Las razones del villano favorito: Flavio Sosa

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Flavio Sosa dice que la ingobernabilidad está creciendo en el estado de Oaxaca y afirma que no tienes ganas de regresar a la cárcel.

Villano favorito de buena parte de la sociedad oaxaqueña que lo culpa del tamaño de sus desgracias desatadas desde el conflicto social que diezmó a Oaxaca en el 2006, en el cual fungió como dirigente y la cara más visible de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), al actual dirigente de Comuna Oaxaca, se le pregunta en conferencia de prensa si apoyaría una confrontación violenta de la Sección 22 contra los cuerpos de seguridad del estado, frente al desmantelamiento del sindicato emprendido hoy por el gobierno federal, tomando como punto de partida la reforma constitutiva por decreto del principal pulmón económico y de control de la sección magisterial, el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

“Ya fui a la cárcel un año y medio, Cesar Mateos (integrante de comuna y con quien Flavio comparte la conferencia) estuvo cerca de un año, Ignacio García Maldonado (asesinado hace más de un año) también”.

“Nos quemaron nuestras oficinas. ¿Tú crees que tengo ganas de ir otra vez a la celda trece de tratamientos especiales (ubicada en la hoy celebre penal del Altiplano)?”

Flavio asegura entender que media ciudad (y estado) de Oaxaca lo odie y lo descalifique y la otra mitad por lo menos esté en la disposición de escucharlo.

“Lo entiendo, porque entiendo la magnitud del movimiento en el cual participe. Uno tiene sus propias responsabilidades históricas y creo que hoy de alguna manera trato de contribuir en la evolución histórica de esta sociedad”.

“Los grupos facticos están disputando el poder en este país. Militares, crimen organizado y grupos de intereses empresariales. Si estamos organizados y la movilización es pacifica puede estar el ejército en las calles y no nos derrotan”.

Comenta Sosa sobre el creciente militarismo que cunde por el país, y al cual según Flavio es “un pretexto de los políticos para gastar dinero y de los militares para estar en el poder”.

Flavio propone como métodos de resistencia ante el influjo castrense actual en la vida pública del país (cuya última baja fue un niño asesinado en una escaramuza en Ostula, Michoacán) cadenas de protesta en los medios de comunicación, en la redes sociales, con todo los ciudadanos pegando cartulinas en las calles.

“Como en una novela de Saramago donde van a la urnas a romper las boletas, con el gobierno creyendo que la sociedad los necesita cuando en realidad los detesta”.

Dice el alguna vez diputado local y federal, para después observar que “Claudio X González quiere ser el rector de la política educativo de nuestro país cuando no es más un empresario voraz”.

Sobre la reforma al IEEPO que ha venido por inmovilizar a una sección 22 que de un día para otro se quedó sin la convocatoria masiva que la caracterizaba, Flavio recuerda que, debido a algunas declaraciones pasadas, en estos momentos no es santo de la devoción de buena parte de la dirigencia de la sección 22.

“Han cometido muchos errores y no debe cometer un error más. Fue un error boicotear las elecciones, quemar oficinas, tomar gasolineras y tomar PEMEX”.

“Los maestros tendrían que dialogar con la sociedad, con los padres de familia, con las organizaciones y estructurar un movimiento de movilización radicalmente pacífica para echar abajo un decreto que no tiene ni pies ni cabeza”.

Flavio afirma que Educa apoyará a la sección 22 con movilizaciones pacíficas, en comunidades explicando los contras de la Reforma Educativa.

“La violencia no vale la pena, la confrontación de la sociedad no vale la pena”.

Sosa se dice estigmatizado por la prensa y la sociedad como un ser un ser violento en sus métodos de lucha, pero afirma que no existe una foto de él arrojando una bomba molotov o causando algún destrozo.

“El peor error de la 22, sería ahorita el de apostar por la confrontación”.

“¿Entonces podría resurgir la APPO tomando en cuenta el actual escenario?” se le cuestiona a su una vez líder.

“La APPO correspondió con un momento histórico de Oaxaca, 2006 -2007. Hoy son otras las condiciones”.

Flavio considera que la realidad es que al margen de la supuesta refundación del IEEPO, es tan poco importante el futuro de la educación para el gobierno estatal, que no ha podido sacar la ley estatal de educación en la Cámara de Diputados.

