Júpiter y el reciclaje de la imaginería intergaláctica

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El destino de Júpiter (Jupiter ascending, 2015) es el pastiche de todo y de nada. Lana y Andy Wachowski escriben y dirigen una cruza de La Guerra de las galaxias, Cenicienta, Volver al futuro, El Chofer de la señora Daysi y los que se vayan acumulando, y lo curioso es que no les sale tan mal.

Mila Kunis, con sus ojos grandes y su cuerpo menudo interpreta a una inmigrante rusa que limpia retretes caros, y quien cual Anastasia moderna resulta ser la reina una monarquía intergaláctica conformada por los hermanitos Abraxas, el veleidoso cara de príncipe valiente Titus (Douglas Booth), la sabrosona e inalterable Kalique (Tuppence Middleton, incandescente, por mucho la verdadera revelación de la película) y el Darth Vader sin casco de hablar suave que parece salido de un grupo de teatro shakesperiano (el histriónico Eddie Redmayne, que pese a su pinta de nerd larguirucho logra otorgarle credibilidad a su rol de súper villano intergaláctico).

Juntos conspiraran contra la mucama valiente, a quien un guerrero cazador de recompensas con barba rubia oxigenada llamado Caine (un ponchadisimo Channing Tatum, que ha instaurado ya un toque de macho de mirada triste, harto sensible y bueno para los catorrazos) llegará presto a rescatarla del peligro con habilidades para la caminata voladora mas desarrolladas que el mismísimo Marty McFly.

Los creadores de Matrix ponen en movimiento toda la imaginería visual de la que son capaces y van por mas, no obstante veinte minutos de proyección que parecen hundirse en el bostezo, la cinta agarra vuelo y logra una cierta cohesión narrativa en la que los mas jóvenes encontraran referencias a la sangrona elegancia blanca de los Juegos del hambre, mientras que los ochenteros no podremos dejar de notar ese homenaje que los Wachowski le hacen al mundo abigarrado y de tramitología enloquecida de Brasil, hasta el punto en el que el mismo Terry Gilliam tiene un divertido cameo como empleado de ventanilla que se perdió en el hongo.

Este ascenso de Júpiter presenta fallas de intención y ritmo, sin embargo resulta infinitamente mas divertida que la fatal Meteoro (2008) pero proporcionalmente inferior a la compleja y estimulante Atlas del cielo (cinta que los Wachowski codirigieron con el alemán Tom Tykwer, en el 2012).

Si no se esta muy exigente, la cinta cumple. Si se esta muy exigente, el consejo es mejor bajar de internet una de Tarkovsky. Pues esta es una película donde salen dinosaurios voladores, matones rusos, extraterrestres enanos malvados y calvos y hoyos negros transuniversales. Este es un coctel de los hermanos Wachowsky