El ring y el jab de Armando Palomas

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Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. Armando Palomas está en Oaxaca y cuenta una de esas anécdotas que le ha tocado constatar en sus frecuentes viajes cancioneros por el país. La imagen de una parvada de mocosos lanzando un proyectil contra un vehículo que transita por una carretera a noventa kilómetros por hora.

“Por la pura pedrada el conductor se descontrola y empieza a zigzaguear, si el automóvil se detiene o choca contra algo, lo siguiente es que la parvada de chavos cae y lo desmantelan todo”.

El cantautor hidrocálido cita esta imagen como la manera de ejemplificar lo jodido que está el país del que ha cantado hace 25 años. Agrega que para él Oaxaca es Francisco Toledo, las tlayudas, los ochos asesinados de Nochixtlán, el Mole Negro y las caravanas de la muerte.

“Oaxaca también es la Canción del mutilado” afirma Palomas sobre esa rola suya que habla  del blues de los que tienen manos, ni lengua, ni tripas, de los que la boca les ha sido cancelada con una estopa y ni aun así renuncian ni al cambio ni a la Revolución.

Palomas cuentan que la escribió en 1998 y se convirtió en un himno para varias generaciones. Después habla  de esas ganas de satisfacer sus deseos sexuales que siempre han  sido panegíricos en sus canciones.

“Si una canción me transmite cualquier sentimiento, por bueno o malo que sea,  es una rola que me pone, que me está diciendo algo, y si me pone a beber, mejor”.

El autor de Cholo Story y Los sábados sin ti apunta que compositores como Cuco Sánchez, Chava Flores o José Alfredo Jiménez fueron y son la voz del pueblo.

“Yo en mi trabajo no pido tanto”, destaca a Jaime López, Rafael Catana, Armando Rosas, Arturo Meza, Carlos Arellano, como los cantautores contemporáneos que más o menos de su rodada a los que respeta y de los que venera sus canciones.

“Maestros de la palabra, de la armonía. De la gente joven que hay en el rock mexicano no he encontrado a nadie que me ponga como me ponen ellos”.

Cuenta que espera hacer un dueto próximamente  con el intérprete callejero originario de Momoxpan, Puebla, Nono Tarado.

“Espero que me diga que sí y grabemos algo, es un teporocho el cabrón. ¿Dónde esté el Nono?, preguntan. Búsquenlo debajo de las mesas  o en una pinche alcantarilla. El cabrón es genial”.

Dice que su carrera ha sido bien extraña, pues afirma haber pasado por todos los lupanares y bares de mala muerte del país.

“Un día puedo estar en el Lunario del Auditorio Nacional a reventar y al segundo día puedo estar en un lugar chiquito, con una cercanía importante de la gente, así sin pedos”.

Si las palabras altisonantes no han sido censuradas en esta entrevista es porque esto sería prácticamente imposible hacerlo. Palomas habla recio y claro como en sus canciones y no pide disculpas.

Afirma creer mucho en la numerología, tiene tatuado un número siete  y unos dados que de dos más uno dan tres.

“21 son tres veces siete. Exactamente en el mes siete de este año hay un parteaguas en mi carrera. Tenía un rato trabajando con los mismos músicos y de repente todo se fue a la mierda, entre ellos hicieron tierra y dije ya no puedo trabajar con ellos. Para Oaxaca venia ya con todos, pero al final dije, no, me voy solo”

Dice Palomas que en su presentación en Oaxaca del sábado pasado, comenzó un nuevo ciclo en el que regresó a esos orígenes de su natal  Aguascalientes  con la banda de blues la Clica

“Estoy regresando a ese sonido, me tiene muy emocionado. A Oaxaca vengo a tocar solo con mi guitarra como empecé a hacerlo hace unos 25 años, y tengo fácil diez años que no lo hago”.

“Voy a regresar al rupestrazo” dice el creador de la Serenata pacheca, mientras  atiende un whatsapp de su doctora en la que le pide permiso para echarse hoy unos tequilas.

