Tinaco vivo se presentó en Palacio de Gobierno

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La mayoría de los asistentes a la exposición “Perros de Azotea”, llevada a cabo el pasado viernes en una de las salas del Museo del Palacio de Gobierno, pensaban antes de que el listón inaugural fuera cortado, que se trataba de una exhibición de fotografía.

La reseña curricular del autor José Santos López, colocada en la entrada de la sala que hablaba de una larga residencia artística en Inglaterra y de su calidad de jurado de algunos certámenes de fotografía, así lo hacían pensar.

Un tinaco blanco pintado de negro rodeado por un cuarto aun más negro, fue lo único que el sorprendido público encontró detrás del listón. No había perros, no había fotos, no había nada.

“El abuso a los perros ha existido desde que yo nací. Es una negligencia muy grande. Demandamos de ellos pero no les damos nada a cambio. Si el perro hablara, ¿Quién sería el criminal?”

Declararía en entrevista después un comprometido Santos López, también grabador, ceramista y pintor, quien afirmó además que la idea de la instalación le surgió caminando de su casa a su taller, donde notó que los perros que le ladraban desde las azoteas estaban en muy malas condiciones.

“Tengo un amigo que vende materiales para construcción. El estuvo experimentando con un nuevo molde. Dentro de sus experimentos este fue uno de ellos. Yo de pura casualidad lo fui a ver, y dije esto cabe perfectamente. Tiene una buena conversación con el tema que estoy haciendo”

Aseguró el instalador sobre su tinaco artístico, al cual llamó “una pieza única” porque ya los demás tinacos no salieron así.

“Salieron diferentes por los experimentos que estaba haciendo mi amigo para sacarlo vivo”

Tinaco vivo del que sin embargo existe la posibilidad que no le diga nada al espectador sin la explicación procanina de su autor.

“Es un objeto de contemplación intelectual” justificó Santos ayudándose de un letrero que tenía escrito a manera de acordeón entre sus dedos y la palma de su mano.

“Si le das tiempo llegas a una conversación con la pieza. No es necesario poner todos los elementos obvios, entonces no es una conversación. Tiene que haber una participación intelectual de la audiencia y que yo no les diga, esto es un perro. Eso no tiene chiste”

A la pregunta de cómo había llegado su propuesta repleta de un hipotético diálogo reflexivo a una sala de arte del Palacio de Gobierno, Santos explicó que llegó ahí por parte de un amigo.

“Me presentaron al museólogo (Jesús Arvizu, el director del museo del palacio) le presente mi propuesta y el abrió un espacio en su agenda. Así de fácil”

Vale preguntarse que fue más fácil, si el criterio de aceptación o la propuesta artística en sí. Pues se filtró el hecho de que unas horas antes, una de las empleadas de limpieza del Palacio de gobierno , estuvo a punto de aplicarle unos trapazos a la pieza de arte siendo detenida por el director Arvizu, quien le hizo notar que ese tinaco sucio era en si solo toda la exposición.

Al preguntarles a los pintores y artistas asistentes a la exposición por la calidad de la obra presentada, todos coincidieron que el tinaco podría ser una tomadura de pelo, pero que por lo menos los canapés y el mezcal que se ofrecieron estaban muy sabrosos.