Mentiras benditas del Señor

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Foxcatcher (EUA, 2014) es una ópera sobre subir lento y caer muy rápido. Contando la verdadera historia de Mark Schultz (solvente Channing Tatum) el luchador olímpico y medallista, que cae bajo el influjo y patrocinio del millonario John Du pont (impresionante Steve Carrell) un tipo que no tiene más amigo que su dinero y más deleite que la presencia de una castrante madre aristócrata de altura amante de los caballos, para la que vive y a la que ama para odiar (Vanessa Redgrave).

A esta ecuación del desastre se une el hermano mayor de Mark, Dave ( Mark Ruffalo, con un maquillaje y una actitud que recuerdan a Burt Reynolds) quien solo quiere vivir tranquilo pero que perderá algo más que la tranquilidad en su búsqueda de las promesas de bienestar de un sueño americano que solo concatena desgracias, humillaciones y malos tragos en su búsqueda de una grandeza que nada tiene que ver con la verdad de la naturaleza humana.

Bennett Miller, director también de la soterrada Capote, le imprime un aura de abismo triste y siniestro a Foxcatcher, su revisión de las bases del American Dream (esfuerzo, competencia y muchísimo dinero) nada tienen de digeridas e idealizadas, y sí mucho de horribles, aciagas y desesperadas.

El John Du pont de Carrell, es un monstruo dormido de una frustración callada de alguien que nació para ganar, pero que a la larga no puede ganar nada. Con su nariz de bruja de Blancanieves, el personaje de Carrell parece poseer esa manzana podrida que acabará envenenando no solo a los que le rodean, sino también a él mismo y a sus sueños de estar de una vez por todas a la altura de su heredada importancia.

El Mark Schultz de Tatum es en comparación la víctima perfecta de un sistema americanizado, que busca ídolos para al final comérselos desde la entraña, y desecharlos como se desechan los sobrantes de una orgía.

Esa imagen final del personaje arrojado a las fauces de un populacho que exigen su sangre es de esas que se quedan con uno mucho tiempo.

Con un ritmo meditabundo, donde los silencios dan cuenta de la hondura de los infiernos, Miller y sus guionistas Dan Futterman, E Max Frye y Kristin Gore modelan una parábola sobre la búsqueda de la realización en una América de riqueza cancerosa y jodida, donde el descendiente de una familia que se volvió más rica que el Creador gracias a los esternones que desapareció la dinamita, es un pobre niño solo y feo que no puede hablar con Dios.

Alguien a quien el Creador de esa tierra de la gran promesa como insisten en vendernos a Estados Unidos, nunca santificará.

John Du pont es la encarnación de las mentiras y los espejos fragmentados de una God Bless América en la que nadie sale bendecido.