¡Mi reino por un adaptador!

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Por Rodrigo Islas Brito

El cambio analógico significó para Angélica Barrera Hernández,  una epopeya digna de quedar en los anales de los esfuerzos desesperados.

“Desde que supe de eso me empecé a mover. La televisión es lo único que me distrae de mis problemas”.

Afirma Angélica, próxima a cumplir los sesenta años, quien habita en un edificio de tres acotados departamentos, trabaja en una tienda departamental  y vive con un hijo al que casi no ve, y que cuando lo ve, al poco rato ya quiere dejar de verlo.

“Él y yo tenemos una relación difícil. Así que la tele, las telenovelas, el noticiero de López Doriga son mis únicas distracciones cuando regresó del trabajo”.

Barrera no quiere aclarar que trabajo desempeña en la tienda departamental en la que trabaja, ni tampoco quiere dar el nombre de esta.

“Digamos que estoy en atención a clientes”, matiza la entrevistada para después comentar que el televisor digital que actualmente reposa en una pequeña mesa de su departamento de tres cuartos  y un baño lo sacó a crédito en su trabajo, con unas mensualidades que según calcula no terminará de pagar hasta septiembre o noviembre de este año.

Angélica comenta que pensó en acudir a los televisores del programa Prospera que el gobierno federal estuvo regalando por todo el país, pero que nunca supo con quien conectarse para conseguirlo.

“Preferí comprarlo, así tengo como reclamar si no me funciona. A un regalo en cambio no puedes reclamarle nada”.

Recuerda el caso de las cientos de pantallas digitales regaladas por el gobierno del Distrito Federal que hoy simplemente no funcionan y han dejado a sus beneficiarios en un apagón existencial.

La entrevistada cuenta que su pantalla digital de color blanco la adquirió por ahí del 22 de diciembre, pues según creía ella el cambio del formato analógico al digital se daría a partir del 25 de diciembre.

“Eso me habían dicho. Así que ya estaba yo bien preparada con mi nueva pantalla, pero la imagen se seguía viendo igual, y yo me preguntaba porque si se supone que el digital se veía ya mucho mejor”.

El golpe vino para Angélica el 31 de diciembre del año pasado cuando su flamante televisor se quedó en blanco, sólo con la capacidad de agarrar la señal del canal nueve de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV).

“No es por nada, pero yo no me endeude con esta  cosa sólo para terminar viendo capsulas de cocina o programas locales. No era esa la idea”.

Angélica cuenta que tuvo el peor de los años nuevos, sumida en un silencio que no le recomienda a nadie. La búsqueda que empezó el 31 la llevó por los distintos grandes almacenes de la ciudad donde en todos le dijeron que no tendrían adaptadores hasta dentro de quince días o hasta un mes.

Entonces se dirigió a los mercados de fayuca de la Central de Abastos, donde la respuesta fue la misma.

“Estaba yo que no me calentaba ni el año nuevo. Una vecina me explicó que podía escanear los canales en la misma tele, pero la verdad es que eso de la cuestión tecnológica no se me da”.

La empleada de almacén finalmente consiguió, en circunstancias de las que no quiere hablar, una antena que le permitiría ver sus ansiadas telenovelas de mujeres narcotraficantes intrépidas que pasan en el canal cinco  de Televisa un poco más allá de la media noche.

“Ahorita está una que se llama La viuda negra, es sobre una narcotraficante colombiana que fue la que metió la cocaína a su país. Lo que me gusta de ese tipo de novelas no es que sean sobre delincuentes, sino que trata sobre mujeres que no se dejan, sobre mujeres que logran lo que quieren a pesar de que al resto de la gente no le guste”.

Angélica decidió entonces esa noche- madrugada del primer día del 2016, tomar su inversión por sus propias manos, y ante la ausencia de algún profesional eléctrico que pudiera venir a instalarle su regreso a su televisada normalidad, decidió hacerlo ella misma.

“No sé que hice, pero la cosa es que fundí la instalación eléctrica de todo el edificio. Lo bueno es que ya eran como las tres de la mañana y todos en el edificio o no estaban o estaban dormidos”.

“En cuanto amaneció me fui por un electricista que me viniera a cambiar el fusible. Afortunadamente lo encontré, todo crudo y todavía medio borracho, pero lo encontré. El vino y ninguno de los vecinos se dio cuenta de lo que había pasado”.

Se le pregunta a Angélica si verdaderamente la televisión es tan necesaria para ella, si nunca contempló la posibilidad de quedarse sin su compañía.

“No, nunca. Yo entiendo a la gente más joven cuando dice que no necesita la televisión. Que tienen internet en sus computadoras  y que con eso tienen para estar entretenidos. Pero a mí nunca se me ha dado el manejar ningunas de esas dos cosas”.

Además Barrera Hernández señala que incluso aquellos que dicen no necesitar de la televisión, son los primeros desesperados.

“La hija de una amiguita mía es maestra, y andaba diciendo que ella  y su familia estaban mejor sin la tele, que ahora si iban a tener oportunidad todos en su casa de conocerse, de platicar. Hasta me contaron que en su facebook puso algo así  como que ahora era oportunidad para que todos agarráramos un libro y nos pusiéramos a leer”.

“A los tres días ya había contratado el Dish. Creo que pagara cuatrocientos pesos mensuales”.

Angélica reconoce por otra parte el temple de contemporáneos suyos que realmente pueden vivir sin televisión.

“El esposo de otra amiguita, tiene su negocio de casetas telefónicas y ahí nunca vio televisión. Le regalaron una pantalla del gobierno y ahí la tiene embodegada”.

La entrevistada afirma que no siente que tenga que pedir ninguna  disculpa por su afición a ver las telenovelas de Televisa.

“Yo le chingo todos los días como para que algún chamaco caguengue venga decirme que le sigo el juego a no sé que don poderoso Juan de las Pitas”.

Subraya algo molesta Barrera, en relación a  algunos de los tópicos que marcan las discusiones con su único hijo.

Sin embargo, la felicidad televisiva de Angélica Barrera hoy no es completa. Su televisión digital está perfectamente instalada, pero por alguna razón no registra el canal cinco, razón por la que la mujer tiene ya casi una semana sin ver sus telenovelas de narcas colombianas.

Angélica aclara la garganta y define el sentimiento.

“Nada nunca es perfecto”.