La Tierra pertenece al futuro, protejámosla del cambio climático” es la frase con que la ONU quiere focalizar esta jornada, conmemorativa de un tema que castiga a la mitad de los habitantes más pobres del planeta, que sobreviven en zonas degradadas, mientras que otros 1.500 millones habitan tierras en proceso de degradación.
La degradación de la tierra convierte a las zonas en lugares absolutamente inseguros y para la ONU esa inseguridad puede desestabilizar naciones, y regiones por entero.
El problema no es solamente para los países subdesarrollados: como consecuencia de los fenómenos de desertificación, para 2020, unos 60 millones de personas emigrarán desde las áreas desertificadas del África subsahariana, hacia África del Norte, rumbo a Europa.
Los objetivos de este año apuntan a la adaptación
El objetivo oficial de este año para Naciones Unidas es concientizar “acerca del potencial de la adaptación basada en los ecosistemas —es decir, la conservación y mejora de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para incrementar la resiliencia ecológica y reducir la vulnerabilidad de la población—, como estrategia para hacer frente a los efectos del cambio climático, especialmente en las tierras áridas”. El organismo global enfatiza que “los ecosistemas que gozan de salud son más resistentes a los peligros que presentan las alteraciones del clima”.
El secretario general de ONU, Ban Ki-moon, recordó en particular para este año que “la degradación de la tierra, causada o exacerbada por el cambio climático, no solo supone un peligro para los medios de vida, sino también una amenaza para la paz y la estabilidad”.
