren emigrar a los Estados Unidos en búsqueda del sueño americano”.
José Valeriano dice, que a su trabajo artesanal se le gana muy poco comprado con el tiempo que se tarda en elaborar una figura.
El Domingo de Ramos, es una tradición cristiana, en la cual se recuerda la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, en los días previos a su pasión, muerte y resurrección.
Es en esta fecha en que católicos de todo el mundo reciben palmas en las iglesias para acompañar este momento especial con el cual se da de manera formal el inicio a la Semana Santa.
En muchos lugares, estas palmas se convierten además en manifestaciones interesantes de arte, como es el caso de José, quien a pesar de la merma en sus ventas aún conserva algo de la riqueza cultural de la Mixteca oaxaqueña.