“Desde que era niño empezó este desmadre, de la escuela hacia la casa eran 150 metros, en esos 150 metros yo iba contando y tarareando lo que me había sucedido en la escuela ese día. No sé, cosas del tipo me cagó la maestra, reprobé tal materia. Llegaba a mi casa y lo escribía, era como un diario”.

“Llegando a la adolescencia un primo maestro de guitarra clásica me dio un curso con un metrónomo que a mí me cagaba.  Le decía, no lo que yo quiero que me digas es como tengo que hacerle aquí, como va este tono”.

“Él me dijo, lo que tú quieres es cantar canciones, ¿cuál quieres canta en específico? No güey le dije, yo tengo muchas cosas en la cabeza que decir y lo que quiero es conocer los tonos, no solo cantar canciones, sino hacer yo las canciones”.

El autor recuerda que las primeras canciones que escribió fueron de amor, dirigidas a sus compañeras de la secundaria

“Yo siempre he sido muy feo, pero ahí me di cuenta de que la guitarra mata carita y todo  lo que sigue. Ya cuando salí de la secundaria empecé a detestar las canciones de amor , vengo de una familia de once y yo era el más chico , crecí con todas mis hermanas chutándose a Camilo Sesto, Rafael , Sandro de América, Leonardo Favio, Palito Ortega, el mismo Juan Gabriel , un montón de tipos y de tipos letras que odiaba”.

“Yo decía, no mamen, ¿no pueden hablar de otra cosa que no sea el amor?”, entonces Palomas cuenta que empezó a escribir canciones diferentes

“Ya tiempo después me hice gerente de una refaccionaria propiedad de mi familia, era como un gato de angora, y entonces me invitaban a ser parte de la Clica, nos metimos a un concurso universitario y nos fue bien”.

“Y ahí fue, la primera vez que me subí a un escenario y cante mis canciones y me di cuenta de que la gente se identificaba con ellas, fue un vicio que a partir de ahí ya no me pude quitar”.

“Un día la Clica me dejó plantado y tuve que cantar mis canciones yo solo, me di cuenta de que me iba mejor que con la misma banda”.

Palomas comenzó entonces a componer canciones sobre temas de los que en su  natal y mochisimo Aguascalientes nadie hablaba.

“A la zona de tolerancia de Aguascalientes, la Violeta. Al equipo chafa de beisbol de la ciudad, los Rieleros. A Lupillo, un agente de tránsito que trabajaba por gusto y que fue caricaturizado en La familia Burrón. A la Feria de San Marcos con sus ondas reales, la gente borracha, vomitada, cagada y sin dinero. En las peleas con las familias, en el gasto excesivo del dinero que ni siquiera se tiene”.

“Así que al final  un día vendí mi coche para grabar mi primer material, de eso han pasado 25 años y tengo ya 25 discos bajo el brazo”.

De sus odios y fobias, el Armando Palomas asegura que nunca he estado en un programa de televisión.

“Son diferidos, y esta lengua rasurada  no está para decir su verdad sobre muchos de los sentires de su país. Para que alguien se la mutile después”.

“En el Vive Latino me decían, pinche Palomas te vendiste, pero güey todos tenemos un precio, tenemos que comer. La gente se sentía traicionada, y cuando llegue al Vive me dijeron que le bajara tantito, nada contra Peña Nieto y Televisa, pero hice todo lo contrario, me dije, me está viendo un madral de gente y en estos momentos es cuando tengo que decir las cosas”.

Palomas acabó organizando una mentada de madre contra Peña Nieto y Televisa coreada por quince mil personas, a lo que su tiempo en  el escenario se hizo más pequeño y la certeza de que tal vez nunca lo volverán a invitar a tal magno evento, se hizo más fuerte.

“Siempre he tratado de ser coherente, aceptando y cantando sobre mis vicios y mis honrosas y desastrosas borracheras, acepto que no soy poeta sino un ojete que se aprovecha de la poesía para poder meter a alguien a la cama. Aceptó todos los adjetivos que me diga la gente, menos traidor”.

Del millón de personas que se reunieron en el homenaje a Juan Gabriel, Palomas quiere apuntar primero que el escritor o periodista que comparó a Juanga con Charles Bukowski (del cual asegura que afortunadamente no se sabe su nombre) “merece irse al limbo, a chingar a su madre donde nadie lo escuche”.

