Extraordinarias

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Uriel Pérez García

El pasado domingo 27 de marzo se llevaron a cabo elecciones en siete municipios de la entidad en los que por resolución de los tribunales en algunos casos o porque en otros, se suscitaron escenarios de violencia que impidieron realizar las votaciones el pasado 6 de junio, no se tenía autoridades constitucionalmente electas, lo que evidentemente transgredía el derecho fundamental de votar y ser votado en tanto no existieran las condiciones adecuadas para reponer dichos comicios.

En este sentido vale resaltar que precisamente la falta de condiciones ha sido la principal argucia para perpetuar a los antes llamados administradores municipales, hoy comisionados, que tenían la encomienda de generar precisamente el clima de seguridad y paz social para que la ciudadanía pudiera emitir nuevamente su voto y elegir a sus autoridades, pero que en la mayoría de las ocasiones se convertían en operadores políticos del gobierno en turno o de actores y partidos políticos que participaban en el reparto de los citados administradores.

Algo similar se intentó realizar en el municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, donde el Congreso del Estado, con una motivación aparentemente más política que jurídica, intentó aplazar la convocatoria para la realización de elecciones extraordinarias en dicha demarcación, situación que fue superada a través de una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que ordenó la realización de los comicios.

En la mayoría de los municipios donde se celebraron elecciones el pasado domingo, hay que resaltar que prevalecieron dos elementos que caracterizan a las elecciones democráticas y auténticas; por un lado el factor de incertidumbre en el que no hay nada seguro para ninguno de los competidores y en el que efectivamente la ciudadanía con su voto sería la que decidiera.

Por otra parte, en este sentido es loable reconocer que la participación ciudadana tomó la batuta para que las elecciones se desarrollaran en tranquilidad, aun cuando en las primeras horas se suscitaron hechos de violencia como en el caso de Laollaga en el que se informó que un grupo intentó impedir la realización del proceso electivo, lo cual fue superado por una mayoría que decidió coadyuvar para que se establecieran las condiciones necesarias para emitir su voto.

En el contexto político es de subrayar que como es característico de los procesos municipales,  más allá de los colores de partido, la figura del candidato o candidata jugó un papel muy importante, condición que en los últimos procesos electorales había quedado al margen, puesto que el partido Morena había obtenido mayores triunfos por un voto más alineado por la influencia que a nivel nacional ejerce el liderazgo incuestionable del presidente de la república y que en esta ocasión se configuró como un punto y aparte.

Tampoco puede asumirse como triunfos y derrotas que anticipen el escenario de la elección del próximo 5 de junio, en la que se elegirá a quien ocupará la gubernatura del estado, pero sí debe tomarse en cuenta que si no se cuidan las formas, no basta con el emblema o la marca política, ya que el trabajo de campo, es decir la campaña de tierra, la estructura y sobre todo el trabajo del candidato o candidata van más allá del color de partido.

La moraleja debe ser que la imposición de candidaturas no siempre es la mejor fórmula aun y con toda la fuerza política que se tenga, por el contrario como se ha visto muchas veces, solo se genera división y descontento al interior de las mismas bases partidistas, lo que indiscutiblemente juega en contra al momento de las definiciones.

Los focos de alerta pudieran ser mínimos, al final del día el partido Verde Ecologista, que va en coalición con Morena para la elección de la gubernatura obtuvo cuatro municipios, es decir si de medir las victorias de cara al próximo proceso se tratara, se diría que solo dos de los siete municipios fueron para los opositores a la coalición que encabeza el partido que lleva la delantera.

No se debe perder de vista que otro factor que hará la diferencia en las próximas elecciones será el nivel de participación ciudadana, de manera que por una parte será importante que las campañas a iniciar el próximo domingo 3 de abril estén a la altura de lo que la ciudadanía espera para motivar su acción al voto, mientras que por otra parte, es momento de poner manos a la obra en los equipos de campaña a sabiendas que no siempre la inercia de un voto lineal es garantía y que el electorado manda.