Apostando la nada

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“¿Porque te importa tanto esto, si a ti nunca te importa nada?” le preguntan al profesor universitario (y esclavo del azar) Jim Bennett (Mark Wahlberg) en El Apostador (EUA, 2014), el remake que Rupert Wyatt ha hecho sobre una cinta de 1974 dirigida por el angry boy Karel Reisz y escrita por el intensísimo James Toback (Fingers) jugador y obseso profesional.

Wyatt no supera al original de Reizs, pero lo que logra en el intento le sale muy bien. Wahlberg, un actor siempre interesado en ir más allá de sus propias posibilidades, logra una interpretación entera en el papel principal, alejándose y limitando su tradicional sonsonete de chavorruco de barrio bajo, para darle cabida a una complejidad existencial nihilista fatalista, acorde con los derroteros vivenciales de su guionista original (Toback, ahora reinterpretado por un guion del mas fresa y alivianado William Monaghan).

La historia lidia sobre las oportunidades que da la indiferencia. Bennett es un exnovelista de éxito que, ahora llena su salón de clases con polémicas sobre si William Shakespeare era un genio o un mendigo.

También gusta de apostar en grande con el respaldo de su millonaria madre (vibrante Jessica Lange), quien ya está harta de salvarle el pellejo a su retoño y de que se la pase huyéndole a todo y a todos, acumulando acreedores que amenazan con romperle las piernas y lo que sigue que van desde orientales con voz pausada, hasta un hampón morenazo de cara cercada (un genial Michael Kenneth Williams, alguna vez el inolvidable Omar Little de The Wire) con un crew de prostitutas con mohawks y guaruras con el tonelaje de una mole, pasando por un gánster filosófico del fuck you y amante de los baños sauna (John Goodman) que, al final resulta como una especie de voz de la razón para un tipo para el que autodestrucción es un camino muy largo como para no apostar por el.

Wyatt, un cineasta que ya se está volviendo garantía para eso de reinterpretar el material que le asignen y darle un cariz de originalidad (El escapista, Planeta de los simios Revolución) trata a este cover con esa mirada que huye de la asepsia para encontrar en algún lado ese lodo que signifique ebullición.

Menos oscura que la original donde James Caan sonreía con un borbotón de sangre brotándole por la herida abierta de su mejilla, El apostador es una opción que hay que ver y entregarse a sus diálogos que hablan de un mundo que se debate entre abandonarse a la muerte y sobrevive en el intento.

A destacarse la presencia de Brie Larson como la brillante joven brújula romántica del apostador, y George Kennedy, veteranazo de mil películas con imborrables como Paul Newman, Lee Marvin y James Stewart, quien a sus noventa años interpreta a la piedra filosofal del dolor y la nostalgia.