La calma chicha en la Cámara de diputados

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Carmelita Ricárdez no quiere que sean dos años sino cinco, y así lo hace ver en su propuesta alterna a la que sus compañeros priistas de partido, María Luisa Matus, Alejandro Avilés y Adolfo Toledo Infanzón presentaron la semana pasada, sobre que el próximo gobernador a ser electo en el 2016 sólo estaría dos años en el cargo, esto con la intención de empatar la elección federal con la estatal.

Pese a que la propuesta vino de sus mismos correligionarios, Ricárdez no está de acuerdo, argumenta que existirían dos elecciones seguidas que minarían el erario público, por lo que propone que el empalme entre elecciones venga en el 2021, con una elección de gobernador que le permita estar cinco años en el puesto, y que la empate con la elección de diputados locales.

“Al final no pasará nada con ninguna de las dos. Esta es solo para que los diputados sigan haciendo ruido”, afirma en un pasillo un tipo de gafas que prefiere guardar su trabajo en el anonimato.

“Estamos en la calma chicha antes de que suelten los trancazos de estas elecciones” reflexiona el hombre mientras en el recinto Sergio Bello, diputado local y virtual candidato del PAN a la diputación federal se pasea entre lugar y lugar, saludando a sus colegas, como con la interna necesidad de darle vuelo a su desfile personal.

María Luisa Matus pide que el ejecutivo estatal y la secretaría general de gobierno intervengan ya en la crítica situación de Santa María Mixtequilla, donde un grupo de habitantes han tomado ya carreteras y han siniestrado ya la casa del presidente municipal Juanito Carballo, al que traen asolado a sol y a sombra persiguiéndolo por donde se pueda y hasta por donde no.

Gerardo García Henestrosa, presidente de la comisión de Administración de justicia del Congreso, responde desde su curul que “ya están trabajando en eso”.

“Eso” es identificado por algunos en el Congreso como un futuro y muy próximo decreto de desaparición de poderes en aquel municipio y el nombramiento de un administrador municipal que venga a aliviar en algo la tensa situación.

Hay también propuestas por la igualdad de las mujeres, la reelección de presidentes municipales y diputados locales (“lo quieren todo estos diputados” se escucha como un murmullo en el recinto).

Martha Alicia Escamilla pasa al estrado para apurar a la auditoria del estado a hacerle de una vez por todas su respectiva auditoria a la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Oaxaca (Cotaipo), cuyos tres representantes entregaron en días pasados, con una sonrisa en sus caras, un informe de rendición de cuentas a la Junta de Coordinación Política del Congreso.

Esteban López José, Eréndira Fuentes Robles y Sheyla Ramírez Riárdez, presidente y consejeras de la institución enfrenta ya denuncias penales por abuso de autoridad, amenazas, fraude y hasta una queja en la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.

Entre los tres han enfrentado desde mediados de año pasado señalamientos de desvió de recursos, despidos injustificados, justificantes presupuestarios con facturas de empresas fantasma y una táctica de amedrentamiento hacia el interior de su misma institución, sin que hasta el momento haya habido alguna mínima sanción para los garantes de la transparencia.

Falta ver si el llamado de Escamilla es el principio de algo que pueda llevar a transparentar al instituto encargado de transparentar el servicio público en Oaxaca.

Adolfo Toledo Infanzón vuelve a tocar el tema del conflicto de límites de tierras en los Chimalapas y regresa a asegurar que este es completa responsabilidad del ejecutivo del estado, presentando un punto de acuerdo que lleve a supervisar puntualmente la defensa de este territorio, legal e históricamente propiedad de los oaxaqueños.

El diputado externa en su participación que resulta urgente el brindar seguridad jurídica a los habitantes de ese territorio indígena, para que la paz y la tranquilidad regresen y no se conviertan en un recuerdo.

Desde la batea un asesor habla de que es alérgico a la primavera, y dos mujeres abordan con tarjetas llenas de cosas que memorizan una y otra vez, a la diputada Carmelita Ricárdez quien parece que hoy se encuentra particularmente cotizada.

Se votan por puntos de acuerdo por el que algunos diputados lo hacen desde su curul, otros parados en una esquina, de espaldas, con el brazo en alto, platicando con reporteros y contando buenos chistes, comprobando así que el cerebro humano puede concentrarse en catorce cosas a un mismo tiempo.

Al final se acuerda una prórroga de quince días para entregar sus cuentas diecinueve municipios morosos. Unos quince minutos antes la diputada Lilia Mendoza ha sido la única que se ha quedado con el brazo en alto ante el punto de acuerdo.

La razón no ha sido su convicción para su voto sino el hecho de que la fotógrafa ha tardado demasiado tomándole la foto.