El Brasil transfigurado de Joca Reiners Terron

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Por Rodrigo Islas Brito 

Joca Reiners Terron  es un prosista  brasileño que afirma que el solo escribir en portugués es en sí ya un acto de rebeldía.

“Hay muy pocos lectores y todavía menos editoriales”

En 2012 Joca recibió la invitación de un grupo de teatro de Sao Paulo para escribir una obra. El grupo  es muy conocido en Brasil por ocupar espacios públicos, en iglesias, en uno de los ríos que atraviesa la Sao Paulo, y  en un cárcel kilométrica en la que se registró  una histórica masacre de prisioneros.

“Eso de que el brasileño es una persona receptiva y hospitalaria es un  mito. El nuestro es un país con una historia muy violenta. La palabra cordialidad viene de corazón, y en sentido no creo que el brasileño sea muy cordial”

“La elite brasileña es muy egoísta y estúpida. No quiere repartir nada, en Sao Paulo hasta la basura tiene rejas. No quieren compartir ni eso”.

Reiners, quien está en la promoción de su más reciente novela “La tristeza extraordinaria del leopardo de las nieves” editada por Editorial Almadia, mira al cultivo de la herencia cultural africana una válvula de escape que puede ayudar a las tensiones raciales que azotan cada vez más al país carioca.

“Que los europeos aculturados comprendan que en Brasil nadie es de ahí, que todos venimos de fuera”

Joca aclara que, pese a la opinión que puede tener sobre los problemas ancestrales que rigen su país, no se considera un escritor político, aunque eso no le impide reconocer que Brasil está hoy en un momento frágil política y económicamente hablando.

Dice que, en ese sentido la literatura cada vez necesita ser más recuperada en Brasil, y habla  Bom Retiro, el barrio de los  migrantes que llegaron a Sao Paulo a finales del siglo 19 y principios del 20, con italianos y judíos  entre sus principales colonizadores que sirvió de estructura a su novela.

“Se quedaron más allá de la línea ferroviaria. Hoy ocupado en su mayoría por coreanos. Pero también por la inmigración de Sudamérica: peruanos, bolivianos, paraguayos”.

“El barrio es una reducción de Sao Paulo. No se ocupa de su propio pasado. Es un barrio que se construye, se destruye y se construye de nuevo. Cada generación de migrantes que llega pone ahí sus tradiciones y va soterrando las anteriores

Joca mira a Bom Retiro y a su patria como un lugar en eterna bronca con su  propio pasado, donde ejecutar a los drogadictos adictos al crack de la gran Colombia, un barrio contiguo, es visto ya como una política pública frente a un problema de salud pública.

De lunes a viernes Joca se dio a la tarea de trabajaba con el grupo teatro, cinco horas diarias.

“Empecé a observar las dinámicas de Bom Retiro, donde los judíos son dueños de los predios donde contratan a los coreanos, que a su vez son alquilados por instituciones menos que humanas”.

El autor habla de que su novela habla sobre vidas paralelas en permanente búsqueda por una identidad que no alcanzan a distinguir.

Comenta que, sus personajes son muy distintos entre sí, pero todos sufren de una falta de identidad, como el Mecanógrafo, el narrador de la historia, atrapado en un  mundo de caminos que adivina pero no conoce, de donde no puede distinguir no de donde viene, ni para donde va.

“Personajes que viven en el límite”. Joca habla ahora sobre la colonización sobre las cuarenta mil lenguas distintas que existían en Brasil, de las cuales hoy solo hablan unos cuantos.

“El resto ha sido destruido. La cultura en Brasil se transfigura en un racismo terrible”

Afortunadamente Joca Reiners Terron no es un escritor político.