“La Cámara la tiene detenida desde hace meses con cinco o seis iniciativas. Incluso la de un diputado que se la calcó de otro estado”.

Flavio dice que la sociedad oaxaqueña está a la expectativa y asustada, con la Gendarmería Nacional, helicópteros y ejército en las calles, con un gobierno federal que no consulta al pueblo, sino que solo lo avasalla.

“¿Y cuando la sección 22 ha consultado al pueblo?”, se le cuestiona. Flavio refrenda.

“La sección 22 no puede cometer los errores que ha cometido sino se va a quedar aislada”.

Sosa propone un diálogo entre sociedad y magisterio para definir el rumbo de la educación

“Solamente con opiniones de gente informada podemos encontrar el rumbo de la educación, no es con golpes ni con decretazos”.

Menciona que Emilio Chuayfett, actual secretario de educación pública, cuenta con antecedentes criminales. “Es el responsable de la masacre indígena de Acteal, donde fue secretario de gobernación y alentó paramilitares”.

Se le dice que el gobierno federal solo tuvo que capitalizar en su embestida contra la 22, algo que todo el mundo en Oaxaca sabia, que IEEPO era una mafia y agencia de colocaciones para el magisterio y otros grupos políticos, donde hoy se sabe que hasta una diputada local tenía su buena plaza.

Flavio se muestra contrariado y ataja antes de que termine el cuestionamiento diciendo que el gobierno federal el que controla el dinero y es corresponsable de la turbiedad operacional del Instituto.

“Si creo que había aviadores. Había desvíos administrativos”.

“Sobre los comisionados políticos de la sección 22 es una cosa aparte y podemos criticarla y tener puntos de vista favorables o no”.

Sin embargo el activista argumenta que por algo la contraloría del estado no ha informado a la sociedad sobre “los desvíos del IEEPO”, y que debido a eso lo de su reforma no es una medida que convenza.

“¿El gobierno federal no sabe dónde está el dinero que se llevaron Miguel Ortega Habib y Ulises Ruiz? ¿O que las ciudades administrativas y judicial son una fraude al erario?”

“El gobierno federal quiere militarizar México porque es la única forma de salvar al gobierno de Peña Nieto”.

Cesar Mateos complementa, “hemos acompañado a Gabino Cué y colaborado en su gobierno, en este momento Comuna Oaxaca no está con él”.

Flavio considera que la figura del PRI como máximo instigador de todas las desgracias, con todos los partidos políticos sacando raja de donde se pueda e inmersos en sus propias dinámicas de corrupción, “es probable que ya este pasado de moda, pero hay que señalarlo”.

“Los partidos viven una crisis y están afectando a la sociedad. Todos. El llamado pacto por México es una crisis”.

De regreso al caso del niño asesinado por balas castrenses en Osula Michoacán, Flavio observa que hay que convocar a la sociedad, a una resistencia pacífica, al dialogo y el debate.

A Construir una nueva política de seguridad ciudadana desde la perspectiva ciudadana, tomando específicamente en Oaxaca desde la perspectiva de la comunalidad.

Finalmente sobre el reciente acto de intimidación que la Comisión de la Verdad para la violación a los derechos humanos del 2006 y 2007, afirma haber sufrido a manos de la policía federal, acusando que algunos de sus elementos quisieron entrar por la fuerza a sus oficinas, Sosa señala que Gabino Cué y el congreso local deberían de ser los primeros en levantar la voz.

“Es su función defenderla. Y a la sociedad hay que decirles que un organismo que tiene que ver con la paz y la reconciliación, y que no puede ser que sea agredido de esta manera”.

“Es una barbaridad donde el estado mexicano muestra su fascismo. El estado se comporta como una mafia y manda señales mafiosas, se mimetiza con el crimen que dice combatir”.

Minutos antes Flavio ha dicho que sabe que le ha tocado vivir en momentos como el 2006. Donde incluso la propia sociedad oaxaqueña fue solidaria con él y mantuvo a su familia cuando el fue a la cárcel hace ocho años.

Finalmente y de vuelta al cómo vivir en un lugar, Oaxaca, donde la sola mención de su nombre es pretexto para la descalificación y la amargura más inmediata, Sosa apunta.

“¿Cómo lo hago? Salgo a la calle, camino, acá vivo. Lo tomó como parte de esta realidad tan compleja que nos está tocando vivir”.