Política en 90: El debate entre la CNTE, el Estado y la Nueva Escuela Mexicana

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Jorge Oropeza

La principal exigencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ante el movimiento del Presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la Reforma Educativa 2019, es un asunto técnico. Quieren que se plasme con claridad textual en la Constitución Mexicana que los derechos laborales de las y los trabajadores de la educación se regirán estrictamente por el Artículo 123 en su apartado B. Esto implica borrar del Artículo 3ero. todo lo que tiene vinculaciones laborales, incluyendo el tema de la evaluación. La CNTE ha dicho que no está en contra de evaluarse pero que eso debe regularse fuera de la Carta Magna.

Las razones de la CNTE poseen, además de una lógica política, elementos legítimos laborales y educativos. En el tema laboral es claro que buscan que se respeten sus derechos adquiridos y garantizar su estabilidad, como cualquier sindicato abanderaría en favor de sus agremiados y agremiadas. Por ello, aseguran que insertar en el Artículo 3ero. temas de evaluación e ingreso es colocarles en un estado de excepción, como ya les ocurrió en la Reforma 2013.

Si bien la preocupación laboral es legítima, también existe una razón educativa muy sólida del magisterio disidente. Ésta surge como consecuencia del complejo aterrizaje de los procesos de ingreso y promoción que tuvo la Reforma 2013 en entidades del sur-sureste del país, en donde tiene amplia presencia la CNTE y en donde su gran resistencia llevó a esa errática implementación. Y es que, a razón de esto, hay cientos de escuelas sin maestros ni maestras. Hay un déficit de docentes en las comunidades. Y esto tiene que ver con la burocracia de los procesos de evaluación, la difícil orografía de la zona, la ausencia de incentivos para viajar a las comunidades más alejadas, el lento proceso de descentralización administrativa y la violencia política interna en las escuelas. Por eso, desde un punto de vista social, la CNTE tiene razón en no querer procesos de selección, ya que aletargan la principal necesidad educativa en las aulas, que es la presencia de docentes.

Sin embargo, para el Estado hoy encabezado por un movimiento presidencial, las secuelas de una complicada implementación en el sexenio anterior, no deben ser obstáculo para la educación de excelencia que se busca para la Nueva Escuela Mexicana. Ése es el principal argumento del Presidente López Obrador. Así se plantea la Reforma 2019 desde la Secretaría de Educación Pública y desde el movimiento de la Cuarta Transformación, es decir, sin carácter punitivo pero con evaluación.

La solución de este debate, sin duda, está en avanzar a partir de las coincidencias educativas y no políticas. Y está claro que éstas tienen que ver con el respeto a los derechos laborales y con mantener a todas las escuelas con plantilla docente completa. Y es que ambos elementos darán esa normalidad mínima que, sumada a la revalorización magisterial que se pretende, permitirán que sociedad y Gobierno caminen hacia el modelo humanista universal de la Nueva Escuela Mexicana.

*Presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C.