“Yo fui a ver a Juan Gabriel en abril. Fue un gran cantautor de masas, no le quito el mérito a su trabajo, no quiero delimitarlo ni sepultarlo ni degradarlo, porque tratar de pendejear lo impendejeable te puede convertir en un pendejo señalado”.

“Pero tuvo un gran aparato de marketing, le tocaron los tiempos villanos y sin escrúpulos de Raúl Velasco con Televisa en sus meros moles, estamos hablando de la mafia, el formó parte de eso. Formó parte de ese grupo que en sus buenos tiempos transformaba en zombis a todos los escuchas y televidentes”.

“Alguna vez me invitaron a hablar al Festival de Cine de Guadalajara a  hablar de la muerte de Pedro Infante, la cual es  la muerte más monstruosa y estruendosa de todos los ídolos de México y que el único que iba a lograr algo similar cuando se muriera era Juan Gabriel”.

“Y mira que así fue, las cenizas de Juan Gabriel ni quiera estaban en Bellas Artes con toda esa gente adorándolo. Su muerte y velorios representan perfectamente al pueblo mexicano, al gran circo en que vivimos y dentro del cual pensamos”

Palomas dice que ya es costumbre que “la gran familia mexicana se mofe de la gran familia mexicana”.  Apunta que la televisión es un espejo donde se  están burlando todo el tiempo de quien presta el reflejo, quien además al final pide más.

De los políticos mexicanos dice que prefiere parafrasear a Arturo Meza. “Los políticos lo único que necesitan es un pinche balazo en la cabeza”.

Se le pregunta si con sus críticas feroces a rockeros relativamente jóvenes como Enjambre, Zoe o Ximena Sariñana no está negando la posibilidad del futuro

Palomas parece acostumbrado a la pregunta y recuerda su disco Que se muera el rock  y también el pop, donde no dejó títere con cabeza.

“Hable  de Alejandro Lora, quien es el Juan Gabriel del rock. En un principio traía toda la onda contestataria y fue decayendo hasta quedar en  una caricatura, que acabó haciendo un video con Rayito colombiano. Se puede ceder en algunas cosas pero no hacer el ridículo”

Para el Palomas la verdad parece ser amargura y viceversa, con la salvedad de que ya ni parece importarle la diferencia.

“Hable del rock de la tele, que nosotros lo vivimos y las nuevas generaciones lo atesoran de otra manera”.

El Palomas defiende su derecho a decir que algunos de sus colegas son una mierda. “Si apesta no te puedes hacer menso y decir ah que bonito suenan estos cabrones”.

“Creo que este país tiene el rock que ni siquiera quiere, Televisa ha creado puro ídolo de cartón. Pero tengo la fe de que estos tiempos tan duros están arrojando un semillero de chavos que le dan al rock and roll y se dan cuenta de que este si es rebeldía y una actitud contestataria y sexosa”.

Armando señala que sus rolas han recorrido generaciones, con fans hasta de trece años. “Hoy las bandas de música tienen una información diferente y no están dispuestos a quedarse callados , estáticos y en la pendeja

“Creo que en tiempos muy próximos habrá una desbandada de artistas  en la música, en la plástica, que tendrán todo que ver con este enojo y  malestar general que recorre México”

“Hoy por lo pronto los chavos ya no ven la tele, la información les corre diferente. En un país cuyo presidente es un chiste”.

Con collarín en el cuello gracias un trancazo que se puso del que no quiso dar detalles, Armando Palomas luce como un boxeador algo apaleado pero animoso e implacable para dar la siguiente pelea y saltar al ring en la próxima campanada.

El hombre que ha hablado sobre perros, enamorados, mujeres y pobres diablos atropellados, mira con esa luz de faro que ha caracterizado la sinceridad de sus más de dos mil canciones , mientras define con una frase su papel dentro de esta noche que está en la esquina y está esperando por ti.

“Los inconformes seguimos siendo los mismos de siempre. Y eso está cada vez más chingón, sobre todo cuando estás bien seguro de que nunca dejaras de ser el viejo del costal”.